Capítulo 38.

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Capítulo 38.

(Narra ________) 

Me desperté en el sofá, enredada en un acolchado de lana, tejido con diversos colores. Parecía que, cuando la tejieron, hubiesen utilizado los pocos fragmentos de lana de diferentes colores que quedasen. 

Ésta, me hacía picar la piel de mis brazos. Me sentía cálida y protegida bajo ella, sin mencionar que contenía el exquisito aroma embriagante de Louis.

Louis. ¿Dónde estaría?

Me levanté y comencé a buscarlo. Aún estaba en su casa desde la noche anterior, y me pregunté dónde estaría su madre. O si tendría algún hermano. ¿Estaría solo todo el tiempo? 

Una puntada de lástima me perforó el pecho. Si era así, si él estaba solo la mayoría de los días, me sorprendía el hecho de que fuese tan buena persona. Todo el tiempo alegre.

Caminé escaleras arriba, dejando frente a mí un pasillo. Tendría unas cinco puertas, pero tampoco tenía ganas ni tiempo de contarlas o a detenerme a averiguar qué eran específicamente. 

Escuché ruidos en una de ellas, como cajones abriéndose. Movimiento, al fin y al cabo. 

Toqué la puerta, pidiendo permiso para entrar.

-Pasa -escuché.

Entré.

Louis estaba, efectivamente, ordenado algo de ropa. Tenía tres cajones de su inmenso armario abiertos. Su habitación no era desordenada, pero dentro de sus cajones, al menos de esos tres, la ropa estaba removida. Algunas prendas sobresalían de los bordes del cajón, mientras que otras ya estaban en el suelo.

-Lamento... mo...molestarte -tartamudeé.

Me di cuenta de qué tenía frente a mí. Únicamente, de su cintura colgaban unos pantalones deportivos sueltos de color gris claro. Parecían más una especie de pijama, lo que supuse que en realidad era. 

Su abdomen, vale la pena asegurar que era tentador, estaba descubierto, dejándome ver una tez bronceada.

Él me miró, con sus penetrantes ojos azules, y luego bajó la mirada al desorden de su habitación.

-Está bien -susurró-. Sólo quería ordenar un poco, ya llega mi madre y no quiero que se moleste con ''mi desorden'' -explicó.

-Ah, de acuerdo -respondí-. Entonces, ¿te espero abajo? 

Volvió a clavar sus ojos en mí. Negó con la cabeza y me otorgó una media sonrisa.

-Aún no desayunaste, bebé. Te prepararé algo.

(...)

Cerré la puerta detrás de mí. No podía explicar cómo me sentía con Louis. Cómo me había sentido aquel día. El simple hecho de que se molestase en ordenar su habitación para no molestar a su madre resultaba encantador. Era atento, cocinaba estupendamente.

Pero algo sí me desilusionaba.

No me había vuelto a besar.

Me moriría por volver a besarlo, pero tal vez era mejor así... Tal vez. 

Apenas eran más las nueve de la mañana, por lo que caminé a mi habitación. No iría a la escuela aquel día. Louis ya se había levantado lo suficientemente tarde al igual que yo. Apenas toqué el tercer escalón de la inmensa escalera, escuché el timbre.

Caminé a la puerta, preguntándome quién sería tan estúpido como para venir a las nueve de la mañana.

-¿Zayn? -pregunté sorprendida.

Él me miró con sus ojos mieles y sonrió apenado. A un lado de él, estaba mi amigo. No podía creerlo. El alcohol se le notaba en las ojeras pronunciadas de sus ojos, los cuales tenía cerrados. Estaba siendo sostenido por Zayn, pero hubiese agradecido que se encontrara en el suelo para poder patearlo mejor.

-¿Qué mierda hizo? 

-Se emborrachó, linda -me miró, forcejeando con el cuerpo-. ¿Me dejarás entrar?

-Ah, sí. Lo siento.

Me aparté para dejarle paso. Zayn subió las escaleras con Harry, que colgaba dependientemente de él. No podía creer que fuera tan estúpido. Ahora, le esperaba una bella reñida.

My Trouble (Harry,Louis&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora