Capítulo 47

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El encuentro con Poncho me ha dejado huella. No solo me ha quebrado un poco más sino que tengo unos marcados moratones en los brazos de cuando me agarro y apretó. Tendré que ponerme manga para disimularlo. Bruto cavernícola! ¿Qué se cree? Viene a reclamarme como si yo hubiese hecho algo malo. Fue él el que no confió en mi. Fue él el que lo dejó. Fue él el que lo estropeo todo, me falló y nos rompió el corazón a ambos. No pienso sentirme mal por verlo sufrir! Se lo merece! Además, se ha atrevido a dejarme marcada. No lo pienso perdonar en la vida. Es un idio'ta, celoso y posesivo. No se merece ni un atisbo de compasión. Tengo que olvidarme de él. Y quitármelo de encima. La única solución es que me odie y no estoy teniendo ningún problema para conseguirlo.

Me recogí el pelo por la parte de alante con nuditos y me deje el pelo rizado. No pude ponerme en tirantes por lo que decidí ponerme una camiseta que cubría los morados lo justo, dejándome los hombros al descubierto. Volví a maquillarme destacando mis cualidades. Tenía que notarse que me había arreglado. Cuando él me vea tiene que pensar que me he esmerado en ponerme guapa para alguien. Obvio que no para él! Cuando terminé llame a Dulce para que me recogiese. En pocos minutos ya estaba en mi puerta esperándome en el coche.
— Buenas guapa!

— Hi! Tenemos la noche para nosotras solas (con una sonrisita)

— ¿Cómo es eso?

— Pues ninguna sale hoy. Así que podemos hacer maldades toda la noche. Tomar, bailar y reírnos sin parar

— Pasando de los hombres! Sí!

— Los hombres solo son juguetes (imitándome), fichas de un tablero.

— No! Son pañuelos de papel! De usar y tirar!

— Mi amiga volvió! (abrazándome)

— ¿Cuándo me fui? Ya sé que he estado unos días, semanas ida pero ya estoy de nuevo aquí!

— Ya te habías ido antes! Te llevaste unas semanas que no parecías tú! Ya no eras tan borde, ni tratabas mal a los hombres. Si no fuese imposible, yo diría que estabas enamorada (riéndose)

— Ahm! (fingiendo una sonrisa) No seas pájaro de mal agüero! ¿Yo? ¿Enamorada? Nunca!

— Si, ya lo sé! No crees en el amor. Pero dejemos eso aparte. Hoy tenemos la noche para nosotras. Fiesta!

Nos fuimos a varios garitos. Bebimos bastante. ya se ha vuelto como costumbre lo de pasarme de copas. En el último antro nos encontramos a Miguel y los demás chavos. Dulce se puso a jugar con Niko. Todos sabemos que él siempre ha sentido algo por ella. Pero no es correspondido. Pero las ganas de cachondeo, de pasarla bien le pese a quien le pese, han echo que ella pase de los sentimientos de él. Empieza a ser un poco egoísta. Ya va aprendiendo que para divertirse no tiene que pensar en los sentimientos de los demás, solo en los suyos! Y es exactamente lo que pienso hacer yo! Vivir el momento! Se acabó lo de pensar en las consecuencias!

— ¿En qué piensas? (pasándome el brazo por los hombros)

— Miguel, quiero divertirme! No solo fingir hacerlo.

— Pues tú me dirás en qué puedo ayudarte a que eso pase (colocando su otra mano en mi cintura)

— No sé! (acercándome coqueta) Haber que piense (rozo mi nariz con la suya) Quiero... (le sonrió) bailar! (le cojo por la camisa y lo arrastro hasta la pista)

— Ok! (riéndose)

Llegamos a la pista. Coloque mis brazos por encima de mi cabeza y comencé a mover las caderas. Cuanto más bajaba más se acercaba a mí. Hombres! Son todos tan previsibles! Me gire para darle la espalda. Apoye mi cabeza sobre su hombros y tras varios movimientos insinuantes, me abrazo por la cintura.

~Su Muñeca~ AyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora