Capitulo 5 [Parte 1/8]

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24 de Septiembre 

Querido Diario: 

Papá y mamá todavía no han llegado, de modo que aprovecho estos minutos para escribir algunas líneas. Estoy en una encrucijada. Nathan me gusta de verdad, pero detesto que crea que soy una persona que en realidad no soy. Quizás deba confesar la razón por la cual trabajo en Lavender House. Pero…tal vez no. Por otra parte, no quiero que piense que estoy mintiendo… O sea, no se puede decir que estoy mintiendo exactamente cuándo lo único que he hecho es omitir explicar un asunto personal. ¿Será así? Oh, ¿A quién trato de engañar? El que calla otorga, de modo que estoy mintiendo de todas maneras .Sin embargo, me gusta mucho. Al lado de Nathan, Todd parece un chiquilín. Y no porque no sea agradable. Lo es. Pero lo máximo que ha hecho en su vida laboralmente hablando, es formar parte de la tripulación en el yate de su primo. Creo que voy a esperar a que Nathan y o nos conozcamos un poco más antes de revelarle toda la verdad. ¿Porqué la vida es tan complicada? Por fin conozco a un tipo increíble, y termina metida en un lío. 

— Jean, — gritó su madre desde abajo — ya llegamos, baja tu padre quiere hablar contigo. 

Jean frunció el entrecejo. Aquellas palabras sonaron ominosas. Arrojó su diario en un cajón bajó corriendo. 

— Hola ¿Qué tal el club? — preguntó al entrar en el living. Su padre estaba parado frente al hogar, y la madre sentada en el sillón. 

— Muy bueno — respondió el padre — ¿Qué tal la biblioteca? 

―Oh, Santo Dios — pensó Jean — me pescaron cenando con Nathan

— Oh, bien. Terminé el resumen del libro y tomé algunas notas para mi examen de historia. —Estaba realmente nerviosa. Aunque no había faltado a la verdad, su respuesta parecía falsa. 

— Bien — Gerald se dirigió al sofá para sentarse junto a su esposa — Nos gustaría hablar contigo. 

— ¿Acerca de qué? — preguntó Jean. 

— Acerca de ese lugar en el que estás trabajando. Lavender House. — Hizo una pausa 

— Jean, ese no es un hogar de ancianos. Joe Martell está en el directorio y me dijo que es un hogar para enfermos terminales.

Decidió hacerse la tonta. 

— ¿Y? 

— ¡Y! ¿Es todo lo que tienes que decir? — Protestó su madre — Estás trabajando en un hogar para enfermos terminales y ni siquiera nos has avisado. 

— No me pareció importante. No encuentro demasiadas diferencias entre un hogar para ancianos y un hogar para enfermos terminales. 

— ¡Que no hay demasiada diferencia! — Eileen meneó la cabeza — No seas ridícula. La gente va a esos establecimientos a morir. 

— También se mueren en los hogares de ancianos. 

— Pero muchos siguen viviendo — Refunfuñó la señora McNab — Tienes diecisiete años. La gente del Departamento de Libertad Condicional no tiene derecho a confinarte en un lugar así. Podría ser terriblemente perjudicial para tu salud emocional. 

Decidió recurrir a otra táctica. 

— Por tu actitud, parecería que yo soy la culpable de eso. — Dijo a la defensiva — Si mal no recuerdo, hace pocos días tú y papá opinaban que yo me merecía el peor de los castigos. ¿A qué viene tanto escándalo ahora? 

No me olvides. sinopsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora