Incurable

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Secuela de Soltando Ataduras. Tres años después.


*****

Sabes que hay heridas que no cierran, ¿verdad?

Que nunca cierran...


Han pasado ya casi cinco años...
Días se suceden unos a otros mientras las lágrimas se acumulan tras las sonrisas que, a duras penas, saco y de no sé dónde ni cómo...


No sabes cuánto lo he intentado...
Cuánto me he esforzado por hacer como si nada...
Por olvidarlo...
Por pretender que nunca pasó...
Pero simplemente hay cosas que nos marcan de por vida...
Que aún persisten...


Sabes que la cura es el tiempo, y no porque avance hacia adelante...
Mientras más pasa, más duele...
Lo peor es que sin importar cuánto ruegue desesperadamente, no hay cómo dar vuelta atrás a las manecillas del reloj...
Porque es fácil para una persona común con una vida común decir "ya supéralo, deja de ser tan inmadura"...
Pero, ¿y si supieran cómo es haber vivido durante años con la soledad como única compañía?
Aún tengo el corazón de una niña, y quizá es por eso que más duele...


Sabes bien que si hubiera sido al revés, yo te habría antepuesto a ti porque me eres más importante que cualquier idilio pasajero...
Y sobre todo, te habría puesto en primer lugar porque me resulta imposible hacerte daño...
Porque te ganaste mi respeto, mi confianza y mi afecto...
Me hiciste quererte como la hermana que siempre quise tener...


Dejé que me conocieras...
Dejé que supieras mis miedos y mis debilidades...
Sin embargo, eso no te detuvo...
¿Acaso nunca te paraste aunque sea un segundo solamente a pensar en cómo me sentiría?


Dime, ¿qué fue lo que te hice?
¿Tan mala persona soy que merezco que me hieras por dónde sabes que soy más vulnerable?
Y no, no lo digo por él...
Es por ti...
Siempre fue por ti...


Nunca pude lastimarte aunque me hayas dado motivos de sobra para hacerlo...
Porque es mi naturaleza...
Porque me sería más fácil entrar a las puertas del infierno y revivir todas y cada una de mis heridas y de mis decisiones erradas...
Sería más fácil ahogarme en mi propio veneno surgido a partir del dolor y la amargura preguntándome qué fue lo que hice mal en alguna vida pasada, como para tener que padecer tanto en mi presente...
Sería más fácil hacer todo eso que herirte...



Dime, ¿soy muy tonta o muy masoquista?
Durante todos estos años he estado acumulando estas lágrimas que hasta hoy se habían mantenido ocultas a tus ojos... pero que ya se cansaron de tu quemeimportismo y ahora ya no dejan de salir...


Cada una es un día de no haberte dicho nada...
De haberme tragado toda mi agonía...
De haber esperado a que te inmutaras...
De querer escuchar un "lo siento"...
De siquiera pensar en que podría verte intentar enmendarlo, porque bien sabes cómo y no lo haces...


Pero, como siempre... a ti te da lo mismo...
Eso es lo que siempre dices y demuestras...
Quisiera que sintieras mi dolor, no como una suerte de venganza...
Sino para tengas algo de la empatía que a mí tanto me sobra... y tanto me cansa...


¿Sabes lo que más duele?
Ese cinismo tuyo...
Que te hagas la inocente...
La que no sabe nada...
La que todo lo niega... aun con las pruebas en las manos...
Supongo que eso de ti al mundo le resulta adorable...
Pero para mí es como el puñal que clavas con más fuerza cada vez...
Ese mismo puñal que enterraste en mi espalda hace años...
Y que no me he armado de valor para sacar por temor a herirte...


A mí no sé si más me lastima tu silencio o tus mentiras...
No sé si me duele todo eso que te callas... o todas las palabras que sueltas y que siempre suenan a las cosas que yo quiero oír...


Sabes que ya no puedo creerte...
Yo ya no sé cuándo mientes o cuándo dices la verdad, si es que lo haces...
Si es que lo has hecho alguna vez...
Pero supongo que te da lo mismo...
Sin importar lo que hagas tú o lo que haga yo... siempre serás la favorita de todos...
Yo siempre quedaré como la mala... aun cuando me haya desgarrado el corazón durante estos largos años para no soltar una sola palabra que pudiera mortificarte...


Que sí, que te da lo mismo, ya lo sé...
Que soy muy cansina, eso también lo sé...
Pero, ¿qué hago entonces?
Estoy tan aferrada a esa imagen que tengo de ti que me resulta imposible desapegarme...


¿Sabes? Yo solía tener a alguien a quien llamaba "amiga"... hace mucho tiempo...
Tienes su rostro, su nombre y su voz...
Y cada vez que te veo a ti, la veo a ella...
Sólo a ella... porque yo ya no sé quién eres tú...

Si pudiera cumplir un deseo justo ahora, sería volver a encontrarme a esa niña risueña y sincera que se ganó mi afecto...
Es una pena que se haya ido para siempre... sin despedirse...
Y me haya dejado sólo con el espejismo a quien le hablo cada día...


Hay heridas que nunca sanan...
Tú eres una de ellas...

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