— No hace falta que te pongas de acuerdo conmigo tan rápido.
Ella no le contesto ni una palabra. Todavía seguía asombrada por lo molesta que estaba. Nathan la había herido, había sido injusto y ahora ella solo le reconocía que tal vez la culpa no había sido toda suya. De todas maneras, no se quedaría allí sentada, compartiendo una intimidad que no le ocasionaría otra cosa más que heridas. Ya había tenido la función del día y no quería repetirla.
— ¿A qué quieres llegar con todo esto, Nathan?
No vas a venirme con ese cuento de que podemos seguir siendo amigos y esas cosas, ¿verdad? Ya sé el concepto que te has formado de mi, entonces, mejor dejamos todo como está. ¿De acuerdo?
— ¡No! A menos que te hayas convertido en vidente en estos últimos tiempos, no puedes saber qué estoy pensando. — Comenzaba a enojarse, pero se controló y suspiró. — Por favor, escúchame hasta el final.
Ahora fue ella quien suspiró. Quizás el modo más rápido de poner punto final a la situación fuera escuchar todo lo que tenía para decirle y listo. Así podría irse a su casa a llorar en paz.
—Acepto.
La lluvia golpeaba sin cesar contra el techo del auto. Nathan introdujo las manos en los bolsillos de su chaqueta y se volvió para mirar por el parabrisa.
—Te eché mucho de menos, Jean. Me gustaría seguir viéndote.
— ¿Cómo amigos?
Nathan negó con la cabeza.
—No. No dará resultado de ese modo. Por lo menos, no todavía. Me gustaría una segunda oportunidad. Tú me entiendes, quiero que salgamos y veamos cómo salen las cosas. No he podido dejar de pensar en ti. No puedo borrarte de mi mente.
— ¿Y todo lo que me dijiste? — le recordó ella —. Si vas a rebajarme a la misma categoría que tu ex novia…
— No te pareces en nada a Gina — la interrumpió —.Dije todas esas cosas porque estaba furioso. Pensé que me habías usado.
— ¿Todavía lo piensas?
— No. — Sonrió. — Creo que yo te gustaba de verdad y que tú me gustas a mí.
— Pero no me admiras tanto, ¿cierto?— Quería poner todas las cartas sobre la mesa.
Sus emociones eran muy confusas. El enfrentamiento con Gabriel, las dos últimas semanas de angustia sin Nathan… Ya no podía definir sus sentimientos y, mucho menos reanudar su relación con Nathan. Cómo deseaba que las cosas hubieran sido distintas. Simples. Como era su vida antes.
— ¿Es admiración lo que buscas? — pregunto.
— No — contesto ella, decidida a ser tan directa como él. Nunca pretendí eso. Pero si quiero honestidad.
— Honestidad, de acuerdo. Eso te brindaré. Tienes razón, no siento por ti lo mismo que antes —confesó —. Te creí una santa y luego descubro que estas en libertad condicional.
— ¿Entonces por qué quieres seguir saliendo conmigo?
— Porque me gustas mucho. De verdad, maldita sea. Porque no puedo borrarte de mi mente. Echo de menos las charlas contigo, verte y muchas otras cosas más. — Hizo una pausa y tomó aire. — Además, eres la única chica que conozco que lee tanto como yo. Ya está. ¿Conforme?
Jean se rió.
— Sí, porque yo también tengo unas cuantas cosas para decirte.
— ¿Por ejemplo? Disculpa que haga hincapié en esto, pero yo he sido muy franco contigo desde el primer día que nos conocimos.
— Es verdad — admitió ella —, pero también dictador, intolerante y santurrón.
Nathan pareció totalmente perplejo.
— Santurrón — repitió en voz baja, como si nunca hubiera escuchado antes ese término —.
¿Intolerante? ¿Dictador? ¿Estas tomándome el pelo?
— En absoluto — contesto Jean. Era muy importante hacerlo entrar en razones. — Fuiste todas esas cosas. La noche que te confesé la verdad no me escuchaste. Te apresuraste a sacar conclusiones sobre mi carácter y mis motivaciones, me juzgaste como persona.
— No fue así — se defendió—. Demonios, estaba shockeado. ¿Cómo esperabas que reaccionara?
— No lo sé — contesto ella —. Pero esperaba un poco mas de compresión de la que recibí. No fue nada fácil para mí confesar la verdad.
Nathan abrió la boca, volvió a cerrarla y clavó la vista en el volante.
![](https://img.wattpad.com/cover/11495318-288-k400767.jpg)