My Trouble (Harry,Louis&Tú)

Capítulo 23.

Capítulo 23.

(Narra _________)

Arrojé la mochila a algún lado del pasillo, y con un leve empujón de pie, cerré la puerta. 

Me encontraba desanimada, triste, destruida. Sólo quería tirarme en mi cama. En la mía, no en la de Harry. Necesitaba ir a mi casa, en frente. Sentir el olor a mis cosas, que mamá terminase de una maldita vez ese viaje y que me hiciese sus deliciosas galletas de chispas de chocolate. Sus tostadas con crema de maní, sus licuados de banana con un exquisito olor y un gusto embriagante. 

Sólo quería estar sola.

Me encaminé a la cocina, con los hombros caídos, con aspecto muerto. Harry estaba ocupado, cocinando algo. No le presté atención al principio pero luego vi que estaba preparando la merienda.

Se dio la vuelta, dejando un par de panqueques sobre la mesada central de la cocina de mármol blanco. Dirigió su mirada hacia mí, y sus ojos se iluminaron, pero su rostro seguía algo decaído. Sonrió tristemente.

-Te... preparé esto -señaló toda la mesa.

Tres cupcakes de chocolate, una malteada de frutilla. Porciones de torta de mora de la Tía Milly; Café, un plato de frutillas con chocolate... 

El pánico me consumió.

-¿Qué hiciste? ¿A quién mataste, Styles? -dije, enarcando una ceja.

-Emmm -se rascó el cuello-, a nadie, sólo quería tener un gesto lindo contigo.

Rodeó la mesada, con paso lento, y se acercó a mí, a tal punto, que pude sentir su respiración cálida... Y su olor a menta. Recién había caído en la cuenta de que tenía los rizos mojados. Su color era más oscuro a causa del agua, y por esa misma razón, no tenía sus rizos cómo resortes que acostumbraba a remover con su mano. 

-Ya sabes -susurró-, actué como estúpido. Lo lamento, nena. Creo... -respiró, como si le costase decir algo-, creo que podré soportar que Louis sea tu amigo.

-No tienes que preocuparte por él.

Me alejé, y me senté en una silla de patas largas, a la altura de la mesada blanca. Dejé, fastidiada por tener esa conversación, las llaves, generando un ruido seco y filoso del metal contra el mármol. 

Por el rabillo del ojo, vi que Harry me clavaba la mirada, apenado. No sabía qué decir, o eso creída luego de conocerlo durante casi 11 años.

-¿Por qué? 

-Ya... le dije que no se acercase a nosotros.

Lo miré, y una parte de él seguro de alegró por tal noticia. Pero no me lo demostró, solo hizo una mueca apenado. ¿Acaso le gustaba verme mal?

-No tenías por qué hacer...

-Sí tenía -lo interrumpí bruscamente-. ¿Qué querías que hiciera? ¿Que dejase que se golpearan otra vez? ¡Mírate! -espeté señalándolo de arriba a bajo. Él se miró-. Estás golpeado, Harry.

-No, nena... Oye.

Caminó hasta llegar a mi lado, y vi cómo rengueaba con la pierna izquierda. Estaba terriblemente mal. ¿Qué se suponía que debía hacer? Era lo mejor para ambos.

Ahora que veía completamente a Harry, presté atención a cómo había visto a Louis. Él también tenía marcas en la cara, caminaba con dificultad. Una puntada de culpabilidad se extendió por todo mi cuerpo. 

-Styles... Ya conseguiste lo que querías, ¿sí? Louis no se aproximará a nosotros nunca más. Deberías estar contento.

Me levanté de un salto. Sostuve entre mis manos las llaves, y salí de su casa, dejándolo con su merienda solo. 

Crucé la calle hacía mi casa, con paso firme. Las suelas de mis pies me dolían, por pisar con tal fuerza. No le di importancia. Cerré la puerta detrás de mí, enfurecida.

¿Por qué Harry se comportaba como un idiota últimamente? ¿Qué? ¿Había echo yo algo malo? Louis era un amigo, y seguramente se encontraba mal en ese momento. Sentí un dolor en el pecho, recordando cómo lo había tratado aquel día. ¿Por qué fui tan estúpida? ¡No se merecía eso! ¡Él fue el más comprensivo de todos cuando lo necesité! 

Ahora me daba cuenta de que alejaba de mí a quienes más necesitaba. Cada día me enojaba más por cualquier cosa con Harry. Había alejado de mí a Louis, cuando no debí hacerlo. 

Mis pensamientos eran destructivos en mi interior, no podía controlar las lágrimas en mis ojos. Eso no se trataba de mi enojo contra Harry, era contra mí. Cansada de mis enojos, de mis reacciones... 

Y exploté.