Capítulo 8

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¡Bum! Otra gota más al suelo. Observé como unas pocas gotas de agua caían sobre los adoquines de Londres. Aún así, conocía el lugar y sabía, por supuesto, que no pasaría a más que solo unas gotas insignificantes. Sólo era una simple llovizna.
Suspiré. Me encantaba ese tipo de lluvia, aunque también y más la torrencial, pero esa era perfecta para leer, justo como hacía en ese momento sentada junto a mi ventana.
El silencio fue detenido por Harry, que entró a mi habitación solo asomándose por la puerta.

-_________.

-Dime -respondí viéndolo.

-Hoy a la noche habrá una fiesta en la casa del capitán de Rugby. ¿Vienes?

-Pues... -me quedé pensando, no me caía muy bien Jack Vann.

-Vamos, será divertido.

-Esas fiestas son peligrosas. Eso es lo que siempre me dices -ataqué.

-No, las fiestas peligrosas son las de las discos, esas que hay gente desde 16 a 30 años, llenas de violadores, drogadictos, borrachos y locos dementes, nena.

-¿Y en esta no habrá borrachos y violadores? -inquirí.

-No. Solo estudiantes que a lo que menos se dedican es a estudiar.

-¿Y a qué se dedican?

-¡________!

-De acuerdo, iré -dije, molesta. Sonrió.

-Es a de las 9 a las... bueno, no tiene una hora de terminación definida.

-Sí, las seis de la mañana. Nosotros, volveremos más temprano, como a las 10, ¿qué dices?

-Dios, eres una aguafiestas -dijo divertido, para luego salir de la habitación.

Miré la hora. El reloj marcaba las 19:30. Mierda, Styles, mierda.

Corrí a el baño, tendría que apurarme. Yo solía bañarme durante media hora, y ese día no sería la excepción. Cuando salí, rodeada en una toalla, busqué en mi armario algo que ponerme. Pero lamentablemente, yo no era una chica de esas que habrían su armario y encontraban ropa a la moda. No. Todo lo contrario.
Además, no salía mucho. No iba a fiestas, no es que tuviera nada en contra de ellas. Pero jamás, en mi vida, sería una chica que se vestiría para impresionar. Jamás. Solo me vestía normal, un suéter, unas zapatillas deportivas o convers y unos jeans desgastados o comunes: nada fuera de lo normal.

-¡Ahh! -grité asustada, cuando Harry abrió la puerta.

-Lo siento -se disculpó y entró, sin un rasgo de vergüenza.

-¿Ahora no puedo cambiarme tranquila?

-Creí que no lo harías, por eso.

-Iré, Hazza. ¿Puedes..., retirarte? -dije, incómoda.

-Oh, sí, claro. Perdón -respondió, acercándose a la puerta.- Por cierto, sé que tienes vestidos de fiesta arriba, en el más alto estante, fíjate -y en ese momento, se retiró.

Bien, no sabía cómo conocía la existencia de esos vestidos. Esos, eran los que usaba mi madre, o los que tanto se esforzó por comprar y nunca usé. Por lo menos, tenía una iniciativa de qué ponerme. Con facilidad, llegué a alcanzar los vestidos y los deposité en la cama.
Uno rosa chillón... Muy ajustado.
Uno verde oscuro... Aburrido.
Uno azul marino... Demasiado, ¿formal?
Uno negro... Tal vez.

Había como 15 vestidos y ninguno cumplía mis expectativas, pero finalmente, me decidí por el negro. Era un vestido corto, pero moderno, por así decirlo, y cómodo. Llegaba unos centímetros por arriba de mis rodillas, y por arriba de los pechos, comenzaba a salir otra tela, más fina y transparente, para terminar en mangas cortas como si fuese una musculosa.

Raro.

Me lo puse, y luego me terminé de pasar crema por todo el cuerpo. Me decidí por unos tacones negros, que por cierto los tomé ''prestados'' de el armario de mamá, y me maquillé muy poco, delinee mis ojos con negro, para que pareciera de fiesta y me coloqué un pintalabios. Me miré al espejo.

Otra versión de mí, no diferente, si no otra.

Bajé las escaleras. No sé por qué me tomé tanto tiempo en prepararme: faltaban 30 minutos para las nueve. Pero, a la larga, decirle que sí a Harry, ahorraba tiempo.

My Trouble (Harry,Louis&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora