Pequeños poemas en prosa

Si el día pierde su encanto...

Y tú sigues siendo mío...

El temor de perderte es franco...

Por eso escribo lo que escribo...

Para olvidar los recuerdos...

Mejor dime si te miro...

El valor se habrá deshecho...

Y tú serás mi delirio...

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Preguntas sin mirarme...

Te escucho y sin hablarte...

Me pregunto: ¿cómo antes llegué a amarte tanto?

Usando el fundamento...

De un amor casi inconcluso...

Tanto así, que, entre murmullos...

Gritabas que me amabas...

Es que en forma de milagro...

Llegaste tú, bendito diablo...

A salvarme y confundirme...

A esconderme de otro santo...

Para ser un imprevisto...

Fue más sencillo hallarte...

Mala suerte al encontrarte...

Conocí el inframundo...

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Entre tanto he de verte...

Inmerso en la alegría...

Construida con mentiras...

De tristezas ajenas...

Para mí, esa linda...

Ilusión de tenerte...

Sonreírte y verte siempre...

Es distante de mis manos...

Aunque ya sé lo que espero...

No es muy justo, y es sincero...

La emoción de escucharte...

Y de mirarte a los ojos de nuevo...

Mientras más intento...

Acercarme a lo que quiero...

El final se ve a lo lejos...

Y difícil de alcanzar...

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Cuando la alegría cambie...

En mi rostro no habrá tristeza...

Pero sí la certeza...

De una alegría nunca alcanzada...

Mejor es la esperanza...

De lo que se desea encontrar...

Aunque no se encuentre lo que se desea...

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Ya son cosas de la vida...

Conocerte y no tenerte...

Platicar siempre de frente...

Con la sombra de tu recuerdo...

¿Y si confieso lo que siento?

¿O sería mejor robarte un beso?

Que esperar a tu respuesta...

Sería mejor ahorrar la tristeza...

Que me causarán tus palabras...

Al decir que no me amas...

Y saber que te he perdido...

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Para luego poder olvidarte...

Sería mejor volver a tocarte...

O sentir de nuevo un abrazo tuyo...

Como sólo una ilusa podría imaginarlo...

Cuando ya lo haya olvidado...

Me obligaré a recordarte...

Para no volver a caer en el mismo problema...

De tenerte tan cerca...

Y de perderte sin más...

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Me he llevado un fragmento...

Del recuerdo en mi mente...

Para nunca dejar de tenerte siempre cerca...

Aunque no sea físicamente...

Lo mejor es que puedo...

Hablar a diario contigo...

Decirte lo que quiera...

Incluso cómo me siento...

Aunque nunca me vas a escuchar...

Mas por mí no hay problema...

Sólo sé que he de tenerte...

Y que de mi corazón jamás te habrán de quitar...

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No tienes idea de cuánto anhelo...

Revelar mi más profundo secreto...

Y confesar que eres lo que más deseo...

Aunque no pueda esperar tu amor de regreso...

Pero cómo ignorarte...

Si siempre te veo...

Cómo aparentar que no siento...

Si a cada instante te pienso...

Cómo fingir que eres nadie...

Si no imaginas cuánto te quiero...

Supongo que debo resignarme...

Y verte como amigo solamente...

Aceptar que sólo en sueños podré tenerte...

Tocarte, sentirte, besarte...

En tu mirada perderme...

Para luego despertar nuevamente...

Con esa sensación intangible y vacía...

De tu cálida piel sobre la mía...

¿Qué debo hacer para que me quieras?...

¿Qué hago para ser la que prefieras?...

Me pregunto qué pasaría si lo supieras...

Que quisiera ser yo tu amante compañera...

Y que seas tú mi amante, mi amado...

Que seas por siempre mi niño adorado...

Pero, como siempre, habré de volver a mi realidad de nuevo...

En que somos sólo tú y yo, y el silencio alrededor nuestro...

Con la esperanza ciega de recibir un solo beso...

Un roce de tus labios con mis labios traviesos...