Crónicas de un amor inconcluso

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Nuestra historia se empezó a escribir de la forma más simple...

Ya no recuerdo cuándo ni recuerdo en dónde...

Tan sólo surgió cómo el Milagro que por tanto tiempo había esperado, y que la vida siempre me negó...

Éramos tú y yo... con la inocencia en nuestras miradas...

Con la soledad marcada en nuestras frentes...

Y con la pureza en nuestros labios intactos...

Éramos los dos... con el dolor en nuestros corazones...

Ambos heridos por la misma causa...

El desconsuelo... la impaciencia... el desamor...

La desolación del rechazo... uno tras otro...

La desesperanza... y la aflicción...

Eras tú mi apoyo... el incondicional amigo que no esperaba encontrar...

Era yo tu amiga... compañera y confidente en quien realmente confiaste...

Éramos tan cercanos... casi inseparables...

Y no sabía por qué de pronto era la nueva emoción al verte...

Y esas furtivas miradas que, a lo lejos, me dirigías, pensando que yo no lo notaba...

No quería aceptarlo... pero en realidad me enamoré...

No quería creerlo... pero tú también, con otros ojos, me miraste...

Y aún con las heridas... con el daño de los crueles golpes y las duras caídas...

A pesar de los errores, de los defectos, de los fracasos...

Sin importar los resentimientos del pasado...

Decidimos intentarlo... ambos... juntos...

El dolor poco a poco menguaba... a tal punto de sentirme viva... de sentirme plena como nunca lo había sido en toda mi existencia...

Por fin había experimentado la maravillosa sensación de ser correspondida...

De amar y ser amada...

Por fin pude disfrutar del sabor del primer beso... ése que nos marcaría de por vida...

Era yo la primera... eras tú el primero...

Éramos los dos tan novatos en esto...

Cómo adoraba tomarme de tu mano... sentir que no estaba sola... que estabas tú a mi lado...

Cómo me encantaba sentirme protegida... segura entre tus brazos...

Cómo me gustaba que te acurrucaras en mi pecho... dejar que acariciara tu cabello y arrullarte con mi calma...

Eras tú el Fuego... era yo el Hielo...

Gélido Cisne... Ardiente Fénix...

Eras tú el ímpetu, el arrebato, la pasión...

Era yo la pureza, la ternura, la serenidad...

Aunque a veces me preguntaba quién era en realidad el Fuego... y quién era el Hielo...

Bien recuerdo que cuando estábamos solos... era casi una odisea darte un beso...

Eras tú el tímido e impasible Hielo... pero sólo ante mi presencia...

Y era yo quien se volvía Fuego... cálida y apasionada... sólo para ti...

Pero no sé qué ocurrió en el camino...

De dónde habrá salido... o inclusive por qué...

Quién rayos es él... o ella... que se interpuso entre nosotros...

Apareció de la nada... con palabras amenazantes...

Quería que nos alejáramos...

¿Qué conseguiría con eso?...

¿Tu soledad... la mía?...

Y hasta ahora no sabemos quién está detrás de todo esto...

Quién será la persona responsable de tu paranoia... de mi miedo...

Con cuál de los dos quiere jugar...

Si contigo... o conmigo...

Y trato de ser fuerte... por ambos...

Trato de luchar por lo nuestro...

Pero temes más por mi vida... que por la tuya...

Y has preferido primero... para salvarme, perderme...

Pero me desconsuela que sólo pienses en eso... en descubrir quién se ha burlado de nosotros...

Me duele que me ignores... que pongas ese maldito problema primero...

Me hiere tu distancia... tu indiferencia... tu cuerpo presente y tu mente en la lejanía...

Y no sé cuánto más me duren las fuerzas para seguir intentando...

Porque voluntad tengo... pero también soy humano...

Y en algún momento habré de cansarme...

Ojalá podamos resolver este conflicto antes de que pase eso...

Porque te amo... y no quiero dejar de hacerlo...

Mientras tanto... ¿qué será de nuestra historia?

Nuestras páginas apenas comenzaron a escribirse...

Y no quiero que ése sea el epílogo de lo que fuimos... de lo que somos... de lo que podríamos llegar a ser...

Sin embargo, esta pausa se vuelve agónica... tan sórdida y desesperante...

Y si es que hay un final, no quiero saberlo...

Quiero vivir el ahora... contigo...

Porque aún nos quedan caricias, abrazos y besos...

Aún nos quedan, prístinos, los sentimientos...

Te ofrezco mi paciencia... mi comprensión... mi transigencia...

Te ofrezco mi tiempo... mi dulzura... mi fortaleza...

Y no dejaré de pelear... de intentar... de mantenerme firme hasta las últimas consecuencias...

No me daré por vencida...

Lucharé... aunque, en el intento, muera...

Ésta es nuestra historia... hasta ahora...

Historia con un inicio nítido... presente indefinido... futuro difuso...

Éstas son las crónicas de mi vida...

Son las crónicas... de un amor inconcluso...

Pequeños poemas en prosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora