Capítulo 75

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  Dejé un plato de metal con leche en el suelo. Scott corrió a él, hambriento. Le di una última caricia en su cabeza, y caminé lentamente hacia mi madre, quien me esperaba junto a la puerta. Ella solía tener una obsesión con llegar temprano a todos lados, más bien, con llegar a un horario correcto.

-¡Pero, Dios, apúrate, pequeña!

Anne nos abrió la puerta con una hermosa sonrisa.
Esperé que la fiesta se limitase a Anne, mi madre, Harry y yo. Pero, en realidad, estaba toda mi familia. Todos los que habían estado en Navidad estaban una vez más. Estaban los primos y abuelos de Harry. También estaba su tía Harriet.

La casa estaba a oscuras. A su vez, estaba llena de velas enormes, aromáticas y hermosas de color rojo. Otro detalle que iluminaba a la casa, y era un invento muy práctico, era que estaba rodeado de luces de árbol de Navidad. Esas luces unidas a un cable que hacían que el árbol brillara en la oscuridad, -además de todos sus adornos brillantes, claro-. Pero Anne las había usado para rodear la escalera... Toda la casa, mejor dicho. Todo se debía a que, la madre de Harry, visitaba demasiados blogs espiritualistas donde decía que, para empezar bien el año, la casa debería estar completamente limpia y tendría que tener algo nuevo a gusto con el que viviera allí.
Mi madre había ayudado mucho a Anne con la cocina. Aunque era demasiado temprano para cenar, nos había traído una bandeja de patatas con limón. Tanto mis primos como los de Harry, él mismo y yo, teníamos algo de apetito. Estábamos dispuestos a probar algo para acortar con ese hambre agudo.

-Por favor -nos susurró mi madre a Harry y a mí-, intenten de no comer mucho. Ya saben que a Anne le gusta que comamos todos juntos.
-De acuerdo -musitó Harry.

El plato quedó entre nosotros.

La mesa se sumió en el silencio.

Al menos, en parte. Los primos de Harry no paraban de hacer bromas constantemente. Solo nosotros estábamos callados.
La mano de Harry reposaba junto a la mía. Mientras yo miraba todo detenidamente, y razonaba hasta la más mínima cosa. En cambio, Harry estaba a mi lado, en completo silencio. Tenso, tal vez, con la mirada perdida. Dejé la mano bajo la mesa, sabiendo que no querría tocarme con Harry. Él podría hacer lo que hacía siempre: mientras yo trataba de alejarme, él se acercaba más. Tocaría mi mano. Pero no permitiría que lo hiciera... aunque una sensación de vacío me consumió el corazón cuando dejé la mano en otro sitio.

Matt, mi primo, me dedicó una mirada divertida.

-¿Qué?

-¿Estás sorda, primita?

-No -espeté.

-Lo parece. -Sonrió-. Te he pedido que me pasaras la bandeja.

Miré la bandeja de patatas que tenía entre Harry y yo. Se la tendí, avergonzada.

-Lo siento.

-Está bien.

Observé cómo dejaba patatas en su plato y las llenaba de limón a grandes cantidades. El hambre que sentía antes, ya se había ido de mí. Matt le pasó la bandeja a Richard, el primo de 20 años de Harry.

-¿Y? -preguntó, entonces-. ¿Cómo la pasaron en la cabaña? -susurró, levantando varias veces las cejas.

¿Qué mierda decía? ¿Qué insinuaba?
Lo fulminé con la mirada, realmente enojada. La razón era que yo sabía qué había pasado allí, y no quería recordarlo. Es decir, sí, una parte de mí lo requería, y me había encantado estar con Harry en aquel sitio. Pero, había vuelto... No podía seguir fingiendo que todo era como en la cabaña. No estaba sola con Harry, no podía vivir un romance a escondidas con una persona nada indicada. No quería estar con él a espaldas de Louis. A éste último lo amaba, y Harry sólo me confundía... Esperé que Harry espetara algo, o al menos dijera algo para avergonzarme o dejarme mal parada. Pero él miraba para el costado, con la mirada perdida.
-Estúpido -susurré. -________. –Escuchar su voz, aunque parezca tonto, me resultó extraño. Miré a Harry, intentando ocultar mi sorpresa. Su voz sonó grave, molesta, dolorosa, y agrego:- ¿Podemos hablar en privado? -preguntó, sin voltearse a verme.
Miré a Matt, interrogante. Él ya estaba en otro planeta, riéndose con Annette, la hermosa prima segunda de Harry, sentada dos lugares más allá de él. Claro que... ellos sí podrían estar juntos. No tenían lazos que se lo impidieran. Ninguna amistad que perder.
Se levanté, sabiendo que mi ausencia en la mesa no sería ningún problema. Harry ya estaba subiendo las escaleras, y lo seguí.
Su habitación estaba con las mismas ''led'', luces de los árboles navideños. La habitación estaba completamente apagada a pesar de esas pequeñas lucecitas. Estaba todo completamente ordenado. Anne había hecho un increíble trabajo. Cerré la puerta detrás de mí, y me quedé parada allí.
No podía negar que no sentía nervios. Curiosidad por Harry, quería saber de qué quería hablar, claro, pero una pizca de miedo también hacía su parte del trabajo. Tenía esa clase de pelea interna cada vez que miraba a los ojos de Harry. Éstos siempre me miraban con cariño, como yo también lo miraba a él. Pero él solía acariciarme con la mirada. Él solía dejar marcas en mi piel con sus yemas verdes. Él siempre dejaba una parte de Harry tallada en mi cuerpo. O alguna sensación, que quedaba grabada en donde me tocó alguna vez.
Harry estaba de espaldas a mí, pero habló, apretando sus puños. Sus brazos y su espalda se tensaron, podía ver todos sus músculos bajo la camisa.

