~Capítulo 85~

458 31 0
                                    

Sigo en el coche esperando, mientras que Poncho continua fumando apoyado sobre el capó. Que situación más ridícula. ¿Se supone que tengo que esperar hasta que se harte y me lleve a mi casa? Eso no pasará. Estar cerca de él es una contradicción de sentimientos. Me entran unas ganas enormes de tirarme a sus brazos pero también quiero fastidiarle y volverle loco. ¿Soy mala? Probablemente. Pero como me divierto siéndolo. Esta confundido. Dudo que sepa a que me refería o por qué le he hablado así. ¿Por qué lo he hecho? Estaba enfadada por pensar en todas las tipas con las que ha estado y no me gusta que me limite. Me encanta estar con Miguel y no voy a dejar de estarlo por mucho que él me lo pida. Sé que tiene razón. Hasta yo he pensado en que algún día podría pasar algo más entre Miguel y yo. Pero no quiero prescindir de él. Me gusta como me hace sentir y no deseo que deje de tratarme así. Lo necesito. ¿A quién no le gusta que la hagan sentirse como una princesa, segura y comprendida? Miguel sería perfecto, lo es. Si no existiese Poncho lo sería para mí. Ahora lo es para alguna afortunada. Espero que pueda ser tan feliz como se merece. Es un ángel de esos que a mi me gustan. "con cuernitos". Son los mejores! Buenos en su medida y malos en lo que me conviene. Ese hombre tiene que ser puro fuego en la.... Ay ya Any! Deja de pensar babosadas! Haz algo con Poncho! Se me ocurren varias cosas pero no. Mejor salgo del coche y aclaro, otra vez, todo.

Salí del coche y me dirigí hasta él. Me senté en el capó, con las piernas colgando como una niña pequeña que no llega al suelo. Jugando con las piernas, chocándolas y moviéndolas
de un lado a otro, lo miré y le sonreí como chiquita traviesa. No pudo evitar reirse. Esta claro que su cabeza debe ser un caos en estos momentos y que esta enfadado conmigo pero aun así puedo conseguir lo que quiera de él. Eso me gusta porque él también puede conseguir lo que desee de mí con solo pedirlo. Y ni eso hace falta. Gracias a Dios no es consciente de que ejerce ese efecto en mi. Eso sería mi perdición.

Tiró el cigarrillo y me miró con una tierna sonrisa. Con sus ojos de pura confusión, me observó durantes unos minutos. No sabía qué decir para no volver a discutir así que se mantuvo en silencio. Una oleada de confianza en si mismo le inundó. Me cogió en brazos y me sento sobre él, como si no pesase ni un gramo. Me apretó fuerte contra su pecho y me sujetó para que no me cayese. Con una mano en mi cadera y la otra sobre mi cintura, me mantuvo muy cerquita a él. Comenzó a hacer circulos de caricias con su nariz sobre mi mejilla bajando hasta mi cuello. Me hacía muchas cosquillas y no podía evitar reirme. Se supone que he salido para decirle que nos fuesemos o para seguir hablando de nuestra supuesta ruptura. ¿Qué hacemos jugueteando de nuevo? Somos dos obsesos, no podemos separarnos el uno del otro.

Any- ¿Nos vamos ya?

Poncho- Ni loco! (mordiéndome el cuello)

Any- Poncho es tarde y no podemos seguir así (riéndome)

Poncho- Pues deja de fingir que no me quieres y le contamos a todos que estamos juntos.

Any- Yo nunca te he dicho que no te ame y no pienso contarle nada a nadie. Si Dul se entera se infarta.

Poncho- Ok! Seguimos en secreto pero seguimos (me besó para no dejarme hablar) No era una pregunta.

Any- Uy! Que mandón! (frunciendo el ceño como niñita regañada)

Poncho- Ya me harte de que seas tú la que digas y hagas. Es como si de pronto me hubiese vuelto t'onto y no fuese capaz de hacer nada en condiciones.

Any- Ah! ¿No eres así normalmente? (bromeando)

Poncho- Sino fueses tú te habría mirado como si fueses una mocosa inferior a mi que no tiene derecho a siquiera dirigirme la palabra. Pero no puedo (suspira) No sé como deba comportarme contigo. No quiero actuar como suelo ser porque soy muy grosero con las mujeres.

~Su Muñeca~ AyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora