~Capítulo 75~

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Conseguí dormir toda la noche porque me encontraba extrañamente segura. Aunque ni sabía donde estaba, sentía que él estaba cerca y eso me daba toda la paz que necesitaba. Cuando comencé a abrir los ojos me encontre la imagen más perfecta que podría desear ver por el resto de mi vida, su cara. Me miraba atentamente apoyando su cabeza sobre su brazo que sujetaba el peso con su codo sobre la cama. Al verme despertar se tendió sobre mi y me abrazó muy fuerte. Me cubria casí por completo, tenía que hacer esfuerzos para poder sacar la cabeza por encima de su hombro para poder respirar. Él me tenía totalmente rodeada y me apretaba muy fuerte contra su cuerpo, hundiendo su cara entre el colchón y mi cuello. Podía notar como se aceleraba su corazón. Estabamos en una cama tendidos el uno sobre el otro sería comprensible que este excitado y es lo que pensé hasta que note como emitía pequeños sollozos y noté humedecerse mi hombro. Estaba llorando! De inmediato me alarmé y comencé a preguntarle qué le pasaba, intentando separarlo un poco de mí para verle la cara, pero no se dejaba. No cedió en separarse de mí ni un milimetro, al contrario, con cada pregunta y a medida que aumentaba mi preocupación me abrazaba más fuerte. Sus manos se volvieron tan exaltadas como él y me apretaban y acariciaban incesantemente, mientras que comenzó a darme rápidos besos por el cuello y la cara marcandome con la huella de sus lagrimas.

Hizó un difuminado recorrido hasta mi boca, el que culminanó haciendo que nos fundieramos en un dulce y apasionado beso que nos hizo desear más. Casí sin pensar lo rodeé con mis piernaspara notarlo más cerca de mí y al notar su erección gemí haciendo que él se excitará de tal modo que la ternura de su cara se transformó en puro deseo y comenzó a morderme el cuello y masajear mis pechos. No nos podíamos controlar e ibamos a continuar por un camino peligroso cuando escuchamos un carraspeo. No estabamos solos en el cuarto, yo no lo sabía y al parecer a Poncho se le había olvidado pero su compañero de habitación se hizo notar para que no prosiguiesemos. Que hombre más inoportuno! Se podría haber levantado e irse dejandonos solitos para contimuar con lo que habíamos empezado. Ya estoy mal! No soy yo la que habla y tampoco el deseo, hay un sentimiento muchos más fuerte que me controla y domina, amor!

Ante la evidente incomodida, justificada, de Ucker nos paramos en seco. Poncho lo miró con ganas de matarlo y después se dejó caer sobre mí, tapandome para que no hubiese ni un centimetro de mi cuerpo al descubierto. Aunque estaba haciendo fuerza con sus brazos para no aplastarme, seguía sobre mí y no se veía con ninguna intención de quitarse, hundió su cabeza de nuevo entre mi pelo y mi cuello, y me abrazó. Ucker por su parte aprovechó que Poncho hacía de muro entre nosotros y se vistió para bajar a desayunar.

Ucker- Chicos deberiais acompañarme a desayunar o todos sabrán.

Poncho- Me da igual! (casí sin entendersele porque tenía la cara hundida en mí)

Ucker- Os van a descubrir, no desaprovecheis que ayer se tragaron el cuento

  Any- ¿Qué pasó? (extrañada)

Chris- Las convencimos de que solo os abrazasteis por las emociones de la situación.

Any- Y ¿cómo explicamos que estoy aquí?

Chris- Ya lo hicimos! Bueno, Poncho lo hizó

Any- ¿Cómo? Ay Poncho! (intentando incoporarme) Levantate un poco y dime ¿qué pasó?

Poncho- No! (abrazandome y tendiendome de nuevo)

Ucker- Se peleo con Dul! Aunque no fue el único. Yo estaba bien enfadado con ella y hasta Miguel le soltó un discursito aunque más diplomático, antes de acostarse.

Any- Ay no! Pero ¿por qué la pagasteis con la pobre Dul?

Ucker- Es normal que se asombre de veros y que le duela y mil cosas más. Todo eso lo entiendo, pero en un momento como el que pasamos anoche nada de eso tiene que importar.

~Su Muñeca~ AyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora