* improvisación *

55 0 0
                                    

Mi querido muchacho de crueldad amable y de hablar silente...

Aunque te observo furtiva desde el escondite al que llamo cobardía, todo cuanto tiene que ver contigo me resulta un completo enigma todavía...

Si en tus constantes estancias intermitentes de ausencia y de silencio queda un pequeño espacio vacío, de verdad me gustaría saberlo... porque si así fuera, trataría con todas mis fuerzas de aferrarme a esa minúscula grieta para ver si consigo aunque sea colarme en tu memoria para que pronuncie mi nombre en tu cabeza de vez en cuando...

Ya sé que en sólo imaginarlo me desgasto, pero evitarlo no puedo...

De pronto apareciste trayendo solamente destrucción a la sólida estructura que levanté durante años a costa de dolor y sufrimiento...

Llegaste a despertar al monstruo que a duras penas aún mantengo encadenado y que no puedo matar porque su existencia está inherentemente ligada a la mía...

Viniste a despreciar a este corazón que mil veces fue antes desdeñado y que sabes que por ahora es tuyo solamente... por eso te das el lujo de jugar con él a tu antojo encontrando el punto exacto en donde está mi debilidad...

Dime, ¿te gusta esto que estamos jugando?

Yo, suplicando un poco de tu afecto, y tú, dándote igual si vivo o muero... pero riéndote un poco por dentro al ver el patetismo y la insignificancia de este miserable esperpento...

Y muy a pesar de darme cuenta de que la frustración y la pena me están carcomiendo el alma, mi obstinación prevalece... no quiere hacer otra cosa más que seguir intentando, aunque ambos sabemos que no tiene caso...

Tú jamás vas a quererme, y desde el principio ya lo tuve claro... pero eso no quita el hecho de que me gustes más de lo que deberías, ni de que la necedad me pueda más que el sentido común...  

Pequeños poemas en prosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora