Capítulo 57

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Tras el increíble beso volvimos con los demás para cenar. Nos trajeron lo ordenado y efectivamente como me dijo Poncho, el plato que pidió para mí era mi comida favorita. Un día se la preparé en su casa e incluso le enseñé como hacerla. Esos días fueron increíbles, fueron los más felices de mi vida y aun así había algo que no me dejaba sentirme plena. Siempre hay un sentimiento en mi interior que me aterra que me restringe el ser libre. No quiero que vuelva a salir. Ya una vez lo hizo y no sé como logre acallarlo, no creo que lo consiga si vuelve a manifestarse. Me destruiría!

— Any! Any! (acogiéndome por el brazo) Muñeca (moviéndome suavemente)

— ¿Qué? (reaccionando)

— Deja de jugar con el plato y de fantasear con Dios sabe qué, y come!

— No tengo hambre (mirando el plato con asco)

— Ni lo has probado (señalándolo)

— No es lo que yo quería.

— Pide otra cosa.

— No me apetece nada.

— Princesa tienes que comer algo (meciéndose en la conversación)

— Genial otro papá! Ya van dos ¿alguna mamá o solo me salen papás?

— ¿Qué pasa? (preocupada)

— No quiere comer! (Poncho y Miguel a coro)

— Any (enojada) No habrás empezado otra vez.

— ¿Otra vez qué? (mirándome)

— Dejadme ya! Me tenéis harta! Meteros en vuestra vida y dejad la mia en paz!

Salí corriendo de allí. Ya sé que vuelvo a hacer una escenita y no me gusta el drama pero es que no lo soporto. Estoy tan harta de que todos se crean saberlo todo, ninguno me conoce ni me entiende ¿cómo pueden pensar que saben qué es lo mejor para mí? Todo me irrita, me llevo todo el día enfadada. No! Vuelvo a sentirme como antes. No quiero ser la de antes. No puedo!

Me apoyé en el capó del coche de Poncho y comencé a llorar. De pronto noté como unos brazos me rodeaban y me apretaban suavemente. No dijo nada solo me abrazó. No es necesario mirar ya sé quién es, el que nunca hace preguntas y entiende que es lo que necesito. Otro maldito perfecto que me demuestra que ni eso hago bien. Ni soy una buena amiga, grito e insulto a mis mejores amigos, personas que se preocupan por mí. ¿Cómo puedo ser tan mala?

— Princesa ten (me extiende un pañuelo) Poncho quiso venir pero le dije que mejor venía yo ¿te molesta?

— No Miguel, gracias. Has hecho bien!

— Sabes que no me gusta meterme en la vida de los demás y no te voy a preguntar si has recaído pero sabes que has tenido una enfermedad muy grave y que no puedes permitirte dejar de comer simplemente porque no te apetezca.

— Lo sé! Hace meses que como porque debo no porque quiera. Hoy he estallado y lo he pagado con la comida pero de verdad que no he dejado de comer.

— No soy ton'to he escuchado muchos días como Dulce te decía que tuviese cuidado con lo que tomabas porque no habías cenado y has perdido mucho peso

— Es por el estrés de los exámenes.

— No es verdad! Pero también sé que no estás como antes. Cuando enfermaste se notaba en tus ojos, tu cara y tu carácter, todo cambio. Ahora se te nota como recaídas pero eso no lo hace menos grave.

— Me siento mal Miguel (llorando) Siento que todo ese infierno vuelve.

— No tiene que ver con la comida ¿verdad?

~Su Muñeca~ AyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora