CAPITULO 26: LA NOCHE DE MI VIDA

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Estábamos a pocos metros, y de repente un chico joven se acercó a nosotros. Reí al ver como casi se cae de la impresión al ver a Robert, y me pregunté si yo reaccionaba igual.

—Dios, ¡es Robert Downey Jr! —gritó mientras se quitaba el antifaz, se giró a llamar a alguien, pero Robert lo detuvo.

—Hey. No quiero que me reconozcan —pidió.

—Oh, perdón. Es que todos aquí te admiran. Seria espectacular... —repuso con emoción.

—Gracias. —Sonrió—. Pero lo que nosotros queremos es saber si podemos estar un rato en la fiesta. ¿Eres anfitrión?

—Sí, soy uno de los organizadores —dijo—. ¡Claro que pueden entrar! Esperen... esperen les traigo antifaces... —habló mientras corría hacia el quiosco.

—Vaya joven simpático. Bueno, no será necesario colarnos —dijo sonriéndome, le sonreí de vuelta y le iba a responder, pero en ese momento llegó el chico y nos entregó los antifaces. El mío era negro, con hermosas aplicaciones; mientras que el de Robert era de varios colores.

—Se les ven muy bien —elogió el chico—. Vamos —invitó mientras nos guiaba a la entrada—. Por cierto, me llamo Andrew.

Entramos a la fiesta, y era imposible no fijarse en que estaba lleno de chicos entre dieciocho y veinticuatro años a lo máximo. Andrew nos llevó hacia la barra principal y antes de irse -ya que lo llamaban- nos dijo que, si lo necesitábamos, preguntáramos por él.

Robert y yo pedimos un par de copas de Ron Siboney 34, mientras mirábamos la euforia de la celebración.

De repente, empezó una canción suave y fueron cuestión de segundos para que Robert dejara su copa y la mía a un lado y me llevara al centro de la pista, me acercara a él y me llevara al ritmo de la música que sonaba

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De repente, empezó una canción suave y fueron cuestión de segundos para que Robert dejara su copa y la mía a un lado y me llevara al centro de la pista, me acercara a él y me llevara al ritmo de la música que sonaba.

Hubiera deseado que la canción durara más. Sin embargo, lo que duró fue maravilloso con Robert prácticamente abrazándome, tarareándome al oído al ritmo de la canción, con solo parejas de jóvenes románticos a nuestro alrededor. Por un segundo, mi corazón se maravilló ante la hermosura de aquel momento. Al terminar la canción nos separamos suavemente y con una sonrisa volvimos a la barra.

—Linda canción, ¿no crees? —preguntó casi gritando debido al alto volumen del Rock que sonaba en ese momento—. Corta y sencilla, pero suficiente para decir lo importante.

Asentí. —Un contraste de música. Es raro entre tantos jóvenes...

Robert iba responder, pero en eso sonó su teléfono, pidió permiso muy educadamente y salió hacia el parque. Suspiré mientras miraba a aquel hombre que me acompañaba y no pude evitar sonreír con plenitud.

***

Robert había estado deseando que sonara una canción como excusa para bailar con ella. Quería sentirla cerca, muy cerca y aquella fue la canción perfecta. No sabía si Catalina había captado su indirecta con la canción, pero fue la canción perfecta para ella. Recibió una llamada de Joss avisándole acerca de las entrevistas que ya les habían planeado para la siguiente semana con respecto a la película, cuando vio como un joven se le acercó a Cata.

"¿Quién es ese?, se preguntó, ¿qué quiere con Cata?"

Estuvo a punto de colgar, pero no podía hacerle eso a Joss. Su enfado creció un poco más al ver que no era el único que la observaba con atención. Era normal, Cata no era una mujer que pasase desapercibida, reconoció, pero no le gustó para nada.

Celos. Celos de una partida de chiquillos.

Se quedó mirándolos para ver que sucedía, oyendo a Joss sin realidad hacerlo.

***

Estaba esperando que la llamada que le llegó a Robert no fuera de ningún inconveniente, cuando vi como un chico se me acercó tambaleándose.

"¿Y este?", pensé.

—¿Por fin sola? Pensé que ese señor no te dejaría en paz...

Bufé. —Ese señor es mi pareja —repliqué mirando mi copa vacía. "Vaya, eso sonó bien, pensé, mi pareja."

El joven rio burlonamente. —¡Como sea! Soy Charlie, te invito a una copa... y a algo más si deseas... —dijo mientras me extendía un coctel, se veía un poco pasado de licor.

No pude evitar reírme. —¿En serio? Primero: eres un niñito, y segundo: no recibo licor o cualquier bebida de gente extraña, no quiero despertar un día en una tina llena de hielo y con una nota que me aconseje ir al hospital porque he perdido el páncreas...

Charlie rio estruendosamente y casi cae. "¿De qué se ríe?, me pregunté, hablo en serio"

—Primero: La edad es lo de menos y segundo: Bien. Entonces que el barman te sirva una copa para que mires que no soy un traficante de órganos —dijo mirando al barman que inmediatamente me sirvió una copa, la recibí por educación.

—Listo, ya la recibí. ¿Contento? —pregunté algo irritada. Alabé mentalmente a Dios al oír la voz de Robert a mi lado.

—¿Te están molestando Cata? —preguntó seriamente mirando al chico un poco más alto que él. Sonreí para mis adentros por eso y con la mirada le hice saber que sí. Me emocioné al ver que me entendió.

—Ay señor. ¿Ya volvió usted? —repuso con desdén—. Ahora yo estoy aquí —dijo ya arrastrando las palabras—. Vine a invitar a una copa a esta linda chica ya que usted la dejó sola.

—Si ya vi. Pero ya volví, ahora yo la puedo invitar a una copa. —Sentí como reprimía una risa, al igual que yo.

—Lo siento. Pero en estos momentos, la chica tiene la copa que le invite —dijo de manera irritante—. Y aún está llena, así que: aquí me quedo... —resolvió.

"¿Esta retando a Robert? Lo que me faltaba".

Robert se tensó. Me preocupé de su reacción, así que me apresuré a intervenir.

—¿Ah es eso? ¿La copa? —pregunté—. ¡Haberlo dicho antes! —dije tomándome de un golpe la susodicha—. ¡Listo! Ya me lo tomé, muchas gracias, ya te puedes ir...

Vi como el chico y Robert quedaron con una cara de sorpresa, pero sonreí al escuchar risas de parte de Robert y la cara de confusión la del chico.

—¡Allá tú! Te lo pierdes —aseguró mientras se tambaleaba hablando solo hasta el centro de la pista.

Giré a ver a Robert y reí al verlo riéndose por lo que acababa de pasar. Estaba riéndome cuando recordé que nunca había tomado tequila por lo que sentí la sensación fuerte en mi garganta que me hizo toser, Robert me dio unos golpecitos en la espalda mientras seguía riéndose que me calmaron un poco.

—¿Que fue eso? —preguntó ya terminando de reír.

—No sé —respondí encogiéndome de hombros—. ¿Estuvo mal? —pregunté.

Robert negó con la cabeza. —Estuvo perfecto —dijo mientras pasaba una mano por mi mejilla en una sutil caricia.

Sonreí al tiempo que me sonrojaba.

"Que manía la de este hombre de hacerme sonrojar", pensé.


En mi corazón (Robert Downey Jr.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora