Fondo musical (e inspiración):
"Nada es siempre lo que parece...
Rara es la mente que logra discernir entre lo que se aparenta y lo que se halla dentro...
Cuánto pueden diferir...
No siempre se miran las cosas desde otra vista... con otros ojos...
A veces juzgamos y acusamos fríamente, sin ver más allá de lo que podemos ver...
Todo lo que es, no es sino el resultado de lo que, en un tiempo, algo más fue..."
Desde mi oscuridad te observo...
Puedo atisbar el terror en tu mirada, a pesar de que la tenue luz sólo me deja vislumbrar vagamente tu silueta...
¿Cómo hacer notar mi presencia?
¿Cómo hacerte saber que estoy aquí, y que preciso de tu breve compañía para no morir de desolación?
Ahora que siempre es de noche para mí...
Deambulo ávida y deseosa de nuevas emociones...
Arrastrando mi sombra sobre las lóbregas paredes...
Solitaria, triste y desdeñada...
Me gustaría decirte que no temas acercarte a mí...
Mas no quiero hacerte daño...
Sin embargo, tampoco quiero sentirme tan, tan sola...
Hubo un tiempo en que yo no fui tan diferente a ti...
Era una mujer, en plena flor de su juventud...
Decían que yo era la más preciosa...
Que mi gracia se equiparaba incluso a la hermosura de Afrodita...
Entonces caí presa de su envidia... y ordenó a las parcas tejer una terrible maldición en mi telar...
Mi belleza fue causa de mi hado oscuro... pues el señor de los mares me eligió como su predilecta...
Era mi deseo sólo servir a Atenea, y busqué refugio en su santuario...
Pero Poseidón, caprichoso e implacable, no dudó en arrebatarme mi pureza...
Y yo... simple y miserable mortal, cargué con toda la culpa y la responsabilidad...
¿Cómo protestar?
¿Cómo reclamar justicia?
¿Cómo levantar el puño contra un dios? Contra varios dioses... pues mi señora se envolvió en la más desmesurada cólera al ver profanado su templo, por parte de su rival, con tal acto de vil ultraje, crueldad y violencia...
Desde entonces camino siempre despreciada...
Siempre herida...
Siempre solitaria...
Cómo hacerte saber que la culpa no fue mía...
Cómo aproximarme a ti sin que huyas horrorizado por mi fatal aspecto... por mi terrible maldición...
Si quisiera, podría retenerte para siempre...
Pero, ¿a qué precio? Con tu muerte...
Sólo con tu muerte...
Bastaría mirarte a los ojos, y ver cómo tu vida se escapa en un instante...
Sólo así me harías compañía, eternamente, pero seguiría estando inmersa en la más profunda y dolorosa soledad...
Hace tanto que no toco otra piel...
Que no observo una mirada alegre y viva...
Que no percibo el aroma de las rosas...
Que no escucho el canto de las aves...
Que no veo la luz del sol... ni la magia de las estrellas...
Hace tanto que no sueño...
Hace tanto que no siento calor...
¿Lo merezco en verdad?
Ser condenada a las tinieblas...
A ser un espectro carente de emoción...
Un monstruo de sangre fría...
Una asesina sin piedad...
Es mi castigo por un delito que no cometí...
Es mi tortura... es mi agonía...
No soy más que la sombra de lo que alguna vez fui...
A veces anhelo la muerte... tanto...
No sabes cuánto deseo aquello que yo misma puedo provocar con tan sólo contemplarme...
No importa cuánto grite o cuánto llore...
Mis lágrimas caerán y se romperán al tocar el suelo...
Totalmente frías, pétreas, secas e impasibles...
Lágrimas de piedra...
No así mi corazón...
Por eso hoy te pido, visitante extraño, venido quién sabe desde dónde...
No me dejes sola en esta eterna noche...
Cierra los ojos y mírame con el corazón...
La mujer inocente sigue aquí todavía...
Tan sólo se halla enclaustrada dentro de este cuerpo de mirada fatal... de sueños funestos... de caos total...
Acércate sin temor alguno... como un ciego... yo te guiaré...
Sólo quiero un poco de tu compañía...
Sólo un efímero momento de tu presencia para no restarle tanto sentido a mi existencia...
Para engañar un poco a mi soledad...
Sólo quédate conmigo un momento, nada más...
No huyas de mí, te lo ruego...
¿Acaso no me escuchas suplicar en silencio?...
Ahogando mis sollozos en el vacío de mi pecho...
Dejando que mi recuerdo se lo lleve el olvido...
Dejando que el viento sombrío se lleve mi voz...
Así que... ¿te puedes quedar?...
¿Aunque sea una noche? ... Esta noche...
Te prometo no mirar...
Te prometo lo que sea...
Tan sólo permanece un poco más...
Sólo un poco más...
No te vayas todavía...
No quiero sentirme nuevamente rechazada...
No quiero perseguirte y asesinarte sin querer...
No quiero que te marches...
No te quiero perder...
Por favor... sólo necesito algo de compañía...
Hacerte daño no es intención mía...
Sólo necesito unas simples palabras de amor...
Porque por más que intento... tanto, tanto...
Ya no recuerdo cómo es esa sensación...
Pero... supongo que no vas a escucharme...
Yo sigo aquí escondida...
Furtiva entre las sombras...
Entre toda mi agonía...
Esperando que en algún instante...
Venga alguien como tú a hacerme compañía...
Alguien que no repare en mis defectos...
En mi terrible maldición...
Alguien que se quede conmigo para siempre...
Alguien que sienta mi, aún cálido, corazón...
ESTÁS LEYENDO
Pequeños poemas en prosa
RandomUna recopilación de textos que escribí hace muchos años... antes de que mis letras me abandonaran. Está dividida por Arcos. Cada Arco corresponde a una persona, salvo EGO I y II que son míos, antes y después del paso de esas personas en mi vida. He...