-Gracias por dejarme plantada ayer, zorra – sonrió Mariah mientras me sentaba a su lado, en el autobús.
-Ya sabes lo que pasó con Harry… - asintió – así que no tenía muchas ganas de salir con nadie, y además, tenía que estudiar para el examen final de Derecho – hice una mueca.
-Pobrecito mi niño… - la miré levantando una ceja y se sonrojó – em… ¿podríamos quedar los cuatro si quieres…? – me propuso.
-Hoy he quedado con Mike de llevarlo a esas pequeñas montañas que no están muy lejos de donde vivo, ¿quieres venir con Harry? – pregunté.
-Vale, cuando salga de la Universidad, le llamo y se lo digo – me despedí de ella y me dirigí a hacer el examen de Derecho.
Tenía pensado hacer el examen de Derecho e ir a comer a otro sitio que no fuera la jodida Universidad. Sería el último día clases, así que tenía muchísimas ganas. Después, serían las vacaciones de Navidad.
Me senté en mí una silla y coloqué el examen en la mesa. Lo miré desafiante y empecé a contestar todas las preguntas sin el menor problema.
-¡Harry! – lo saludé. Tenía mejor pinta que ayer por la tarde. El ojo un poco morado, y nada más.
-(TN) – sonrió - ¿ya eres libre? – reí.
-¡Sí! – Levanté los brazos – y me ha ido muy bien el examen – caminamos hacia la salida - ¿y a ti? – le pregunté.
-Supongo que aprobaré, ya sabes, voy un año más adelantado que tú, el nivel es diferente… - me explicó.
-Y tú eres tonto – reí. Harry soltó una carcajada que las chicas de segundo año, igual que él, lo miraron deseosas. Yo rodeé los ojos y las miré mal. Si Mariah estuviese aquí, las habría dejado bonitas…
-¿Comemos en esa cafetería? – preguntó mientras nos dirigíamos ahí.
-Está bien – entramos. Tenían la calefacción puesta y un escalofrío recorrió toda mi espalda.
-¿Qué vas a querer? – Miré un pequeño papel impreso en color rosa con las letras negras – pizza, tengo antojo – sonreí.
-Yo pediré lo mismo – concluyó.
Le conté a Harry, que habíamos ido a Doncaster a visitar a su madre y a la mía. Lo encontró adorable.
-Louis es genial, te lo aseguro – dio un trago a su zumo de manzana. Lo encontraba raro e infantil beber eso, pero bueno, era mi amigo – hace lo que está en su mano por las personas que le importan – me explicó – conmigo y Niall, es muy bueno. Además que es el mayor y “cuida” de nosotros – hizo comillas con los dedos. Reí ante ese comentario.
-Me he dado cuenta de eso, es muy atento, pero… al principio no lo parece – recordé.
-Lo sé, a mi me costó mucho llegar a ser tan buenos amigos como lo somos ahora – pausó – él es muy cerrado con la gente que no conoce, pero… supongo que eso ya te lo habrá contado, o lo habrás notado – asentí. Nos quedamos un rato callados mientras nos terminábamos la pizza y recordé algo.
-¿Mariah te ha llamado? – le pregunté.
-Em… - se rascó la nuca - ¡Ah sí! ¿Para ir esta tarde a la montaña, te refieres?
-Sí, ¿te apuntas? – le dije emocionada.
-Claro – sonrió.
Acabamos nuestra comida, y me dispuse a pagar.
-Eh – me llamó la atención Harry – no, no. Guarda eso – señaló el billete que había sacado de mi mochila.
-No voy a dejar que me pagues la comida, en serio – sonrió.
-La voy a pagar igualmente – le dio el dinero que ponía la cuenta a la camarera, la cual miraba embobada a Harry. Negué con la cabeza. Era testarudo al igual que Mariah.
Salimos de la cafetería y me paré en seco.
-¿Qué? – sonrió de medio lado, Harry.
-¿Por qué has pagado la comida? ¡No quería que la pagaras! – me quejé.
-Por que quería, y punto – me despeinó y siguió caminando. Bufé y aceleré el paso para situarme otra vez a su lado, y caminar juntos.
-Tenía dinero suficiente…
-Lo sé, pero ya sabes que has sido la única amiga que he tenido, una buena amiga, y si quiero pagarte la jodida comida, lo haré – sonreí con ternura. Harry se colocó bien el pelo y carraspeó la garganta mientras se sonrojaba.
-Harry eres un cielo, en serio – lo abracé de lado.