Capítulo 64.

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Capítulo 64.

Volvió a acostarse a mi lado. Ahora ambos descansábamos sobre el colchón, que estaba sobre el suelo, frente a la chimenea. Habíamos dejado la gotera de lado, intentando taparla con lo que teníamos. 

Harry suspiró, mirando al fuego, otro fuego controlado. 

Lo miré, distraída, cayendo en la cuenta del aburrimiento que sufría. Miré su perfil, su extraña nariz, y sus coloradas mejillas. Cómo sus pestañas comenzaban a caer, intentando no ser consumido por el sueño. Yo también me sentía, por un momento, enredada por los calientes brazos de él y por el sueño. No había nada más que pudiera hacer allí. Lo único que esperaba era que al día siguiente la lluvia terminara, dejándonos a Harry y a mí un día productivo, para hacer algo. Tal vez para arreglar las estúpidas goteras, solo para entretenernos, o terminar Persuasión, o no lo sé, ¿caminar? Con Harry no era un problema la diversión. Si estábamos cayados en el desayuno él comenzaba a hacer caras con tal de hacerme reír. Pero ahora solo estaba al borde de dormirse, callado y tranquilo, con la respiración pausada dominando sus pulmones.

Me sobresalté al oír, en medio de ese silencio que era dominado por la sala de estar en oscuras solo iluminada por el fuego, el sonido de mi teléfono.

Aún eran las nueve y media, hora que solíamos hablar por teléfono Louis y yo cuando estábamos aburridos. Me levanté de un salto, sin inmutarme de Harry, y corrí a la habitación, donde mi celular descansaba sobre mi bolso. 

Una mezcla de adrenalina me recorría de arriba a abajo, más una alegría incontrolable. Aun así, el frío chocó contra mis piernas desnudas, aunque no me importó. 

Cogí el teléfono. Mi corazón sufrió un mini paro cardíaco cuando cuando vi su nombre en pantalla. Un ''LOU'' en letras de píxeles negros. Atendí, desesperada. 

-No..., Louis, vuelve -susurré.

Había cortado. Sentí los pitidos fuertes contra mi oído, pero no me importaba nada, quería que volviera a llamarme. ¿Lo había perdido? ¿Solo por pasar una semana con Harry? Apenas era el primer día..., no podría soportar los siguientes seis días así. No quería volver a casa y mirar a la suya, pensando que él no volvería a llamarme ''bebé''. Caí en la cuenta de que no podría soportarlo, porque amaba a Louis. No sabría si afirmarlo, era extraño, porque él me hacía sentir cosas que ninguna otra persona causaba en mí. Nunca fui una chica muy demostrativa, pero él generaba un cambio en mí que llegaba a asustarme. Necesitaba volver a preguntarme.

¿Lo había perdido?

Harry llegó a la habitación, saliendo del baño. Tenía el rostro empapado, al igual que su cabello, en un intento de despertarse. Me miró durante un segundo, cuando su mirada se suavizó. Miró mi rostro, lleno de lágrimas de impotencia, de enojo, de ira. Porque lo peor era que sabía que no merecía a un chico tan tierno y dedicado como Louis, porque era una estúpida la mayoría del tiempo.

Mis manos me dolieron como una punzada repentina cuando vi que apretaba fuertemente el teléfono contra mi pecho, intentando volver a Louis.

-¿Qué mierda hizo ese idiota ahora? -espetó Harry.

-No... no es idiota... él... -tartamudeé. Miré para un lado y luego al otro, aún con lágrimas mientras mi labio temblaba. Dejé mi mirada en el teléfono, lamentándome-. Él solo... colgó, ni siquiera... llegó a hablarme.

Mi amigo llegó a mi lado en un segundo. Levantó mi rostro con su índice. Clavó su mirada en la mía, mientras el verde de sus ojos curaban algo en mí. Aún mirándome fijamente, como con cautela, mientras sacaba el teléfono de mis manos. Lo tiró a un lado, sin intención de romperlo.

-Nena, déjalo, ¿sí? Es un idiota -susurró, enternecido-. Es un idiota -repitió- si no quiere escuchar otra vez tu voz, porque es lo más hermoso que hay, no importa cuantas veces la escuches. Él se lo pierde, ¿entiendes? -Asentí, mientras él hablaba como intentándome convencer de lo que decía.

Asentí una vez más. Él secó mis lágrimas, y se relamió los labios. Comenzó a acercarse a mí, mirándome, como esperando que lo detuviese. Aún así, mirar a sus ojos me tranquilizaba. No podría negarme, y odiaba el hecho de que fuera así. Terminaría mal, lo sabía, pero estar entre sus brazos era mi pase a el paraíso, y lamentaba sentir eso. Y otra vez, la razón de mi preocupación volvió.

Me besó, vaya que sí lo hizo. Fue intenso, definitivamente. Apretó mi rostro contra el suyo, buscando más profundidad. Seguía siendo suave, lento, y apasionante. Mis rodillas temblaron por unos instantes, hasta que él abrió los ojos. Yo aún tenía los míos abiertos, sorprendida, pero cuando vi el verde de los suyos sentí confianza. Lo conocía completamente, sabía qué haría en momentos desesperados, sabía que para bromear utilizaba una voz más aguda, sabía que no le gustaba el café amargo, su comida favorita. Y también sabía a qué sabían sus labios. Era lo único que me faltaba saber de él. Saber sobre ese sabor a caramelo, a dulzura exquisita que no terminaba, no importaba cuanto tiempo tuviera los labios unidos a los de él.

Pasé mis brazos por su cuello, incapaz de negarme. Volvió a cerrar los ojos, y lo seguí. Él sentenció una guerra entre nuestras lenguas, y me pareció raro en un principio, pero no podía negar que me gustaba. Se separó de mí. Respiré el aire, pero no ayudaba a mis pulmones, lo quería a él. Pero no se detuvo, dio unos besos cortos en mis labios y me miró.

-Ahora sí -susurró-. A dormir, señorita.

My Trouble (Harry,Louis&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora