~Capítulo 122~

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Mi cuerpo comenzaba a despertar cuando una luz cegadora me hizo volver a cerrar los ojos. Es más fácil negar la realidad y esconderse de los problemas, pero yo no soy así! Abrí los ojos con brusquedad y no tuvieron más remedio que adaptarse a los focos luminosos del techo.

Miré atentamente la fría habitación de hospital mientras iba recordando todo lo que había sucedido. Recorrí cada rincón hasta llegar a la puerta. Podía ver con claridad a Miguel hablando con un doctor, en el pasillo, a escasos pasos de la habitación. Cruzado de brazos asentía con la seriedad de alguien al que le dan instrucciones.

Hablan de mí! De mi estado! De lo ocurrido! Tengo curiosidad por saber quien de los dos se atreva a contármelo. Si fuese otra persona seguramente Miguel le pediría ser él el que me lo cuente. Pero siendo yo, es mejor que un frío doctor me suelte la noticia con la menor expresividad que le sea posible. No soy capaz de soportar a alguien más compadeciéndose de mí.

Espero que no hayan llamado a mis padres! Más les vale que no! Sé que ellos actuarán como si nada hubiese pasado, eso es reconfortante a veces. Pero mi madre es impredecible! No me quiero arriesgar a que se le despierte el instinto maternal y quiera consolarme! ¿Estoy siendo más cruel que de costumbre? Seguro! Bueno, me lo permito a mí misma después de cada suceso traumático. Hace más fácil alejar a la gente y asimilar la situación. Cada uno lo supera como bien puede! Y yo he encontrado mi forma! Con las cosas que me pasan es mejor tener una regla a seguir para cada vez. Eso ha sonado autocompasivo! Me estoy volviendo débil! Esa maldita necesidad de tener cerca a ese wey! Poncho! Maldito Poncho! Lo voy a superar! Ni me pienso plantear una sola vez llamarlo! Lo voy a superar, sola!

Salí de mis pensamientos en cuanto Miguel entró en la habitación. Con una tierna sonrisa me miró y se sentó a mi lado en la cama. Parece que me equivoqué y me lo va a contar él.

Aunque es probable que pensase que aún estaba dormida y por eso ha entrado. De todas formas me va a tocar hablar con él del asunto y no me apetece en lo absoluto. Ya sé lo que pasó! Que me den lo que sea necesario para recuperarme y me iré a casa.

- ¿Cómo te encuentras? (acariciándome la mejilla)

- En recuperación! Pero eso ya lo sabes! Has hablado con el doctor

- Sí ya lo sé! Y tú... (tragando con dificultad)

- Lo sé! Me gustaría hablar con el doctor si no te importa!

- No! Claro que no! Ahora lo llamo (levantándose)

- Miguel!

- Dime (acercándose de nuevo)

- No habrás llamado a nadie ¿Verdad?

- No!

- Bien!

- El doctor me pidió que llamase a tus padres

- ¿Le diste el número?

- No! Dije que yo me encargaba, pero no llamé

- Gracias

- Any... (apretando los puños)

- ¿Qué ocurre?

- He pensado en llamar a...

- No! (cortándole con total brusquedad) Ni se te ocurra llamarlo!

- Él debe saberlo!

- ¿Y crees que este es buen momento?

- ¿No quieres que esté a tu lado?

- No! No quiero que nadie me haga preguntas o se compadezca de mí. Y él lo hará!

~Su Muñeca~ AyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora