CAPITULO 25: LUCES, CAMARA Y MÁS

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Durante el recorrido Robert me habló un poco acerca de lo que vería esta noche, la intensidad de los medios, sus compañeros y otras cosas de carácter relevante.

En noches como hoy tenía muy presente por qué Robert me gustaba tanto: aparte de que esta lindísimo con su traje gris de corte formal y muy incrustado en su encantador Tony Stark, amaba ver como se preocupaba porque yo estuviera tranquila y los nervios no me ganaran. En varias ocasiones, aprovechaba para tomarme la mano y lanzarme miradas que me hacían sonrojar, pero eso ya no me importaba, al lado de él era totalmente inevitable estar normal.

Al fin llegamos e inmediatamente sentí como el corazón se me puso a mil.

"Ojalá no me dé nada, rogué a quien me escuchara, esta noche tengo que estar bien, muy bien".

"Algún día tendré que contarle a Robert lo que me pasa", pensé.

Sentí una mano de Robert en mi hombro que me despertó de mis pensamientos, le miré y luego por la ventanilla y era imposible no darse cuenta de la cantidad de gente y bullicio. Robert se bajó, con caballerosidad me abrió la puerta y me extendió la mano, la tomé y me bajé. Una persona nos guío hacía la alfombra para las habituales entrevistas y fotos y no pude evitar sentir encima de mí la mirada de todas las personas que pasaban por el lado, lo cual me hizo poner más nerviosa de lo que ya iba. De repente sentí una lluvia de luces y flashes y gente gritando el nombre de Robert.

"¡Dios! ¿Cómo la gente no se queda ciega?", fue lo único que pensé. Intenté quedarme un poco atrás, pero sentí como Robert me apretó la mano.

—Ni lo pienses. Esta noche vas a estar junto a mí. No me vas a dejar —me dijo con una voz que me hizo erizar la piel mientras me pegaba junto a él. Asentí idiotizada. Me sonrió y nos dirigimos hacia los periodistas.

"Aquí viene."

Nada más fue acercarnos e inmediatamente empezaron a bombardearnos con preguntas muy incomodas.

—¿Quién es tu pareja Robert? —preguntó un joven periodista.

—¿No es muy joven para ti? —lanzó una de las mujeres.

—¿Ya olvidaste a Susan? —cuestionó otra.

—¿Se van a casar? —quiso saber otro de los periodistas.

—¿Está embarazada? ¿Por eso estas con ella? —preguntó una rubia. La miré enojada.

"¿Que? ¿Acaso estoy gorda?"

Estaba a punto de estallar y callarlos a todos, sobre todo a aquella oxigenada, pero en eso sentí como alguien me jalaba hacia atrás y me apartaba de todos los periodistas. Rápidamente volteé y me encontré con una de las caras, a mi parecer, más bellas de Hollywood, dejándome pasmada.

—¿Entonces si te quedo el vestido? —repuso mirándome—. Te ves preciosa, Rob no se equivocó... —dijo sonriendo

Tardé varios segundos en recuperarme. —¡Dios! Sc... ¿Scarlett? ¡Que placer conocerte! —dije emocionada—. Gracias por el vestido, esta precioso.

—De nada. Y el placer es mío, querida —aseguró con sinceridad—. Tenía mucha curiosidad de conocerte, y ganas de salvarte de esa plaga —dijo mirando los periodistas y para luego llevarme hacia otro lugar.

Robert continuaba frente a los flashes, las cámaras y las grabadoras. Por más que llevara tiempo en aquello, aun no se acostumbraba a tal abrumación.

—Señoras, señores, por favor más calma —pidió en un intento por aflojar la situación—, en cuanto a mi acompañante, merece respeto, es Cardióloga y es mi... —lo interrumpieron.

En mi corazón (Robert Downey Jr.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora