Disculpa tardía

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Herí porque estaba herida...
Herí porque estaba asustada, y no me había dado cuenta del daño que hice hasta que fue demasiado tarde como para decir "lo siento"...
Era mucho más factible saberse víctima que verdugo, pero si hay algo que es cierto, es que cuando te lastiman, te conviertes en ese monstruo al que tanto temes, y lo peor, es que te transformas de un modo imperceptible...
No fue intencional, pero supongo que estuve consciente en todo momento, y no hay disculpa que baste para compensar tanta vileza de mi parte...
Era más fácil impresionar con letras que con acciones, y era más sencillo porque estaba a salvo...



Cualquiera diría que era solamente un juego, o que, con la geografía de por medio, realmente no era tan importante... pero para quien ama las palabras, cada letra cuenta... y si me veía capaz de inventarme un universo entero a partir de un verso único, es que de verdad el sentir no me era ajeno, ni era en vano...
Creo que fue en ese punto donde me asusté demasiado, y salí corriendo...
Después de toda una vida sin saberme amada, porque cuando creí serlo, me traicionaron... de pronto recibí esas dos palabras que tanto anhelé un día, y que al serme dedicadas, simplemente me aterraron...


Eras de cartas en blanco pasaron... y eran las mías...
Cuando se está a kilómetros de distancia, las lágrimas y las lamentaciones pasan desapercibidas...
Recibí súplicas y ruegos plasmados en papel intangible... y no quise responder porque tenía miedo...
Supongo que un agónico silencio puede matar hasta la fe de un santo. Si de esa forma tan cruel yo le pagué su afecto, ¿con qué descaro iba a pedirle que continuara esperando?


No lo culpo si, aunque fuera por despecho, decidiera escapar de ese hermoso jardín al que, por mi cobardía, convertí en un infierno...
Pero quizá podría decir que fue lo mejor que pudo haber hecho, porque por más tentada que hubiera estado muchas veces de volver a ese mundo hermoso pero imaginario, la verdad es que yo jamás le habría dado todo lo que él buscaba... jamás, por muchas ganas que tuviera, le habría podido dar lo que para él era necesario...
Conmigo no habría sido feliz, porque de fantasías no se vive...
Una bofetada de realidad no está mal de vez en cuando...


Si hubiera dicho que me arrepentía de todo, habría sonado cruel... y si hubiera dicho que no, lo habría sonado aún más...
Supongo que es por eso que elegí siempre el camino fácil, y terminé siempre diciendo nada... a cambio, comencé a recibir esos reproches justificados y bien merecidos que estaban implícitos y que estaban pendientes...


Realmente no me enfadé cuando me cantó las cuatro verdades en la cara (figuradamente, porque jamás nos vimos) con toda la furia de un golpe vengativo... ¿qué clase de ser insensible habría sido si le hubiera hecho un solo reclamo?
Mi desvergüenza tiene un límite, y mi monstruosidad no llega tan lejos...


Ahora sé que es feliz y me alegro por ello...
Me alegro porque finalmente ha encontrado un ser de carne y hueso que puede ofrecerle lo que yo, vendedora de humos y espejismos, romance pasajero de letras, jamás le habría dado...
Ni mil palabras pueden reemplazar la suavidad de una caricia, ni la calidez de un beso. No basta con imaginarlo. Conmigo no habría tenido nada de eso...
Lástima que, por causa de mi torpeza, ella le haya encontrado herido y desangrado... sin embargo, le agradezco su paciencia para curarlo y su cariño para dejarle refugiarse entre sus brazos...
Quizá eso le ayudó a sanar por dentro y a otorgarme el perdón que nunca le pedí porque no creí merecerlo...


Si me conserva en su memoria, estaré feliz como un recuerdo...
Si ha elegido exiliarme en el olvido, no podré culparlo...
Gracias por los versos compartidos y por los recuerdos inventados, porque jamás tuvimos la oportunidad de vivirlos...
Sólo le deseo una vida próspera y plena, porque la felicidad... sé que ya la ha encontrado...

Pequeños poemas en prosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora