Capítulo 28.

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Capítulo 28.

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Miré al mar. Sus olas emitían un sonido relajante, tranquilizador. Era completamente hermoso el panorama que estaba presenciando: el cantar del agua, el cielo que de a poco se oscurecía, ninguna nube, miles de estrellas.

Cuando éramos pequeños, Logan, Harry y yo solíamos mirar las estrellas y recordar cosas que pasábamos juntos, reviviendo los momentos. 

Volver a pensar en él fue como un estacazo a mi corazón. Él, junto con Harry, eran los únicos hombres en los que confiaba plenamente. A veces lamentaba haberlo molestado, roto cosas, arruinado planes u otras cosas cuando estuvo junto a mí.

Pero jamás me arrepentiría de haber alejado de él a las Perras.

-¿Quieres volver ya? -susurró Harry, interrumpiendo mis pensamientos.

(...)

El fin de semana pasó normal. El domingo pasamos el día entero eligiendo películas y comiendo palomitas con caramelo: el paraíso.

Desperté en el pecho de Harry, sintiendo su olor. Aún no comprendía cómo podía su olor persistir tanto. 

Su brazo izquierdo me rodeaba, mientras que su mano se acomodaba en la curvatura de mi cadera. Sentía sus dedos calientes, y me sentía protegida.

Sonó mi teléfono, y despacio me levanté para no despertar a Harry. Era una llamada: mamá.

-¿Hola? 

Mi voz sonaba adormecida, ronca. Dudé un segundo de si había logrado entenderme. Pero luego comprendí que sí lo hizo.

-¡Cariño, hola! -dijo, animada-. Sólo te llamaba para decirte que hoy mismo llego a casa.

-¡¿Qué?! -chillé emocionada.

-¡Sí! -soltó una risita.

-Y... ¿cómo ha ido el viaje?

-Pues... Italia es lindo. Parece una ciudad de fantasía. Podría asegurar que no es un lugar para trabajar -suspiró-. Algún día, volveré contigo aquí de vacaciones, ¿quieres?

-¡Por supuesto que sí! 

Colgué luego de un rato. La conversación se había hecho muy extensa y tenía que ir a la escuela. 

Despertar a Harry fue toda una odisea. No bastó con gritarle, golpearlo con la almohada, ni siquiera tirarme arriba de él para despertarlo. La única manera fue, y de una forma agresiva, levantar el colchón.

Cayó con un estruendoso ruido seguido de una maldición que salió de su boca. 

-¡_________, te mataré! 

(...)

Corrí a mi clase, llegaba tarde a Ciencias. Empujé a más de un estudiante mientras corría por el pasillo atestado de adolescentes. 

Abrí la puerta, y por la carrera que había tomado al correr, deduje que fue muy fuerte. Todos me miraron y me sonrojé apenada. El profesor Fink me miró con una ceja enarcada.

-Timothy, toma asiento por favor -dijo.

Avergonzada y con la cabeza gacha, caminé hacia mi asiento. Zayn se encontraba allí, y me saludó con una sonrisa a la cual correspondí.

El Sr. Fink comenzó a escribir sobre cosas a las cuales no le encontré sentido. La tiza resaltaba contra el verde oscuro del pizarrón, haciéndome marear por alguna extraña razón. A un lado del Sr. Fink, estaba su escritorio. En él se alojaba una taza de café con el vapor apenas visible sobre el borde de la taza, y una carpeta que rebalsada los papeles a montón. 

-Recién comienza el año, ¿y ya tiene toda la carpeta completa? -susurré, fastidiada.

Al parecer Zayn me escuchó, porque soltó una risita casi inaudible.

Salí de esa clase aburrida. Zayn no me siguió, dijo que tenía asuntos pendientes, por lo que decidí no interrumpirlo y seguí mi camino hacia la cafetería. 

No tenía hambre, había comido mucho. Harry se esforzaba haciendo cosas lindas por mí, una de ellas era el desayuno. El problema era que su desayuno desbordaba de calorías. Era en mucha cantidad, y la verdad no podía negarlo: era exquisito.

Entré consiente de que Harry no iba a comer conmigo. Él siempre iría tras una chica, o bien, estaría con sus amigos. 

Sonó por segunda vez mi celular en el día, con un mensaje:

''Nena, saldré con Josh a tomar algo. No podré llevarte, perdón.''

Suspiré. Sola, pero sin coche. 

Lamenté levantar la mirada y ver que Tomlinson se acercaba. Una chica se lo quedó mirando, pero me reconfortó el hecho de que él solo mirase el suelo, y de vez en cuando a mí.

-Hola, bebé -sonrió.

-Creí que ya sabías mi nombre -sonreí pero sarcásticamente.

-Sí, pero ''bebé'' te pega más.

Se sentó a mi lado y comenzó a jugar con sus dedos sobre la mesa. Estaba meditabundo y me pregunté en qué estaría pensando. 

El silencio se apoderó de nosotros, pero no fue incómodo. Yo lo miraba detenidamente, mientras él se adentraba a otro mundo privado.

Abrió la boca, pero volvió a cerrarla, negando con la cabeza. La intriga me mataba y no puede aguantarme.

-¿Qué, Louis? 

-Em... me preguntaba si... no sé... Si quieres ir a tomar algo a la salida de la escuela.

My Trouble (Harry,Louis&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora