Eternidad

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¿Y si cambiara el tiempo, y volviese todo al pasado?...
¿Llegaría a suceder lo mismo, dejando nuevamente ese vacío dentro de mi pecho y ese dolor en mi corazón, tan puro como el sol, y tan turbio como la luna?
Tendría que subestimar a la muerte, ya que ni ella misma lograría borrar la agonía que sufre mi alma inerme...


Un mundo paralelo sería mil veces mejor que toda la triste decadencia que me rodea...
Un mundo en el que no tuviera nada; en el que todo me fuera extraño y yo también para aquellos que en él habiten...
Tal vez... así sería más suave el golpe... más impasible la pena... y más tierna la herida...


Quizá... ya no sufriría tanto por tu presente ausencia, que aunque la aborrezco, la busco... por necia o masoquista... por idiota o por desesperada... llegando incluso a pasar la eternidad entera en el cuarto portal del inframundo... sólo esperando tu llamado... para ver arribar mi salvación y vida nueva... porque ése será mi castigo...


¿Y si en realidad no necesitara de tu ayuda para esa nueva existencia?
Me dedicaré entonces a buscar subterfugios ensayados para intentar hallarte, observarte e ignorarte, hablarte y preguntarte si es ésa la respuesta a todo...
O, tal vez, el tiempo pueda menguar todo lo que en mi mente puebla, desgarrando así cada recuerdo tuyo que se niegue a marchar, y borrarte para siempre de mi memoria... ayudando a mi dolor a relegarte hacia el olvido, para luego obligarme a recordarte y volver a ser una mártir...


Mirarte, quererte, pensarte, amarte... es lo que hago cada segundo, suponiendo que podría ser la solución a mi problema... sin darme cuenta de que es lo peor que se me ha podido ocurrir... pues me he dejado consumir por la llama de tus besos, ardientes y apasionados que en más de una ocasión arrebataron, de mis labios, un suspiro... por el brillo de tus ojos, cristales luminosos que ni siquiera el más intenso fulgor de una estrella podría equiparárseles... por la calidez de tus palabras, claras y persuasivas que me impiden cuestionar todo a lo que a ti respecta...


Si no fuera porque dejé de quererte, diría que te odio... pero me es imposible aceptarlo...
Me es imposible aceptar que mi felicidad no es más que un delirio emocionado que, lánguido, agoniza a los pies del sacrilegio... rindiéndose sumiso y vulnerable ante las sombras y el silencio... abandonando todo deseo y esperanza de hallar algún nuevo amanecer...
Porque la noche es un oscuro comienzo, y la vida, una ramera de esquina imponiéndose a los cielos, dejando huellas que la muerte, celosa y enamorada de su libertad, recoge mientras muere envuelta en una profunda tristeza...


¿Y si no hubiese un mañana?
Tal vez no sería una lucha, sino una resignación... por perderte...
Porque no hay futuro... ni esperanzas...
Porque mi soledad es una amante compañera, un beso al viento y una absurda estupidez...
Porque el miedo se ríe de la incredulidad, y la angustia llora a ciegas tratando de acallar las dulces promesas que la nostalgia deja oír...
Porque saben que no volverás... sé que no volverás...
Y nada va a cambiar... aunque lo desee...
Pero la cuestión no es ésa... no, no es ésa...
El punto es que estás muerto... te he perdido... y yo ya no podré volver a ser la misma...
Porque si no estás, ya nada valdrá la pena...
Sólo esperar a que la oscuridad me envuelva para poder así verte...
Siendo los dos... intocables... inmortales...
En la eternidad...

Pequeños poemas en prosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora