-Provocas que me den ataques de celos- entrelazó mi mano izquierda con la suya, y con la derecha me cogió de la mejilla.
-Es fácil hacerte poner celoso, eres muy celoso- dije con dificultad.
-No- aclaró- solo me pongo celoso con las personas que me importan- cerró los ojos y puso su frente contra la mía, y besó mi nariz- ¿Qué me estás haciendo, mujer?- reí por su comentario.
-Eso mismo me pregunto yo- liberé mi mano de su agarre y puse mis brazos alrededor de su cuello. Él, me rodeó la cintura y noté el calor de sus manos.
-Abrázame, por favor. Abrázame para saber que no estás enfadada- me pidió.
Sentí un nudo en la garganta por el arrepentimiento que desprendían sus palabras.
Puse mi cara en el hueco de su cuello y clavícula, y lo apreté contra mí. Sentí que el también me apretaba contra él, y me acariciaba la espalda.
-No tienes motivos para estar celoso- le susurré al oído.
-Tengo uno- copió mi acción de susurrarme al oído.
-¿Cuál?-pregunté.
-Que me gustas- sonreí, ya que él no me veía- esa es una razón lo suficientemente importante para ponerme celoso.
-Que tonto- me despegué un poco de él para poder mirarlo a los ojos. Aunque fue mala idea, ya que notaba un nudo en mi estómago. Siempre me ponía nerviosa cuando estaba cerca de él.
-Ya lo sé, soy muy tonto- sonrió y noté como mi corazón se derretía. No era capaz de ver a Louis sonreír, con aquellos dientes tan bien cuidados, y aquellos labios que nunca saciaban mi hambre de probarlos.
Sentí un impulso y le di un pico. Lo suficiente para que él volviera a sonreír y me cogiera de la mano, dirigiéndonos otra vez al coche.
Entramos al coche y salió dirigiéndose a la carretera otra vez.
-¿Cómo sabrás el camino a casa?- le pregunté.
-No lo sé, lo intuiré- sonrió de medio lado y yo copié su acción.
-Pues creo que no volveré a casa hasta la noche- reí.
-Puedo hacer que eso ocurra- utilizo cierto tono que hizo que toda la piel de mi cuerpo de pusiera de gallina.
-No, no- me puse nerviosa- mejor que llegue a mi casa ahora… que… mi padre si no… puede enfadarse…- lo mío no era mentir, claramente.
Louis rió y yo me sonrojé. Mierda.
-Tranquila enana, no te voy a comer- lo miré y me guiñó un ojo- Pero puede que literalmente sí…- mis pulsaciones
aceleraron y una sonrisa pícara apareció en la cara de Louis.
Estuvimos todo el camino escuchando música. No hablamos nada con mucha importancia. Nos hacíamos preguntas estúpidas, reíamos y nos mirábamos con… ¿ternura? Con… ¿cariño? Con… ¿amor?
-Cómo una princesa…- sonrió- … te vienen a dejar y a buscar en coche- lo miré y esbocé una sonrisa.
-Yo no soy una princesa- respiré- las princesas son perfectas y yo no lo soy. La perfección no existe. La perfección a veces da asco- hice una mueca.
Louis quedó totalmente descolocado con lo que le dije. Me miraba perplejo y sin saber que decir.
-Pues entonces no serás una princesa- levanté una ceja y él se acercó a mí. Se quito el cinturón y pasó a los asientos de detrás. Me estiró una mano y yo la cogí sin la menor idea de lo que íbamos a hacer. Me tiró hacia él y con cuidado pasé yo también hacia los asientos de atrás. Nuevamente hizo que me sentara encima de él. Louis soltó el aire con fuerza, haciendo que yo inhalara su aliento- serás una chica normal. La chica que vuelve loco a un hombre, que pensó que no podía volver a sentir nada por otra mujer.
Levanté mis brazos depositándolos en su cuello, mientras me acariciaba la mejilla y con la otra me rodeaba la cintura. Se acercó y rozó mi nariz con la suya. Abrió la boca para morder mi labio inferior y succionarlo. Gemí y Louis se movió empujando sus caderas hacia arriba y yo apretándome más hacia él.
Me besó con fuerza. Me costó responder ya que siempre quedaba en el limbo cuando notaba su lengua explorar mi boca.
Empezó a bajar sus manos hasta mi trasero, mientras yo acariciaba su nuca, y tocaba su pelo. Poco a poco, metió las manos por el pantalón, tocando mi ropa interior. Me apretó el trasero y me pegué fuertemente a él, haciéndolo gemir. Noté una sensación rara, una sensación de no querer parar de hacer esto, de seguir sintiendo este calor en mi cuerpo y sentir más placer… ¿sería excitación? Yo era nueva en estas cosas…
-Joder (TN)- respiró con fuerza Louis mientras ahora metía sus manos dentro de mi camiseta y me acariciaba la espalda de arriba abajo- ven aquí enana- me tumbó en los asientos, yo quedando debajo de él y él encima de mí. Me quitó la camiseta en un segundo, no me di cuenta, ya que me estaba besando. Cuando noté un cierto aire por mi estómago paré de besarle y me puse pálida.
-Oh- puso su frente contra la mía y yo respiraba aceleradamente, igual que él- no quiero hacerte sentir incómoda, ya lo sabes- rozó mis labios y esbozó una sonrisa- si quieres paramos y lo damos por hecho, no pasa nada- cogió la camiseta del suelo del coche y me la dio.
-Louis…- me temblaba la voz mientras me ponía mi camiseta- lo-lo siento por ser así…- bufé enfadada conmigo misma- no tengo experiencia y yo…
-Tranquila- me acarició la mejilla- yo te enseño. Ya quedamos en eso el otro día en mi casa, ¿verdad, cielo?- Al escuchar la palabra “cielo” salir de sus labios dirigida a mí, no pude evitar sonreír ligeramente.
-Quiero hacer algo, pero me paralizo, no sé porque… yo quiero pero…- puso un mechón de pelo detrás de mi oreja y sonrió.
-Ya sabes que yo no busco sexo, ni mucho menos- hizo una pausa- no quiero que estés presionada. Esto requiere tiempo, poco a poco te irás soltando. Es normal que te pongas así, no me tienes mucha confianza, y eso se gana con el tiempo- me mordí el labio a causa de la ternura que este puto hombre desbordaba. Joder, era irresistible.
-Gracias, en serio, eres el mejor- lo cogí de la cara y le di un beso muy sonoro en la mejilla.
-No, no- sonrió- ya sabes que para mí, esos besos son una mierda- me lamí los labios y le di un beso.
Nos bajamos de la parte trasera del coche y besó mi nariz.
-Cuídate pequeña- me cogió de la mano y acarició mis nudillos- no te podré ir a buscar al colegio durante esta semana. Sólo serán tres días más, pero tengo que ir a Doncaster por… cosas- miró al suelo un momento y después a mí- este fin de semana serás mía, hablaré con tu padre.
-¿En serio?- sonreí ilusionada.
-Claro- sonrió- venga, vete si no quieres que el entrenador me mate- me guiñó un ojo y me dio un pico.
-Adiós Boo Bear- sonreí y me giré.
-Adiós mi niña- escuché. Sonreí como tonta mientras me mordía el labio.
Entre a casa para encontrarme con mi padre en su despacho.
-Cada vez Louis me gusta más- empecé a reír y él me miró raro- y veo que a ti también.