Miércoles.
Miércoles y no he buscado el vestido.
Dios, ¿qué voy a hacer?
Estos días han estado muy pesados, casi no he dormido ni comido bien, pero bueno, todo sea porque me dejen estar en el departamento de cardiocirugia...
El viernes me darán la respuesta, y el viernes es el evento. Menos mal ya estoy en mi casa y podré descansar un poco. Si no fuera porque son casi la 1 am, saldría a buscar un vestido.
Llegué y me encontré con el portero del edificio que me dijo que me había llegado un paquete y que me lo habían dejado al lado del apartamento.
"¿Un paquete?, pensé extrañada"
Y se me hizo aún más raro cuando me dijo que era grande. Subí rápidamente, y allí estaba la caja. Una caja roja con un moño blanco, grande. Me acerqué y la levante, pero no la abrí hasta que estuve dentro. Dejé mi bolsa y mi chaqueta al igual que las llaves a un lado y antes de abrir la caja tomé un vaso de agua.
"¿Qué será?, me pregunté".
"Ojalá no sea Gregory, pensé".
Hablando de él, ha estado de intenso llamándome al consultorio, al celular, al teléfono de la casa, ¡es horrible!
En fin, decidí abrir la caja, pero antes vi la tarjeta, sentí alivio, alegría y curiosidad al leerlo:
"Cata, hermosa. Espero que te quede bien y que esto sirva para que estés más tranquila, no quiero que te estreses por nada. Llámame tan pronto lo recibas, estaré esperándote. Te quiere, Robert.
PD: No importa la hora, llámame, de verdad estaré esperándote"
Miré el reloj. "¿Lo llamó?, dude. No, es muy tarde", pensé.
Decidí no llamarlo. Abrí la caja y quedé atónita, había más cajas de diversos tamaños así que empecé con la más grande. Me enamoré del vestido que había ahí. "¡Dios que vestido tan hermoso! ¡Y es mi talla!", pensé emocionada. Era negro, llegaba justo por encima de la rodilla y tenía un lazo en la cintura con un elegante moño en un lado. Abrí la otra caja y había un par de zapatos y una cartera a juego con ellos. "¿Zapatos? Sonreí. ¿Y cartera? ¡Qué belleza!" Ambos eran plateados, completamente cubiertos de brillantes.
Cuando creí que no había más cajas me encontré con una muy pequeña, la abrí y creo que se me desencajo la quijada por lo que había dentro.
"¿Aretes?"
No cualquier tipo de aretes, me dijo mi subconsciente.
"Cierto, pensé. Parecen... ¿parecen diamantes? ¡No! ¿No?"
¡Y en forma de corazón!
Estaba muy sorprendida. ¡Robert es un amor! Se tomó el tiempo de comprarme todo esto para el evento, y debió costarle no cualquier cosa... sobre todo esos aretes. Literalmente me puse a dar saltos por toda la sala.
"¿Cómo sabia mi talla?", pensé mientras me miraba al espejo midiéndome el vestido y los zapatos. Me quedaban a la perfección.
Esa noche casi no dormí de nuevo. Y los días que siguieron si acaso nos mensajeamos con Robert. Le agradecí por su detalle e intenté convencerlo de devolverle el dinero que había gastado, pero no me dejo, y ni modo de discutir por eso.
***
Llegó el tan esperado viernes y la emoción me brotaba por los poros.
En la mañana me dieron la noticia de que estaría en el departamento de cardiocirugia acompañando a Lucy en algunas operaciones. Tendría un sueldo extra por eso. Saqué la mayoría de citas posibles antes de las 4: 30 pm, había quedado con Robert a las 7 pm y quería estar lista.
Lucy me ayudó con el arreglo y quedó también muy sorprendida.
—Tiene muy buen gusto para ser hombre —dijo riendo, mientras me ponía algo de maquillaje en los ojos. Los delineó con finura y puso un poco de sombra oscura para realzar la mirada.
