En mi corazón (Robert Downey Jr.)

CAPÍTULO 63: LOS PADRES DE MI NOVIO

—Mira Susan no creo que sea muy adecuado que te esfuerces en hablar, acabas de salir de una cirugía muy complicada y necesitas descansar —dije, me interrumpió levantando la mano.

—¡No te preocupes! Seré breve —dijo, asentí y me puse frente a ella—. Nenita, creo que no te agradecí por lo que hiciste por Exton hace un par de semanas. Te comportaste como una madre y antes te ofendí, así que primero pido una disculpa por eso —repuso—. Ahora, quiero agradecerte por salvar mi vida. No sé qué paso en esa sala, solo sé que lo único que recuerdo es un fuerte dolor en el pecho seguido de ahogo y oscuridad y ahora me despierto aquí con tantos tubos y bolsas y un gran cierre en mi pecho y entiendo que si estoy aquí fue por ti. Si te estoy diciendo esto no es porque quiero que seamos amigas, todo lo contrario: ¡aun no me caes bien! —Enarqué una ceja en su dirección—. Pero eso no quita el hecho de que me diste una gran lección de nobleza y humildad, siento que lo menos que puedo hacer es agradecerte así sea con palabras y tragarme el orgullo. —Hizo una pausa y rio—. Aunque debo confesarte que si me hubiera enterado de lo del corazón desde antes aun así hubiera recurrido a ti, tienes muy buenas referencias —murmuró—. En fin, como te digo aun no me caes bien, aunque no sé porque, pero quiero que todo termine por la paz, al fin de cuentas aun eres la novia de Robert y tendrás que frecuentar a Exton y me da gusto saber que le das un buen ejemplo porque eres una buena chica, eso no te quita lo nenita y aún estoy en mi posición de que tú y Robert no terminaran juntos, pero si eso llega a pasar, si tú y el terminan juntos, sabrás igual que nuestra relación será tolerable. Pondré todo de mí en ello, quiero ser libre y amar, si sigo hostigándote no lo lograré así que no lo haré más, cuenta con ello. Eso es todo. —Terminó recostándose con una mueca de dolor y mirándome expectante, la verdad es que creo que mi cara lo decía todo, estaba totalmente sorprendida por lo que me había dicho.

—Bueno, agradezco tu sinceridad –logré decir después de desarrugar mi cara de la sorpresa—. Y no tienes que agradecerme nada, esto es parte de mi vida y trato de hacerlo bien, el mundo lo merece. En cuanto a la nobleza y humildad, trato que sea parte de mi esencia, mi orgullo no vale más que una vida. —Me puse de pie, me despedí estrechando la mano que me ofreció a modo de paz y salí aun aturdida por lo que había pasado allí.

Al día siguiente le conté todo a Robert y el también lucía sorprendido, pero más tranquilo de saber que por fin eso ya no sería más un dolor de cabeza para nosotros.

***

Los días pasaron y la recuperación de Susan con ellos.

Regresó a su casa con su esposo y aunque tendría que mantener controlando su corazón por el resto de su vida todos estábamos satisfechos con los resultados, es más, inicié una investigación para saber si el hecho de que la madre sufriera trastornos cardiacos interfería en que el hijo también los sufriera, si descubro que si sería un gran avance.

También pasaron las semanas y faltaba exacto una para la boda de Karla y Peter, lo que significaba que sí, hoy era la ida a la casa de campo de mis suegros y se me hacía imposible controlar la ansiedad que tenía.

Como la casa quedaba en el sur de California debíamos viajar algo temprano así que eran las seis de la mañana y ya nos encontrábamos en carretera. Yo iba adelante con Robert y en la parte de atrás iba Exton quien dormía y a su lado Indio quien llevaba sus audífonos puestos. Como el clima allá era algo caliente me puse un vestido holgado y un sombrero negro de ala ancha aparte de aquel gabán que Robert me compró para el picante sol que haría ese día. Prometió que sería un fin de semana fascinante y le creía.

Me sorprendió ver que llegábamos a San Diego. Pensé que sería algo más rural o campestre. Estábamos en San Diego en una de las épocas más calurosas.