~Capítulo 100~😉

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Recuerdo que cuando era pequeña admiraba a mi madre. Era muy hermosa, con aquel pelo largo y tan delgada. Me encantaba como vestía y lo bien que se lo pasaba. Siempre estaba sonriendo! Quizas fuese porque mi papá nunca estaba en casa, por su trabajo, y mi hermano y yo fuesemos muy pequeños para darle problemas, ya que mi hermana nos cuidaba. Yo observaba como se reunía con sus amigas, que aunque de la misma edad que ella aparentaban diez años más. Reían y chismeaban durante horas mientras yo jugaba con la hija de una de ellas. Yo quería ser así de mayor: feliz! Ser tan guapa como ella y que todos estuviesen tan pendientes a mi. Pero como una niña pequeña que era no me percataba que las cosas que tanto me gustaban de ella eran signos de inmadures no dignas de envidiar, las cosas que ahora odio. Quizas simplemente este decepcionada. La figura en la que me quería convertir es lo opuesto a lo que soy y lo que menos deseo ser. Viene a mi mente una discusión entre mi hermana y mi madre porque yo no quería almorzar. Mi madre me había comprado una enorme piruleta antes de comer y por eso no tenía hambre. Mi hermana nunca llevaba la contraria a mi madre y mucho menos discutía. Era la hija y la persona perfecta! Siempre lo fue! Pero ese día, el único que recuerdo, durante apenas unos segundos ella se atrevió a echarle en cara a mi madre que yo no era la culpable de no querer comer sino ella por darme chucherías a la hora de almorzar. Cuanto han cambiado las cosas! Esos segundos sorprendentes en que mi hermana echaba en cara algo a mi madre es mi día a día. Sigue sin discutir con nadie pero no porque el respeto no se lo permita sino porque pasa de todos. Dice que ya se preocupó bastante por los demás y que ahora le toca preocuparse por ella misma. No me parece mal pero no existe ninguna relación entre ella y yo más que la sangre. Ahora mis padres pasan el día juntos y yo de arbitro entre ellos para que no se maten. Lo paso muy mal porque me tomo en serio sus pataletas y amenazas de dejarse el uno al otro. Y cuando me doy la vuelta los veo abrazaditos. No importa lo mal que me hayan hecho pasar con sus broncas porque ellos están de lo más felices. Y soy la única que los aguanta porque los otros dos desertaron hace años. Pero me queda poco, muy poco para dejar de hacerlo.

Llegamos a la casa de Poncho y sus papás me recibieron de lo más efusivos. Hablamos mucho en el almuerzo. El padre es todo un rey! Poncho tenía razón, me encantó! Nos parecemos mucho, hablabamos de las mismas cosas, discutiamos por lo mismo y haciamos las mismas bromas. Tuvimos una acalorada discusión sobre política y fútbol, dos temas que parecía no interesar a nadie más! Aunque no estabamos exactamente de acuerdo en estos temas fue una charla muy intensa que provocó un gran respeto entre ambos. La madre era bastante más emotiva y sentimental, no paraba de contar anécdotas de sus niños de pequeños. Y Óscar le ayudaba con los detalles escabrosos. Todos nos reimos mucho. Al parecer me quedé con el niño mimado de tres hermanos. Sus padres y hermanos mayores lo consentían mucho y por eso él adoraba a su familia. Ahora entiendo que le guste tanto que este tan pendiente a él. Es a lo que está acostumbrado!

Tras el almuerzo Poncho me llevó a su cuarto. Me daba vergüenza porque no quería que pensasen mal de mí. Pero todos actuaron de una forma tan relajada que no me importó ir con él. Además creo que Poncho le ha contado algo a la madre porque estuvo muy pendiente de animarme cada vez que me veia sería o pensativa.

  Any- Le has contado a tu mamá ¿verdad? (sentándome en la cama)

Poncho- Solo que habías discutido con tus papás (encendiendo el equipo de música) Aunque es lo único que puedo decir porque no sé más! (tirándose en la cama)

Any- Creo que voy a llamar a Dulce para decirle que me quedo en su casa a dormir.

Poncho- De eso nada! (jalándome junto a él) Tú y yo pasaremos el fin de semana juntitos! (abrazándome)

Any- ¿Dormiremos en la cabañita? (sonriendo)

Poncho- Aja! Tendremos que acomodarla porque estaremos muy incómodos.

~Su Muñeca~ AyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora