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-Narra (TN)-
Llevabamos un mes y pocos días y aún me era inevitable seguir poniendome nerviosa cuando se ponía en su plan seductor…
-¿Cuándo me vas a dar los regalos? – me preguntó Louis mientras levantaba una ceja. Estaba sentado delante de mí en la mesa que tenía en el salón.
-Mmm… no sé – reí.
-¿Después de comer? – me mostró una pequeña sonrisita.
-Seguramente.
Como siempre, hablábamos de todo lo que habíamos hecho durante estos días que no habíamos tenido mucho tiempo de vernos.
Le conté que yo volví a visitar a mi madre en Doncaster, y cuidaba de Mike ya que tanto él como yo estábamos de vacaciones.
Louis acabó su comida china y me miró escondiendo una sonrisa.
-¿No decías que no querías que te regalara nada? – levanté una ceja.
-Lo sé, pero ya que me tienes algo, quiero verlo – me guiñó un ojo.
Me levanté nerviosa y cogí tres bolsitas de colores, y de tamaños diferentes. Le había comprado un reloj, una chaqueta, un marco con una foto juntos y…
-¡Hostia puta! – exclamó al ver el reloj.
-¿Te-te gusta? – lo miré expectante.
-¿Qué si me gusta? ¿Estas de broma? – lo sacó de la cajita y se lo colocó en la muñeca mientras lo miraba asombrado – wow… - le tocó la correa de cuero.
-Pensé que te gustaría, siempre lo mirabas de reojo cuando pasabamos por ese escaparate… -le expliqué.
-¿Cómo te das cuenta de esas cosas? – me miró directamente a los ojos.
-Soy observadora… no sé – me sonrojé ligeramente.
Louis cogió la otra bolsita y desempaquetó la chaqueta.
-Es una pasada… - la extendió enfrente suyo mirandola de arriba abajo – me encanta – me sonrió, mientras yo, aún seguía esperando un beso.
-Este es el último y el menos significante comparado con esas dos cosas… es una tontería – reí suavemente.
-No creo que sea una… - paró de hablar completamente una vez haber sacado la foto de la bolsa. Sonrió de medio lado y después me miró.
Se levantó rapidamente dejando la foto en la mesa y me abrazó apretandome contra él.
-Muchisimas gracias por los regalos, son los mejores que nunca me han dado, me encantan – me miró a los ojos mientras rodeaba mi cintura y yo le acariciaba ligeramente la suya – los tres, son perfectos, pero el último es el que mas me ha gustado… - se acercó y noté sus labios como rozaban los míos. Lento y cariñoso, esos besos eran de todo mi estilo.
-Ahora mismo pondré la foto en mi mesita de noche, y nunca la quitaré de ahí…– cogió la foto y me agarró de la mano dirgiendome hacia su habitación.
Se agachó ligeramente para colocar la foto y después me miró.
-…nunca – cerró los ojos y pegó su frente a la mía. Yo copié su acción y sentí como su boca liveraba un gran suspiro. Sonreí enternecida.
-Te quiero – le dije con un hilo de voz.
-Yo más – sonrió aún con los ojos cerrados, agarrandome fuerte de la cintura.
-No… yo más – reproché tontamente.
-Lo dudo – rió – yo te amo – y cerramos la discusión con un pequeño beso.
Entré al baño para ducharme, ya que faltaban pocas horas para salir a celebrar el cumple de Boo Bear con todos los chicos.
Me envolví en la toalla y me dirigí hacia el salón, a recoger mi bolso que lo había olvidado allí.
-¿Dónde vas tan sexy? ¿No ves que los vecinos pueden verte? – rió y por poco escupo el corazón por la boca.
-¿Q-que? – pregunté mientras apretaba el bolso contra mí. Excitada y nerviosa. Una mezcla genial.
-Que, esa toalla es muy corta… - se acercó a mi lentamente y me acarició los muslos suavemente – se te ven unas piernas largas y… - se mordió el labio.
-Y-yo iba a ducharme – me cogí la toalla con la mano que tenía libre y retrocedí.
-Pues vamos a la ducha – se sacó la camiseta y no pude evitar contemplar aquel torso que no era de este mundo. Musculoso y masculino, las dos “emes”.
Louis cogió el bolso y lo lanzó al sofá mientras a mí, rapidamente agarró mis piernas y así poder posicionarlas encima de su cadera, así yo quedando encima de él.
-Preciosa – besó rapidamente mis labios.
Llegamos al baño y encendió la ducha dejando que el agua se calentara. Louis se deshizo de sus pantalones en un segundo y me miró, excitado pero a la vez preguntandome con la mirada.
-Una ducha es una ducha – moví los hombros ya que no tenía mas remedio, y por supuesto que no me opondría.
Se deshizo también de los calzonzillos y nos metimos en la ducha a la vez. Me giré para poder mirarlo a la cara y el cogió mis mejillas.
-¿Por qué te amo tanto? ¿Quién te crees para entrar en mi corazón y robarmelo así sin preguntar? – sonrió. El corazón se me encogió y sentí felicidad en un grado máximo. Nunca pensé poder vivir momentos así, como las escenas de las películas que parecían perfectas. Nunca pensé poder vivir momentos así, con Louis. Con Boo Bear…
-De pequeños te dije que siempre sería tu mejor amiga, pero ya ves, ahora… ahora lo eres todo para mí – pausé – creo que las cosas han cambiado un poco – reí mientras el vapor de la ducha inundaba el baño y empañaba el espejo.
-No puedo estar mas enamorado de ti, en serio – me pegó a su cuerpo y cerré los ojos al sentir piel con piel – te amo… - susurró con un hilo de voz en mi oido.
-Y yo – alcé la mirada y recibí un pequeño beso en los labios.
Cogí el jabón de cuerpo y me situé justamente detrás de Louis. Admiré su gran espalda y me mordí los labios riendo internamente por la jodida suerte que tenía al ser su novia.
Me empapé las manos de jabón y empecé a acariciar la espalda, suavemente y tocando cada centimetro de su piel. Le masajeaba los hombros y recorría sus apretados brazos. Rodeé su cintura por detrás y tímidamente acaricié su miembro mientras dipositaba un poco de jabón en él. Louis hechó la cabeza hacia atrás dejandola caer sobre mi hombró y besé su cuello.Se giró y me miró serio. No hacía falta palabras en ese momento, solo estabamos disfrutandolo. Él y yo.
Froté su pecho y su pelo mientras él cerraba los ojos y besando mis labios de vez en cuando, pero mi cintura no la soltaba por ninguna circunstancia.
-Me toca a mí ahora – sonrió malicioso.
Se huntó bastante jabón en las manos hasta el punto de que salieron burbujas, y me acarició los hombros, mientras bajaba por mis brazos y entrelazaba mis manos. Me dio la vuelta y dejó pequeños besos en mi cuello a medida que masajeaba mis caderas.
Subió lentamente hasta toparse con mis pechos, y lo hizo lentamente. Ahuecó cada uno en sus grandes manos y apretaba ligeramente para que no sintiera dolor.
Gemí al notar que Louis jugaba con mis pezos. Dios mío.
-Oh… - dijo Louis con voz ronca mientras se apretaba más a mí.
Siguió masajeando mi vientre y llegó a mis piernas, las cuales estuvo poco tiempo y apretó mi trasero y solté un pequeño grito ahogado, el cúal desató una carcajada sonora de Louis.
-Ahora hay que quitarse el jabón, si no… llegaremos tarde – me besó la frente y empezamos a eliminar el jabón de nuestros cuerpos con un potente chorro de agua caliente.