De verdades incómodas

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  Paralelo a Soltando Ataduras.  


*****

Han pasado ya dos años desde aquel suceso...

Pero para mi corazón, el tiempo nunca avanzó...

Decidí detener mis emociones, porque supe que eso me ayudaría a no sentir ese pesar tan inminente al saber lo que no debió haber ocurrido nunca...

Me callé, reprimí, y me negué a ver lo evidente... porque sabía que eso dolería mucho, y hasta ahora no estoy segura de qué es lo que habría dolido más...

Quizá fue porque ya sabía la respuesta y tenía tanto miedo de ella, que opté por vivir con la herida abierta... porque sabía que tendría que sacrificar algo valioso para que sanara...

Ignoré el dolor y continué caminando con esa herida que no cerraba precisamente por seguir aferrada...

Pero como todo... después de tanto tiempo con aquella lesión vulnerable y al descubierto, tendría que llegar la infección...

Sabíamos que era algo inevitable...

El insensato aquél abrió la herida (un poco más que los otros que me habían lastimado antes)...

Pero lo que la hizo diferente (y más letal todavía) fue la estocada de tu parte...

En realidad esa fue la que me dejó congelada y abatida...

Supongo que en el fondo siempre lo supe... pero tenía tanto miedo de perderte, que no lo quise aceptar... y seguí a tu lado, cuando lo correcto (por principios y sentido común) era alejarme...

Pudo más mi necedad y el espejismo de amistad que había creado con tu rostro y nombre, que la dignidad que debí haber mantenido...

Ahora que lo pienso, en cierta forma sí me rebajé a buen grado de ridiculez por aferrarme a tu compañía, cuando en realidad era yo la que estaba sobrando...

Me disculpo por eso...

Recuerdos venían a mi mente, y me aferré a ellos y a la imagen inmaculada y casi perfecta que me había hecho de ti...

Olvidé por un segundo que eras un ser humano como los hay millones...

Es sólo que, tal como lo dijo el Principito refiriéndose a su amigo, el zorro: "No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo"...

De la misma forma... te creí única e inigualable... mucho mejor que yo...

Pero eres humana, ¿no?

Y yo demasiado tonta por poner la amistad antes que al amor...

Supongo que ése será siempre mi problema...

Ser demasiado leal mis valores, mis principios y a todo lo que me es valioso...

Hasta el último momento creí (o más bien, quise) ver alguna reacción de tu parte...

Me costó aceptar que olvidé que no eras como yo...

Pero ahora es diferente...

Sé que aunque intentaras fingir aunque sea un ápice de remordimiento, ya no seré tan incauta como para creerte...

Lo que hayas hecho, ya lo hiciste... y eso no cambiará la nueva imagen que has hecho de ti misma...

Una acción vale más que mil palabras...

Jamás creí que este momento llegaría... el instante en el que yo ya no estuviera de tu parte...

Pero, a veces las personas cambian... o el tiempo te deja ver cómo en realidad son...

Y creo que es hora de ser sincera conmigo misma...

Es hora de levantarme, darme vuelta y continuar...

Pequeños poemas en prosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora