Capítulo 65.

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Capítulo 65.

Sentí cosquillas en mis pies. Era suave, tierno. Quería seguir durmiendo, sin embargo, por lo que no abrí los ojos, solo me dispuse a mover los pies lentamente. Aún así, el cosquilleó continuó.

-Nena, detente -rogó Harry contra mi cuello.

No había caído en la cuenta de que él estaba en esa cuerva, cuando sentí cómo hablaba en un susurro mezclado con un ronquido de voz grave, mientras su aliento caliente erizaba mi piel.

Continué moviendo mi pie, intentando librarme de esas cosquillas.

-Deja de hacerme cosquillas -pidió, en un gruñido.

-No soy yo -me quejé.

Me incorporé, seguida de él. 

Entre nuestros pies encontré un pequeño animal. Su pelo estaba un poco mojada. Supuse que por la lluvia, si era que había logrado entrar desde afuera. O tal vez se mojó por las goteras, si era que ya había estado dentro de la casa.

Cogí al gatito entre manos, notando que estaba helado. Harry le pasó la mano por la cabeza en forma de caricia.

-Así que tú eres el dueño de esos platitos de plástico -sentenció Harry.

-Supongo. -Suspiré-. ¿Le doy comida? ¿O agua? ¿Qué tal si...?

Harry rodó los ojos. Siempre lo hacía cuando me agarraba un ataque de maternidad. Cogió mi mano entre las suyas, y comenzó a examinarla detenidamente, con el ceño levemente fruncido.

-Ve rápido, y vuelve a la cama.

(...)

-¡Así no, bruto!

Harry volvió a golpear la masa, y luego una vez más. Según él, así lo hacía su madre, pero en realidad, Anne golpeaba la masa contra la mesa. 

Él reía malévolamente, como un niño haciendo travesuras.

-Lo estás haciendo mal -lo regañé-. Tírale harina abajo, para que la masa no se pegue.

Él metió la mano dentro del paquete y la sacó con un puñado de harina, que terminó esparcido por mi rostro y mi delantal. Me quejé con un grito de exasperación. Harry me tiró un paquete nuevo cerrado, y cogió el suyo, esperando una pelea.

-Con que eso quieres...

La cocina terminó blanca, llena de harina por todos lados, al igual que nosotros. Me sostuve de la mesa, soltando carcajadas a no más poder. Harry me miraba de arriba a abajo, riéndose de mí. Lo observé, limpiándome, aún aguantando las risas.

-¿Qué? -pregunté-. ¿Me veo sexy?

-Te verías sexy sin toda esa ropa. -Sonrió, y se dirigió otra vez hacia la masa.

Sentí otra vez unas cosquillas en el estómago, y agradecí a que él estuviera de espaldas para no ver cómo me había sonrojado. Intenté no sentirme tocada por sus palabras.

Me puse a su lado, terminando de cortar el queso en pequeños cuadraditos para la pizza.

-Pero, ¿sabes cuándo te veías más sexy? -preguntó, sonriéndome-. En la fiesta de Jack. Te habías emborrachado, y bailabas sensualmente.

-No lo creo.

-Y hacías pasos raros -continuó.

Comenzó a enseñármelos, riéndose, burlándome, sonriéndome. No recordaba tanto de esa noche, pero sabía que no podía bailar de esa forma, Harry exageraba demasiado.

-Todos te miraban, era por ese paso que...

-¿Otro más?

-Éste es el mejor.

Movía su trasero adelante para atrás, bajando su cuerpo, rozando el suelo. No pude aguantar la risa. Mi amigo estaba loco, y lo sabía. Sonreí cuando él lo hizo, acercándose a mí.

-Eres pésima bailarina.

-No soy tan mala.

-Déjame mostrarte.

Cogió mi mano derecha, y comenzó a tararear una canción, haciéndome reír una vez más. Me dio la vuelta, y cuando volví a mí lugar, miré a sus ojos verdes, que me miraban mientras se derretían. Él bajó la mirada, sonriendo, y negó con la cabeza.

-No hagas eso.

-¿Qué cosa? -pregunté, confundida.

No respondió, solo continuó haciéndome bailar sobre el suelo sucio.

My Trouble (Harry,Louis&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora