-¿Tienes la dirección de tu madre? – me preguntó Louis.
-Sí sí, la tengo – contesté entusiasmada.
-Está bien – me sonrió – nos quedamos un rato más aquí, y después le daremos una sorpresa a tu madre ¿vale? – acarició su nariz con la suya. Asentí, embobada.
-Gracias...- dije con un hilo de voz.
-No tienes que agradecerme nada, mi amor- me besó.
Louis y yo estábamos sentados en un sofá, mientras Sophie y Johanna en otro. Tomábamos una taza de té con algunas pastas. Afuera hacía mucho frío, incluso, creo que estaba nevando ligeramente, pero yo, no tenía frío. Louis me rodeaba con su brazo y yo apoyaba mi cabeza en su pecho.
-Hacéis muy buena pareja, chicos – dijo Johanna sonriendo.
-Oh em nosotros… - dije nerviosa.
-Gracias mamá – me interrumpió Louis.
Fruncí el ceño y sonreí para mis adentro. Louis daba por hecho que éramos una pareja… oh dios mío.
-¿Cómo va el trabajo, cielo? – preguntó Johannah.
-Muy bien, sigo trabajando de personal training – levantó un brazo e hizo fuerza para enseñar sus bíceps. Negué con la cabeza mientras reía.
-¿Sigues viviendo con…- se quedó pensativa unos segundos.
-¿Niall? – preguntó.
-¡Ese chico! ¿Aún seguís viviendo juntos?
-No, no - ¿Louis y Niall vivían juntos? – nos cansamos, cada uno necesitaba su espacio. Pero nos seguimos llevando igual de bien – Johanna le dedicó una cálida sonrisa.
-¿Sigues con… - la mirada de Louis cambió. Ahora, era seria.
-No…- agachó la cabeza su madre – no quiero saber nada de él, lo hemos dejado. Ahora solo me centro en Sophie.
-Me alegro mamá, en serio - ¿de quién estaban hablando? Por cierto… ¿Dónde estaba el padre de Louis?
Era momento de despedirse. Había llamado a mi madre, y estaba muy emocionada por verme. La última vez que la había ido a visitar fue hace tres meses.
-Muchas gracias por todo, Johannah – le sonreí ampliamente.
-De nada cariño, eres bienvenida cuando quieras ¿de acuerdo? – me abrazó y yo la envolví en mis brazos. Era muy cariñosa y amable. Se parecía a mi madre – y cuida de Louis… por favor – dijo un poco más seria – eres buena chica – me cogió la mano y me la apretó dulcemente.
-Lo haré… yo… le quiero mucho – notaba como el calor se apoderaba en mis mejillas.
-Eso ya lo veo, cariño – me despedí y me subí al coche. Esperé ahí dentro mientras Louis se despedía de su madre y su hermana. Miré por la ventana, no me podía aguantar las ganas de ver como Louis se despedía.
Él, abrazó fuertemente a Sophie, quien hizo un puchero y Louis le besó la frente. Después, Johannah miró dulcemente a Louis, el cual abrazó cerrando los ojos y hundiendo su cabeza en el oscuro pelo de su madre. Johannah, le acarició suavemente la espalda. Se separaron y ella tenía los ojos cristalizados. Me mordí el labio para evitar no emocionarme.
Louis se subió al coche y carraspeó la garganta. Me miró y me sonrió. