~Capítulo 93~

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Llegó el fin de semana y la hora de enfrentar a todos. No hemos hablado de qué haremos frente a nuestros amigos. Se supone que seguiremos con el secreto hasta que me sienta preparada o vea que Dulce lo está para poder contarlo. Pero deseo estar con él. No quiero tener que estar rodeada de chicos dándome la paliza simplemente para disimular. Además, me niego a pasar otra vez por lo de ver como Dul actua como si fuese de su propiedad o tuviese los derechos sobre él. Es como si solo ella pudiese hablar con él y en cuanto otra lo hace ya sospecha. En mi caso sería fundado, sin duda. Pero de mí, curiosamente, no sospecha. Es posible que la solución este en hacer que empiece a sospechar. Voy hacerla entender que no nos odiamos. Es un paso. Yo nunca he dicho que lo odie, ni muchisimo menos. Aunque tampoco lo he negado cuando ella lo ha afirmado. Ya va siendo hora que despeje sus dudas. ¿Odiarlo? Obvio no! Sino todo lo contrario. Pero aun es muy pronto para decirle eso.

Como buen sábado quedé con las chicas para salir. Como siempre fui a casa de Dulce a esperar a las demás. Ella estaba muy emocionada, contándome una y otra vez los días que se había visto con Ucker. Yo ya sabía las historias de memoría. Durante estos días no he escuchado otra cosa. Muchas noches Poncho al recogerme tras llegar de trabajar, me llevaba a la cafetería de Ucker . Ellos solían cenar juntos, tradición que se ha transformado, no desaparecido.

Ahora somos tres los que nos reunimos todas las noches. Momentos que aprovechaba Ucker para contar sus avances con Dul. Y Poncho agradecía que yo estuviese allí para no tener que soportar sus delirios, como él los llama. A mí no me importa escuchar sus historias porque sabía que acabaría escuchándolas por otro lado y es mejor tener las dos versiones. Y curiosamente, se parecen mucho. Ambos están muy ilusionados.

Dulce terminó de alistarse justo cuando Mai y Zori llamaban a la puerta. Para nuestra sorpresa Angie había avisado de que saldría con Eddy por lo que no debíamos esperarla. Perdimos a una! Pero ¿qué le critico?. Si fuese por mí, yo estaría ahorita mismo con mi niño muy lejos de aquí. Pero también me gusta estar con mis amigas. Tomarnos algo y bailar, es divertido. Pero cuando pase esta tensión lo será más.

Llegamos al antro y Ucker y Poncho nos esperaban allí. Al rato llegaron Miguel y Nico. Los ocho estuvimos tomándonos unas copas y charlando amistosamente. Por el ruido y la estrechez del luchar no nos quedó otra que separarnos en dos grupos que formamos casi inconscientemente. Zori y Mai hablaban con Miguel y Nico, mientras que Dulce y yo lo hacíamos con Ucker y Poncho. Obviamente comportiamos el mismo espacio. Habíamos cogido una mesa y todos estabamos sentados a su alrededor. Pero nos era imposible hablar entre todos. Ucker estaba muy ingenioso esta noche y yo como ya lo conocía mucho más debido a estas noches cenando juntos, no paré de hacerle bromas. Dulce no entendía muy bien nuestros chistes pero Poncho si sabía a que nos referíamos y no paró de reirse.

Dul- No entendí el chiste! (frunciendo el ceño)

Any- Oh! Tranquila Dul! (intentando dejar de reirme) Solo te aconsejo que si algún día te invita a cenar pidaís comida para llevar (soltando una carcajada)

Ucker- Confundi la sal con el azúcar (riéndose) No es para tanto!

Any- Estaba asqueroso! (pasándole el brazo por encima) Pero la intención es lo que cuenta (los chavos y yo nos reimos)

Dul- ¿Habeis cenado juntos? (celosa)

Any- Los tres! (sonriendo) Me invitaron gentilmente estos caballeros (bromeando)

Ucker- Nos la encontramos desamparada y nos compadecimos de ella.

Any- Sí Ucker y para alibiar mi sufrimiento intentaste envenenarme

Ucker- No cocino tan mal! (ignorando mis bromas)

Poncho- Sí lo haces! (dándole una palmadita en la espalda)

~Su Muñeca~ AyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora