Capítulo 68.
El calor de la casa me cubrió completamente, mientras cerraba la puerta detrás de mí. Dejé el tapado que Harry me prestó en la percha de al lado de la puerta, provocando que un poco de nieve cayera al suelo. Era un tapado negro, pero estaba lleno de blanco gracias a la pelea de nieve que había tenido con él hace una hora.
Él me guió a la cama que hacía al lado de la ventana de la sala de estar. Era extraño que se encontrara eso ahí, sí, pero no era una cama en todo significado de la palabra. Podría decirse que se utilizaba para reposar. Caminó hacia un pequeño mueble, extrajo de él unas mantas, y me las tiró. Yo acomodé todo, calentándome sobre la cama, comprendiendo que él se acostaría a mi lado, juntando el calor de nuestros cuerpos. Jamás creí que querría tanto eso.
No obstante, él caminó a la cocina, y minutos después, volvió con unas calientes tazas de café.
Él me dedicó una hermosa sonrisa, mostrándome unos dientes blancos y encandilantes. Un hoyuelo tomaba lugar en su mejilla, y gracias a él, extrañamente, su rostro se mostraba más iluminado, haciendo que sus ojos fueran todavía más profundos. No quería que dejase de sonreír.
-Bueno, ¿está caliente?
Asentí, mirando mi taza. Él se acostó a mi lado, con la suya entre manos, y se cubrió con la misma manta que yo traía sobre los hombros. Ésta no significaba nada para mí en realidad. Su calor era muchísimo más fuerte que el de aquella manta, y era raramente reconfortante.
Levanté la mirada, volvía sonreile, y dejé que mi cabeza cayera sobre su pecho, que emanaba temperaturas altas. Mi corazón latía fuertemente, gracias a la cercanía que tenía con él. No sabía el porqué. Tiempo atrás, él no causaba nada en mí... ¿por qué?
El silencio se apoderó de nosotros, y no pude evitar mirar a mi alrededor: todo era de madera, hermosa madera, había mantas por todos lados; la chimenea estaba encendida, mientras que Scott descanzaba frente a ella. El plato de este se encontraba a un lado de la cama, cerca de la cocina. Parecía estar todo muy cerca de todo, pero lo cierto era que la casa era grande. No tenía más problema por el frío, porque sabía que tenía a Harry a mi lado, y lo deseaba más que a cualquier fuego insignificante.
De la nada, él se separó de mí, dejándome fría. Se sentó de frente, mirándome intensamente. Se inclinó, dándole más intensidad, pero aún seguía quieto, ¿qué hacía?
Luego comprendí. Mantuve mis ojos lo más que pude, pero sabía que él terminaría ganándome. Tal vez era una competencia de risa, ¿quién sabía? No sabía si aguantar la risa, o si no pestañear, pero procuré no hacer ninguna.
Consciente de que perdería, dejé la taza de café en el suelo, al igual que Harry, y lo volví a mirar. Mis ojos comenzaron a picarme, sintiendo el aire frío contra ellos. Tenía, necesitaba, pestañear. Y no, no quería perder. Así que no iba a hacerlo. Aplaudí cerca de los ojos de Harry, provocando que pestañeara.
-¡Gané! -celebré.
Sentí una descarga de electricidad contra mi piel cuando él comenzó a hacerme cosquillas. Tiró de mí, dejándome caer sobre la cama. Abrió mis piernas, se posicionó entre ellas, y metió su mano bajo mi suéter.
Gemí.
Su mano caliente contra mis costillas profirió ese sonido rondo desde el fondo de mi garganta. No pude evitarlo. Él se detuvo.
Lo miré, dejando de reírme.
Sentí la yema de sus dedos calientes rozando mi vientre. Lo encontré mirándolo concentrado, mientras el cabello le caía sobre la frente. Se veía inocente, distraído. Pasó la punta del dedo índice alrededor de mi ombligo, luego tocó los huesos de mi cadera con el pulgar. Mi piel era fría en ese momento, pero gritaba con furia y calor que quería sentir sus dedos contra ella. Necesitaba esos roces, tan infantiles, pero que esperaban ir a más. Incluso yo lo esperaba.
Me mordí el labio cuando sus labios rozaron esa piel, fría pero furiosa. Dejó sobre mi vientre un beso de labios húmedos con gusto a caramelo, y luego clavó su mirada en mí.
Mi estómago sufrió cosquillas.
Le acaricié el cabello tiernamente, tocándole el cuero cabelludo, rozándole la raíz de los rizos, como a él le gustaba. Cerró los ojos, disfrutando de las caricias, pero luego los abrió. Ésta vez, más verdes que nunca. Él alzó su mano, y tocó mi mejilla. La rozó con sus dedos, tocando mi piel suave, dejando sus ojos allí. Yo lo imité. Pasó sus dedos sobre mi mandíbula, y una vez más, copié sus movimientos. Esta vez consciente del juego, rozó con sus largos dedos mis labios, y lo imité, una vez más. Debajo de mis dedos sentí la piel rozada, húmeda, dulce y hambrienta. Moría por morder su labio inferior, y me temía que era cierto.
Trepó un poco más, dejando su rostro a la altura del mío, y me miró. Me derretí, tanto por su calor como por su mirada.
-¿Sabes por qué amo jugar a ese juego contigo? -preguntó-. Porque me gustan tus ojos...
Sonreí, y sentí el calor en mis mejillas. Intenté bajar la mirada pero aquellos ojos me traían como esclava, amarrada a ellos, sin poder escapar.
Mi cuerpo pedía que me besara cuando ya estuvo lo suficientemente cerca. Él hizo ademán de abrir mis labios con los suyos, pero solo sentí el tacto frágil de los suyos contra los míos. Yo abrí mis labios, intentando capturarlo, pero él alejó su cara, y la profundizó en mi cuello. Clavé automaticamente la punta de mis dedos en su espalda vestida, cuando sentí su lengua contra mi cuello. Mi mano voló hacia su cuello, hundiendo mis dedos en el cabello de Harry, insitándolo a que no se alejara de mí.
No quería respirar, lo quería a él.
Un ruido metálico se emitió debajo de nosotros. En un momento fue estruendoso, pero cuando nos separamos con las respiraciones aceleradas, caímos torpemente en la cuenta de que se trataba del plato de agua de Scott. Él maulló.
Maldijo por lo bajo Harry, diciendo algo sobre por qué no había sido el plato de plástico. Éste se encontraba en la cocina, lleno, o tal vez no, de comida. El agua se había esparcido por el suelo.
Harry me lanzó una última mirada y besó rápidamente mi hombro, para luego levantarse y disponerse a limpiar el agua del suelo.
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My Trouble (Harry,Louis&Tú)
FanficEstá basada en una joven, que pasa la línea de amistad con su único amigo, como un hermano, generándole más de un problema. A su vez, vive un amorío junto con su vecino, un chico nuevo en el vecindario, dispuesto a vivir cualquier tipo de aventura...