Capítulo 28

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Ya casi era mediodía, apenas dormimos dos o tres horas. Bueno, más bien yo dormí poco porque él no durmió nada. Durante este tiempo no paré de sentirle acariciandome o besandome, y aunque mi cuerpo quería contestarle, el sueño me agarró bien. Ha sido una noche linda. Fue increible dormir abrazadita a él. Ya me desperte! Y estoy aquí, en su cama! En la cama del hombre que amo! Dos cosas que nunca pense que serían posible. Amar a un hombre y entregarme a él, aunque exactamente eso no lo hice, pero seamos sinceras después de lo de anoche, mucho no me queda. Que lindo está dormido! No note cuando se durmio pero seguro hace poco. Mejor no lo despierto. Se ve tan guapo con el pelo
todo revuelto y la carita inchadita del sueño. No!!! ¿Cómo estaré yo? No puedo dejar que me vea recien levantada! Ni loca! Me tiene agarrada ¿cómo me lo quito de encima?. Intentemoslo suavemente. Bingo! Casi me caigo pero me levante sin despertarlo. De escapista me muero de hambre pero al menos él no notó nada.
Me dirigi al baño. Me encerre allí. Dios! ¿Esa es mi cara? No! Definitivamente él no me puede ver así. Aun llevaba el maquillaje del día anterior o los restos. Me lave bien la cara y me peine. Aceptable! Ya parezco una persona! Llaman a la puerta.

— Any! ¿Estas ahí? (sin parar de golpear la puerta)

— Si! Ya salgo!

— No, tranquila (suspira aliviado). Tomate tu tiempo. Estoy en la cocina buscando algo para desayunar

— Yo no desayuno y menos a estas horas. Aunque si tienes un jugo de naranja, te lo agradecería.

— Ok! Voy a ver! (se va)

Pobre! Venía todo alterado. Seguro, se despertó, no me vió y se asusto! Que lindo es! Ay! No paro de decir eso. Ya! Terminale a la cursileria! Y ahora ¿cómo me cepillo los dientes? Ni modo, tengo dentifrico pero no cepillo, así que directo a la boca, un poco de agua y a enjuagar. Al menos me olerá el aliento a menta. Lista! Ya puedo ir a verlo.

Salí del baño y cruce el salón. Cuando llegué no me dio tiempo averlo. Era algo minimalista. No estaba recargado de adornos y colores, como mi casa. Era sencillo y moderno, aunque hogareño. Era una convinación perfecta!. Al llegar a la cocina lo observé dando vueltas por ella, abriendo todos los armarios. Este no ha pisado una cocina en su vida!. La cocina estaba dentro del salón,no había puertas, sólo una pequeña barra con dos taburetes. Me sente en uno de ellos y me quede allí mirandolo. Él ya me ha visto. Se acerca a mi.

— Hola (rozando mi nariz con la suya). Hueles a menta (extrañado) ¿trajiste cepillo de dientes?

— No! (riendome). Sólo me enjuague para oler rico.

— Pos yo ni me lave la cara (se acerca a mi casi rozando mis labios) Y ¿cómo es mi sabor por las mañanas? (me besó)

— Uhm! Increible.

— Ya ves! (saliendo de la cocina) No necesitas (agarrandome por la cintura) estar perfecta (me besa) para mi siempre lo estas (nos besamos)

— ¿Y mi jugo? (riendome)

— Pues no hay nada. No sé en que pensaba mi madre! Creerá que me alimiento de aire.

— Habrá dado por echo que tu harías la compra.

— No, es que yo no suelo comer aquí. Almuerzo en el trabajo y normalmente ceno con Chris

— ¿En qué trabajas?

— Mi muñeca (riendose) Ni sabes en que trabajo!

— No (apenada)

— Digamos para que me entiendas, que hago planos

— Ah!

—¿No entendiste?

— No (nos reimos). Es broma! ¿Eres topografo?

~Su Muñeca~ AyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora