Amablemente cruel

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Alcé la mirada hacia las estrellas...
¿Cuáles estrellas, si todo era oscuridad?
Apenas un tenue rayo de luna iluminaba el paisaje...
Todo era opacado por la decadencia de este mundo...
Donde nadie ama a nadie...
Donde todos piensan sólo en sí mismos...
Donde no existe ya la felicidad...


Miré hacia el abismo...
Dejé caer mi cuerpo tan sutilmente como una rosa...
Herida profundamente por las espinas...
Y con un pesar proveniente sólo de mi alma...


Mientras la gravedad cumplía con su labor...
Me di cuenta de lo patética que había sido mi existencia...
Afligida, por desear lo que jamás podría tener...
Aislada, por no encontrar lo que más amaba...
Vacía, por no llenarme de fortaleza y sobreponerme...


Cuando volví en mí...
El suelo estaba cada vez más cerca...
Arrepentida, me pregunté...
¿Era él lo que más querías?
¿Era él a quien en verdad amabas?
¿O era sólo una obsesión por miedo a quedarte sola?


Cerré los ojos...
El viento hacía que mis lágrimas se secaran...
De pronto, sentí que dejé de caer...
Al abrirlos, mi mirada se encontró con la suya...
Con él...
Irradiante de luz...
El ser que había estado esperando...
Pero...
Era un ángel...
Mi sueño convertido en pesadilla...
Al que más amaba...
Y al que, sin embargo, jamás podría tener...


Dejó mi cuerpo en un jardín de flores...
Levantó el vuelo...
Y se fue...
Llevándose consigo mis sueños y esperanzas...
No dejaría nunca que muriera...
Me tendría así...
Viviendo en agonía...
Para siempre...


Mi ángel...
Mi verdugo...
Mi ser amado...
Tan ajeno y, a la vez, tan mío...


Él...
Mi amor amablemente cruel...

Pequeños poemas en prosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora