Capítulo 97.

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  Levanté una ceja. ¿A mí cama? O creía que la casa era suya, o era una directa invitación. Aunque era mi amigo, y no me atrevía a malpensar nada. Suspiré.

-¿Estás cansado? Apenas comienza la tarde.

Él dejó caer los hombros rendido. No quise parecer una niña molesta, así que aflojé.

-Anda, ve.

Harry subió la escalera a paso lento, demostrándome que sí estaba cansado.
Yo, por mi parte, decidí prepararme un café. Mientras lo hacía mi mente se fue a otra parte, pensando en aquel chico que acababa de subir las escaleras. Todo se encontraba en perfecto orden entre nosotros y no había nada por lo que discutir. Era el mejor momento que habíamos tenido después de tanto tiempo. No pude evitar pensar que nunca me habría peleado con Harry si no fuera por Louis. Bueno, eso creía la diminuta parte de mí que quería separarse de él, esa parte que pasaba aún por la etapa de "ex-novia resentida". Pero no quería continuar así, yo me encontraba bien con respecto a todo, y tenía a Harry al lado mío. Él tendría a la supuesta novia de Niall.

El agua hirvió, y comencé a vertirla en la taza donde se encontraban tres cucharadas de café instantaneo. Coloqué unas cuantas cucharadas de azúcar, -Harry siempre me decía que mis cafés eran repugnantemente dulces-, y me llevé la taza a la boca.

-¡Mierda! -exclamé cuando el idiota de mi amigo me hizo cosquillas, provocando que me quemara el labio-. ¿Eres idiota? Arde -me quejé, dejando la taza y volteándome a mirarlo de frente.

-Oh, nena, como lo siento...

Realmente no lo sentía.

Me llevé la mano a la boca, para ver dónde me había quemado. Él corrió mi mano a la vez que se acercaba a mí. Levantó mi rostro de tal forma que la luz del techo diera directo a mis labios, y observó la resiente quemadura. Mi corazón comenzó a latir a mil, tanto que tuve que sostenerme de la mesada de la cocina, pero Harry continuó acercándose para quedar a la misma distancia.

-No tienes nada -susurró sin apartar la vista de mi labio inferior-. Pero lo siento.

Me safé de su agarre y bajé la mirada, avergonzada.

-No importa.

Cogí mi taza y me dirigí al living, sabiendo que él me seguía cautelozo. Me senté en el sofá y puse el café entre mis manos.

-Pensé que ibas a dormir...

-No lo logré.

Había comenzado a caer la noche de la forma más rápida posible. Me estiré un poco sobre Harry para poder coger el mando a distancia, y cuando casi volvía a mi lugar, Harry me quitó el mando, impidiendo que prenda la televisión.

-¡Oye! -me quejé.

En silencio, lo tiró a un lado y dejó mi taza de café sin terminar en la pequeña mesitas que había frente al sofá. Todo fue demasiado rápido cuando ya lo tenía entre mis rodillas, acostándose en mi pecho.

-Ha... ¿Harry? ¿Qué estás haciendo?

-Quiero dormir.

Suspiré molesta, pero no pude evitar llevar mis dedos a su cabello. Él fingió roncar y solté una risita. Se quedó callado, pero luego volvió a roncar de forma más abrupta.

-¡Harry!

Él levantó su cabeza y me sonrió.

Dios. Estaba tan cerca.

-Me estás apastando -mentí, buscando la forma de alejarlo de mí.

Él frunció el ceño pero evidentemente no le importó. Se puso a la altura de mi rostro y dejó un camino de besos que iban de mi frente a mi mejilla. Quería que se apartara en ese instante, no quería cometer ningún error, sabiendo que después me arrepentiría de mis actos. Pero él no tocó mis labios, siguió hasta llegar a mi cuello. Su aliento caliente me erizó la piel. Cuando dejó el primer beso, mi mano voló a su nuca y clavé mis uñas, acercandolo.

-Harry... -dije entre suspiros, suplicando que se detuviera.

Llevó sus dedos a mis hombros y me apretó contra él cuando dejó su boca sobre la mía. Podría jurar que nunca tuve tanto aire y a la vez jamás me había faltado tanto. Dejé que mis uñas fueran recorriendo su piel ardiente debajo de su sudadera, a la vez que él comenzó a desabrochar mi pantalón. Sin embargo, teníamos muy poco espacio, y él no parecía esperar una mínima separación. Con su cuerpo pegado al mío, logró con mi ayuda perder su sudadera. Mis dedos corrieron contra los músculos de su espalda.
Él volvió a esconderse en el hueco de mi cuello.

-Despacio -gruñó con gracia.

No había tenido control de mis dedos, los tenía clavados contra su piel. En mi defensa, mi punto débil resultó ser el cuello.

El teléfono sonó pero ninguno se separó del otro. Él estaba metiendo su mano debajo de los pantalones, tratando de quitármelos, cuando volvió a sonar.

-Me cago en su puta...

Estiró el brazo y atendió.

-¿Hola? -dijo, bastante molesto, con la voz agitada. Abrió los ojos como platos, y comenzó a alejarse de mí-. Logan... ah, e... ella está durmiendo.  

My Trouble (Harry,Louis&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora