Capitulo 7 [Parte 3/8]

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― Y…bueno, la verdad es que me gusta mucho trabajar aquí. 

― Vaya, me alegro mucho de escuchar eso ― comentó una voz familiar a sus espaldas. 

Jean se volvió de inmediato. 

― Papá, mamá ¡Vinieron! 

― Por supuesto que vendríamos ― dijo su madre. 

Sonrió a la señora Lourie y a Nathan. Jean los presentó. 

― Te necesita la señora Thomas ― dijo Polly. 

También apareció con la misma espontaneidad que Gabriel. La expresión del rostro de Eileen al ver el conjunto de Polly fue impagable. Jean tuvo que morderse el labio para no soltar una carcajada. Luego de presentar a Polly, se dirigió a la cocina. 

Cuando salió de allí diez minutos después, con otro recipiente de ponche, se alegró de ver a Polly y su madre como si hubieran sido viejas amigas. 

Nathan y su madre estaban hablando con Gerald. 

Ninguno parecía dispuesto a irse todavía. 

Con mucho cuidado depositó el recipiente de ponche sobre la mesa. Gabriel estaba allí embuchando verduras como si hubiera sido su última cena. 

― ¿Cómo va todo? ― preguntó ella. 

Él estaba masticando un bastón de zanahoria. 

― Yo me estoy divirtiendo. ― Miró a Nathan por encima del hombro ― Es un buen tipo. Se nota por el modo en que trata a su madre. Qué lástima que está de novio con una chica un poco afecta a mentir. 

Fue como echar sal sobre una herida abierta. 

― Basta de meter el dedo en la llaga. ¿Quieres? Me siento ya bastante culpable. 

― Entonces dile la verdad. 

― No puedo. ― ¡Como la presionaba con ese tema! ¿Por qué? 

Lo miró furiosa, pero él ni parpadeó. Demonios ¿Por qué no le decía toda la verdad? ¿Por cobardía? ¿Por qué no tenía miedo de que él no quisiera volver a salir con ella? Los pensamientos que se le cruzaron por la mente fueron uno más nefasto que el otro.

― Maldición ― protestó. ¿Estaba hablando con una persona que había tenido la valentía de enfrentar la muerte y ella no era capaz de confesar a su novio la verdad? ― Está bien ― dijo pesarosa ― Se lo diré. 

Gabriel sólo se limitó a contemplarla con ojos misteriosos. 

― Y bien ― lo urgió. Buscaba un poco de crédito por lo que estaba por hacer. ― Di algo. 

Entonces le sonrió. 

― La verdad te hará libre. 

― Si, es cierto ― masculló, un poco decepcionada porque al parecer Gabriel no entendía hasta qué punto se estaba arriesgando ― ¡Que generoso eres! 

― ¿Y qué pretendes? ¿Una medalla, un premio? Lo único que vas a hacer es decir la verdad a un hombre. 

― Para ti es fácil decirlo. 

― No seas tan negativa ― Gabriel se rió ― ¿Qué es lo peor que podría pasar? 

― No entiendes. Es probable que deje de gustarle, después de que se entere de todo. 

― Si no te quiere por lo que eres ― razonó con seriedad ―.¿vale la pena tenerlo a tu lado? 

― Me gusta ― rezongó entre dientes, fuera de sí ― No quiero perderlo. 

― Repito ¿Qué es lo peor que podría pasar? ― Tomó otro bastón de zanahoria ― Si te quiere de verdad, lo tomará bien. Si no te quiere, es mejor terminar ahora. 

― Podría abandonarme ― dijo ella ― Eso es lo que podría pasar, ¿Entonces, que haría yo? 

― Lo que has hecho siempre ― respondió enigmático ― Vivir y ser capaz de decidir por ti misma ― Con esa frase, dio media vuelta y se fue. 

No me olvides. sinopsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora