Capítulo 36.

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Capítulo 36.

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Caminó hasta la casa de Louis, con la idea de cancelar aquella cita que le causaba tantos problemas. Quería sonar algo dulce, como una mentira jugosa y desapercibida.

-Lo siento, es que... me voy de viaje.

-Murió mi gato.

-Tengo muchas cosas que hacer.

-Asistiré al cumpleaños de quince de mi prima.

-Simplemente... no quiero ir.

No sabía qué decirle. Obviamente, no podía decir la verdad. Decirle que había besado a mi mejor amigo, que le había gustado, y que él me rogó que no vaya al borde de las lágrimas, sería desastroso. Patético, absurdo... siniestro.

Llegó a la casa de Louis, aún divagando qué decirle. Caminó hasta su puerta, de madera barnizada. La fachada era toda blanca, demasiado moderna, chocante en comparación con el resto de las casas, que eran viejas o poco coloridas. Así era Louis, resaltaba iluminándose entre el resto de adolescentes aburridos, corrientes jóvenes. Mientras Louis solía reírse de todo, el resto no lo hacía. 

No sabía si era porque no era de allí, pero lo dudaba. Todos eran iguales, los adolescentes eran tan semejantes que asustaba. Mientras que Louis era tan diferente que le atraía poderosa y peligrosamente.

Tocó el timbre y lo mantuvo apretado durante 3 segundos. Resultaba resbaloso en su dedo, que temblaba nerviosamente. ¿Qué le diría?

Louis abrió la puerta y levantó la vista, mirándola intensamente. Su estómago se revolvió, pero le gustó.

-Bebé... -susurró, sonriendo-, ¿cómo estás?

-Bien... Oye, no quería molestar, pero quería hablar sobre el sábado -él asintió, con una mueca en el rostro-. Bueno, el sábado estaré ocupada -continuó-. No querría cancelarlo... -se apresuró a decir, cuando él cambió el peso del cuerpo de un pie al otro, pensando que estaría molesto-. ¡Podríamos ir otro día! 

-De acuerdo -respondió, golpeando sus dedos contra la madera de la puerta con un ritmo puntual-, ¿qué tal ahora? -sonrió.

Se sorprendió cuando vio que él no se enojó. Reaccionó admirablemente, sonriendo y sin mostrar atisbos de molestia. 

-Claro.

Harry le había pedido que no fuera el sábado, no que no saliera con él. Además, no llegaría hasta tarde, pasada la madrugada, cuando comenzaría a amanecer otra vez. Quería divertirse, y él no se lo impediría por más que no le gustase Louis.

(...)

Comenzaba a oscurecer. La noche caía en todo Londres, mientras las estrellas se alzaban en aquel cielo oscuro impenetrable. Louis estacionó la camioneta, a un lado del parque. Aún tenía sobre sus piernas aquella caja blanca pequeña. No le había dejado ver qué contenía, y a ella la ansiedad e intriga la mataban. 

Bajaron, bajo la luz de neón que reflejaba aquellas luces encandilantes del parque. Él le hizo un gesto para que lo siguiera, y ella lo obedeció. 

Caminaron hasta llegar atrás de un arbusto, que se alojaba tras un banco ocupado por una anciana solitaria. Ambos se agacharon, y él le sonrió maliciosamente.

-Veras -susurró-, haremos a lo que la gente le llama ''maldad'', y a lo que yo le llamo ''pasatiempo'' -abrió la caja, y dejó ver una pequeña lagartija con un color verde oscuro, semejante a un marrón-. Ahora, espero que no corras y digas que soy un psicópata. No es nada demencial, en realidad, es divertido... y nadie, de verdad, sale herido -se encogió de hombros.

Sentí que por mi cuerpo corría una descarga de adrenalina. ¿Qué haría ahora? ¿Para qué traía aquella lagartija? 

Él puso su índice sobre sus labios, indicando que guardase silencio. Se levantó lentamente, y acomodó la lagartija en el hombro de aquella pobre mujer. 

(...)

-¿Crees que es divertido? -preguntó molesto el policía.

-Tu cara lo es -bromeó Louis, y _________ soltó una leve risita.

-Mira, Tomlinson -dijo, inclinándose sobre su escritorio lleno de papeles desordenados-, violaste el espacio personal e integridad de una persona mayor, entraste al jardín de una casa ajena, y acabas de burlarte de un oficial de policía. Estás en serios problemas -argumentó el oficial.

-Lo de la casa no fue nada. Sólo estábamos corriendo, y pasamos para escapar de aquella señora loca -se excusó el joven.

-Era la Sra. Franclyn -dijo ella, aguantando la risa- Es una vieja loca.

El policía pasó los ojos detenidamente sobre los jóvenes, y suspiró. Louis se encontraba cómodamente sobre su silla de cuero negro, pero en el fondo, ella sí estaba asustada.

-Pueden irse -susurró, y comenzó a sobreponer papel sobre papel, intentando ordenar el desastre sobre su escritorio.

-¿Qué? -escupió ella, sorprendida.

-Es el esposo de mi prima -susurró Louis, sonriendo.

-¿Estás tomándome el pelo? -sonrió ella-. No puedo creerlo, Tomlinson. ¡Creí que sí estábamos en problemas! 

-No, tranquila -sonrió y miró a el policía mientras se levantaba de su asiento-. Nos vemos otro día -golpeó amistosamente su hombro, mientras se dirigía a la puerta, seguido por la chica.

-¿Otro día? -el oficial levantó la vista, aterrado-. No me digas que volverás a hacer tus travesuras nocturnas...

-Yo les digo ''pasatiempo''.

My Trouble (Harry,Louis&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora