CAPITULO 19: REMEMBERING IS RELIVING (PART THREE)

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Catalina observó la preocupación en los ojos de Robert y eso la hizo recomponerse.

—No, no me golpeó —sonreí al ver como su expresión se suavizaba—. Pero si me gritaba y me insultaba, me llegó a levantar la mano varias veces, pero yo no reaccionaba ante nada. Mis colegas me aconsejaban y aunque yo era consciente no hacía nada. Me volví dependiente de él, hasta que un día reaccione cuando cayó la gota que rebosó el vaso... llegue una tarde después de mi trabajo a mi departamento y lo encontré ahí... —. Se me nublaron los ojos otra vez—. Con otra mujer... en mi cama... —sentí como una mano de Robert rozaba mi mejilla y fue cuando caí en la cuenta de que estaba llorando. Recordé ese día...

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—¡¿Qué es esto?! —grité mirando a Gregory y a su amante en mi cama, desnudos, en plena faena y sonriendo cínicamente.

—¡Catica! Llegaste temprano... Se me perdieron mis llaves y aprovechando que tenía una copia de las tuyas vine aquí —dijo poniéndose el bóxer y dirigiéndose a mí—. Mira, ella es Ashley. Ashley, ella es Catica —agregó mirando a la rubia y delgada mujer que se ponía la ropa interior

—¡Un gusto, Catica! —respondió sonriendo—. Ya tenía ganas de conocerte.

"¡Que carajos!", pensé. No supe cómo reaccionar o que decir así que le acerté una bofetada a Gregory mientras escuche una carcajada de la rubia.

—¿Cómo pudiste? —atiné a decirle llena de rabia—. ¡Y en mi casa! —grité mientras veía una sonrisa burlona posarse en el estúpido rostro de Gregory.

—¡A ver, a ver, ya! Deja la gritería, me aturdes... —dijo.

—¡Eres un cínico! ¡Qué asco me das Gregory! ¡Te largas de mi casa ahora mismo con tu amante! –grité aún más fuerte—. No te quiero volver a ver en mi vida, ¡ni en la que sigue! ¡Nunca más!

—¡Ja! Bueno, ya me voy... Pero antes, Catica ¿de verdad creías que yo te era fiel o algo así?, eres una aburrida y sosa, y ahora tonta también, ¿no? Que lastima —dijo acercándose más—, la pasábamos bien en la cama, pero ya me dabas pereza —hizo una expresión de asco hacia mí, solo pude darle otra bofetada en respuesta—. ¡No más! —Gritó—. No te atrevas a hacerlo de nuevo, ¡o te vas a arrepentir! —cogió su camisa, pantalón, zapatos y salió del cuarto diciéndole a la rubia que la esperaría abajo.

—¡Hey chica! Los hombres como Gregory no son fieles, yo solo estoy con él por diversión —dijo poniéndose los tacones—. Pero no te preocupes, no eres la única ilusa —enarqué una ceja en su dirección—. Sí, hay otra mujer—sacó su celular y me mostro una fotografía, vi a una mujer pelirroja de ojos azules y pecas con una bella sonrisa—, se llama Valery —me dijo— y ella es la oficial, están juntos hace tres años y se van a casar. ¡Pobre ilusa! —dijo burlonamente la rubia, se dirigía a la puerta de salida, pero se giró—. Catica, ¡no te dejes acabar por un inútil así! ¡Disfruta la vida! —y con otra risotada se fue cerrando la puerta.

En ese momento caí en el piso sintiendo mi alma fracturarse en mil pedazos.

"Como... ¿cómo paso esto? ¿En qué momento?, me pregunte. ¡Fui una idiota! ¡Una ilusa!"

De pronto sentí como me inundaba en lágrimas incontrolables y algo dentro de mí ya no era igual, algo ya no iba bien... seguí llorando mientras me desvanecí en el piso...

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Robert no podía creer lo que escuchaba. Cuando Cata terminó de contarle su historia, solo pudó odiar y maldecir a ese tipo. ¿Cómo le había hecho algo así?

—¡Es un imbécil! Tú no te merecías eso Cata, ¡ninguna mujer se lo merece! –Dijo tratando de calmar el llanto de ella con un abrazo—. Siento mucho que hayas vivido eso con ese hombre, pero admiro tu valor, más después de volverlo a ver...

El abrazo de Robert me reconforto. —Gracias, Rob —dije separándome un poco y limpiándome las lágrimas—. No sé cómo soporte verlo de nuevo, solo sé que ya no pienso dejarlo entrar en mi vida.

—Y yo tampoco voy a permitirlo —intervino—. Ahora me tienes a mi Cata. No dejare que te haga daño —dijo con dulzura, logrando hacerme sonreír—. Eso, así está mejor, me encanta tu sonrisa... y para que sigas sonriendo, mira esto es para ti... —dijo mientras me pasaba un sobre.

—¿Qué es? –pregunté con curiosidad.

—Ábrelo... —respondió sonriendo.

Sonreí de nuevo. Abrí el sobre y lo que vi allí hizo que terminara de pasar el amargo sabor de hace un momento.

"¡Oh Dios! ¡Oh Dios mío!", pensé.

—Esto... esto es... —dije mirando a Robert incrédula. Él asintió sonriendo de forma más encantadora, imposible.

En mi corazón (Robert Downey Jr.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora