Este fin de semana se me había pasado volando. Había sido uno de los mejores, sin duda. Tenía que volver a casa, y centrarme en la Universidad.
-Muchas gracias, en serio- me desabroché el cinturón.
-Te acompaño- salimos del coche, y me cogió de la mano para llegar a mi casa.
Llegamos a la puerta y acarició mi mano cuidadosamente.
-Habrá partido el martes- me explicó- con unos enanos- rió- ven, por favor- se acercó a mí. Lentamente. Acariciándome la mejilla.
-Claro- respondí con un hilo de voz.
-Nos vemos el martes, mañana tendré que trabajar- me besó lentamente. Esos labios tan suaves, nunca me saciaban. Eran deliciosos.
-Adiós Boo Bear- sonreí mientras abría la puerta.
-Adiós mi niña- agité mi mano y cerré la puerta.
Oh dios. Esto había sido de película. Todo jodidamente perfecto.
Cerré la puerta y suspiré. Dejé las llaves en la mesita de la entrada y miraba al suelo mientras sonreía. ¿Des de cuando existía este grado de felicidad máxima?
-Deja de sonreír, te dolerá la cara después- era papá. Levanté la vista y estaba sonriendo- por lo que veo ha ido todo bien con Louis ¿no?- me preguntó mientras me abrazaba suavemente.
-Ha ido todo muy bien- respondí embobada.
-Ay dios… estás en otro planeta, hija- rió.
Subí las escaleras, y en la terraza estaba Lucy. Me miró y agité la mano en forma de saludo. Entré a la habitación y mientras me quitaba la ropa para ducharme, llamé a Mariah.
-Cuéntamelo todo, absolutamente todo- dijo desesperada.
-Hola Mariah, yo estoy bien ¿y tú?- la hice enfadar.
-Vamos (TN), sin rodeos- dijo molesta.
-Está bien, está bien- me enrollé mi cuerpo con una toalla y entré al baño- todo ha ido de maravilla- suspiré.
-¿Ha pasado algo…? Ya sabes- se asomó un tono pícaro.
-Mariah…-le advertí.
-Vamos (TN), me lo cuentas todo, y yo también- no la veía, pero sabía perfectamente que estaba rodeando los ojos.
-No hubo sexo- me miré al espejo y estaba de un color carmesí- si eso responde a tu pregunta- escuché su risa al otro lado del teléfono.
-¿Y habéis dormido dos noches sin hacer nada?- preguntó extrañada.
-Em… sí…-dije dudando.
-(TN), un chico no duerme con una chica, así como así- dijo obvia.
-No entiendo…- bufé.
-Siente algo por ti ¿lo entiendes ahora?- me explicó.
-No creo… bueno, sí, pero… no estoy segura- me acomodé el pelo nerviosa.
-Créeme, siente algo- me mordí el labio imaginando que Louis sentía lo mismo que yo. No contesté en unos segundos a causa de mis imaginaciones.
-Bueno cielo, me voy a duchar- intenté despedirme.
-¿Nos vamos mañana juntas por la mañana?- preguntó entusiasmada.
-Y por la tarde también- me saqué la toalla y jugué con mis pies- Louis no puede recogerme, tiene que trabajar- le expliqué.
-¿Trabaja?- preguntó extrañada- ¿de qué?
-Personal training- le contesté.
-Wow…- sentí como un poco de celos invadía mi cuerpo.
-Deja de pensar en mi Louis- dije avergonzada.
-¿”tu Louis”?- rió- ¿des de cuando es tuyo?- preguntó.
-Porque lo digo yo y punto- reí.
-Todo tuyo, fea- rió- yo tengo a Harry- ¡es verdad!
-¿Ha pasado algo con Harry?- pregunté entusiasmada.
-Nada interesante, estamos iguales que vosotros- noté un poco de desilusión en su voz.
-A Harry le gustas, eso te lo aseguro- le di esperanzas. Y era verdad. Harry me lo dijo.
-Ojalá…- no me gustaba verla así de… triste.
-Ahora sí que te tengo que colgar, te quiero- me despedí.
-Y yo, adiós (TN)- colgamos y suspiré.
Claramente hablaría con Harry mañana en la Universidad. Menos mal, que Mariah no iba a la misma que yo.
Me di una ducha relajante, mientras Louis no salía de mi cabeza. Me vestí con ropa muy cómoda y me senté en el escritorio. Tenía que hacer una investigación… cosas que solo se le ocurría al jodido profesor de Literatura.