—Ay Lucy, ¡por Dios! —respondí riendo—. ¿Acaso no lo has visto a él? ¡Es puro estilo!
Seguimos charlando un rato. Eran las 6:30 y Lucy tuvo que irse.
Estuve un rato sentada en la sala con una copa de vino en mi mano y mirando hacia la nada, pensando en lo que se avecinaba esta noche. No sería cualquier cosa, estaba nerviosa pero emocionada como pocas veces. También un poco nostálgica. En días como este extrañaba a mi familia. La copa se debía a eso. Acababa de colgar con ellos y habíamos brindado a la distancia y me había atrevido a contarles acerca de Robert, presentía que quizás a partir de esta noche, mi nombre sonaría un poco más. No estaban muy contentos, pero me apoyaron. Al fin y al cabo, como dijo Andrés, mi hermano mayor, yo ya tomaba mis decisiones. El timbre del teléfono me sacó del letargo, y el portero me avisó que Robert había llegado. Me puse los tacones, y una pulsera que me había regalado mi papá, era delgada y de dar varias vueltas, tomé la cartera, respiré hondo y Salí.
***
Desde la mañana, Robert había estado muy emocionado.
¡Por fin volvería a ver a Catalina! Y la tendría durante prácticamente toda la noche.
Habían hablado a eso del mediodía, Cata le contó que le dieron la tarjeta de cardiocirujana de segunda orden y que a partir de la próxima semana iniciaría en la sala de cirugía. El actor la felicitó y también se emocionó. No quería parecer egoísta, pero después de pasar tantas pruebas para obtener su tarjeta ya tendría más tiempo para él. Hablaron también de eso y de que a partir de la otra semana tendrían las citas decentemente.
Robert también se sentía nervioso. Muy seguramente los medios empezarían a especular y no quería que Cata se sintiera incomoda. Llegó al edificio donde vivía la médica, y mientras el portero le avisaba se bajó del auto para recibirla.
Robert casi perdió el habla de la impresión. Cata estaba en realidad hermosísima. No creía que se pudiera ver mejor de lo que ya la había visto, pero se sorprendió.
Bendijo mentalmente a Gwyneth y Scarlett porque ese vestido le quedaba perfecto. Parecía toda una artista de Hollywood, podría pasar por eso fácilmente. Y a todo se le agregaba la sonrisa que traía adornada de un fuerte estilo rojo y que sin querer arrugaba su nariz tenuemente.
"Creo que encontré mi debilidad", pensó mientras la veía.
—¡Rob! Te ves muy bien —saludé al llegar a su lado. "¡Vaya que sí!, pensé. Tan elegante, tan él"
—¡Vaya! Aquí la que se ve bien eres tú, mírate, ¡eres toda una reina! —dijo tomándome una mano y dándome un beso en el dorso de esta a modo de saludo
—Bueno, gracias a ti —respondí sonrojada.
—A mí no tanto —repuso—. Scarlett y Gwyneth fueron las que escogieron las prendas, y veo que hicieron un excelente trabajo.
No pude evitar la sorpresa. —¿Quien? Rob, ¿ellas fueron las que escogieron la ropa? —pregunté atónita, él asintió— ¡Oh por Dios! ¡Que emoción!
Robert sonrió. Abrió la puerta del auto muy caballerosamente y luego subió él, me dedicó una sonrisa encantadora, se puso unas gafas muy elegantes y encendió el motor.
—¿Lista para esta noche? —preguntó.
Inspiré hondo y sonreí. —Como nunca.
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Ha llegado la tan esperada noche. ¿Cómo les ira?
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En mi corazón (Robert Downey Jr.)
FanfictionLa vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Si, hace parte de una canción. Y si, también suena a frase cliché. Pero, ¿que sucede cuando el destino te envía de frente contra una de las cosas mas increíbles de tu vida? Si Catalina creía que n...