-Es mejo que aparques aquí – le dije señalado un descampado no muy lejos de la casa de mi madre.
-¿Seguro? – dijo Louis inspeccionando el lugar con la mirada.
-Tranquilo, no le pasará nada a tu querido coche – rodeé los ojos – es mejor que lo aparques aquí por que así no tienes que pagar parking – le expliqué.
-Me daría un ataque si le pasa algo a mi querido bebé – acarició el volante, exagerando. No le contesté nada.
Aparcó el coche y se calentó las manos restregándoselas un poco por la chaqueta.
-Veo que el coche recibe mas amor que yo – intenté sonar molesta, pero no sabía si lo había conseguido.
-¿Eso crees? – me miró Louis. Divertido.
-Puede ser – levanté los hombros.
-Ay que ver eh, enana – se acercó y me cogió las mejillas con las dos manos. Cerré los ojos y rocé su nariz con la mía – preciosa.
Acercó su cara a la mía y noté el roce de sus labios. Era delicioso como besaba. Besaba genial para mi poca experiencia. Rodeé su cuello, mientras el beso progresaba. Lentamente. Me separé, con los labios un poco hinchados.
-Sabes que eres a la única que quiero – sonreí y le di un corto beso en los labios.
Caminamos por unos diez minutos hasta llegar a la casa de mamá. Ella vivía sola. Sus relaciones no duraban mucho, y me preocupaba que estuviera sola. Yo quería que encontrara a alguien que la quisiera.
-¿Tienes ganas de verla? – me miró Louis, emocionado.
-Muchas – esbocé una sonrisa. Nerviosa.
-¿Crees que le gustará verme? – preguntó.
-Claro, ¿Por qué no? – fruncí el ceño extrañada.
-Su princesita, viene a casa con un chico... pobre y miserable – rió y le pegué en el hombro.
-No digas eso de ti mismo – le dije seria.
-Era broma, enana – seguía riendo – no te enfades.
-Me da igual que sea una broma. No me ha hecho gracia – dije molesta – yo te considero perfecto, y punto – me mordí el labio mientras miraba las casas vecinas a la de mi madre.
Eso si que había salido involuntariamente de mi boca.
Miré a Louis y me sonreí de oreja a oreja.
-Preciosa, eres jodidamente preciosa – besó suavemente mis labios.
-¡Mamá! – dije emocionada mientras la abrazaba. Ella me recibió con el mismo afecto.
-Mi niña, cada día más preciosa – me acarició el pelo y mi labio inferior temblaba. Oh por dios, estaba muy sensible - ¡Louis! – creo que no se había percatado de la presencia de Boo Bear.
-Grace – dijo en señal de saludo. Le cogió la mano y se la beso. Abrí los ojos mientras intentaba aguantar la risa.
-Oh – dijo mi madre asombrada – estás hecho todo un hombre, Tomlinson – Louis rió enseñándole a mi madre, aquella preciosa sonrisa de la cual estaba enamorada.
Pasamos a dentro. Como siempre, miraba todo con nostalgia. Acordándome de cuando era pequeña, cuando vivía aquí, cuando Louis y yo éramos mejores amigos, cuando vivía con mi mamá y no la añoraba tanto como ahora…
-Ha pasado mucho tiempo des de que no te veía Louis… - dijo mi madre mientras nos íbamos al pequeño jardín que tenía. Nos sentamos en un sofá con mantas polares. Oh sí, no me acordaba de que había ayudado a mamá a elegir todos estos muebles. Me tapé con una manta verde, mientras Louis se sentaba a mi lado otra vez, y se tapaba con una azul.
-Demasiado – dije.
-Nueve años – concretó.
-Los tienes contados, Louis – dijo mi madre, simpática. Él sonrió y asintió.
-Nueve años sin ver a (TN) – abrí los ojos y mi corazón se paró. Mi madre me miró y sonrió. Esa sonrisa la conocía. Era sonrisa de que ella sabía lo que yo estaba pensando. Mierda.
-Noto amor en el aire – oh mamá, por favor, no hagas esos comentarios - ¿ustedes dos… están juntos? – rodeé los ojos y me tapé más con la manta.
-Sí – contestó Louis. Seguro de sus palabras. Levanté la mirada y lo miré impresionada – estamos juntos – me sonrió.
-Aww – dijo sonriendo – adorable.
-Gracias, Grace – dijo Louis. Suspiré dejando salir todo el aire acumulado tras pasar esos nervios. Apoyé mi cabeza en la de Louis, y él, rodeó mis hombros. Notaba que mis ojos se iban cerrando, y me concentraba en el sonido de la respiración de Louis. Cómo su pecho subía y bajaba. Me acomodé un poco más, notando el calor de su cuerpo. Él, entrelazó nuestras manos por debajo de las mantas.