-Te he llamado todo el día, ________. -Hablaba con la voz nublada por el enojo.

-No he estado en casa -me excusé.

-Entonces, ¿dónde? –preguntó, volteándose a verme.

-¿Qué te importa?

Él me observó enfadado.

¿Qué se suponía que debería hacer en ese momento? ¿Dar la vuelta y salir por la puerta? A Harry no le gustaba que le dieran la espalda cuando hablaba, y seguramente me detendría... Pero no quería tocarlo. Y a la vez, deseaba tener su piel contra la mía.

-Tú -respondió-. Tú me importas, y lo sabes. ¿Dónde estabas?

-He estado con Louis.
-Agh, ¿con Tomlinson? -espetó-. No puedo creer que...

-¿Qué? -pregunté-. ¿Que salga con Louis?

El rostro de Harry se tensó en una mueca de desagrado. Estaba enfadado. Demasiado. Jamás lo había visto así. Él jamás me miraba de esa forma...

-¿Saliendo con Louis? ¿Qué le ves? -Me miró de arriba abajo-. Eres mucho para él.

-Y crees que soy suficiente para ti, ¿no es así? -Lo miré. Mis ojos eran llamas-. ¿Qué tienes contra Lou? Él es... dulce.

-¿Lou? ¿Dulce? -preguntó, incrédulo-. ¡Ese chico es un estúpido, un marica! ¿Lo has visto? Seguramente te utiliza para ocultar su homosexualidad.

-¡Eres un estúpido!

Corrí hacia él, y comencé a golpearle el pecho con la mayor fuerza que pude. Su pecho era duro. No sé si era mi mente, pero cada vez que lo golpeaba, era como si su olor se expandiera todavía más.

-¡Te odio tanto, Styles! ¡Te odio tanto!
Él, evidentemente, ni se movió. No le hacían nada mis golpes. Pasó su brazo por mi cuello y me abrazó. Me apretó contra él, y me meció durante unos instantes. Luego besó mi cabeza.

No quería verlo, no podría soportarlo.
Me tapé el rostro con las manos, intentando contener las lágrimas. Tenía una sed de Harry impresionante. Era dolorosa. Quería besarlo. Pero no podía tenerlo, ni besarlo.
No podía.

Qué inútil.

Caí en la cuenta, en un segundo, de cómo fui capaz de meterme en un lugar donde no debía. Yo quise salir con Louis, como cualquier adolescente de mi edad querría. Pero no sé, realmente desconozco qué hice mal, por qué tenía esos problemas.
Yo quería a Louis, era el chico más perfecto que había conocido en el mundo. Y lo extrañaba cada segundo de su vida, como en ese momento. Pero, Harry, tenía algo que... No podía desligarme de él, y él empeoraba todo.

-¿Sabes? -susurró-, moriría por tenerte siempre aquí.

-Eso no es cierto. -Me sorprendí a mí misma: no estaba ni cerca de sonar molesta. El olor de Harry me había encantado. Ya estaba bajo su dominio, una vez más...

-Sí, sí lo es -murmuró-. Desde que tenía 10 años, siempre fuiste mi pequeña... y no quiero que seas de nadie más, nena. No quiero.

-No me hagas esto... -Las palabras no me salieron, quedaron detrás de mis labios.

-Y, sí, te odio. -Mi corazón se tensó, en un nudo de dolor-. Te odio como solo alguien que te ama puede odiarte.  

My Trouble (Harry,Louis&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora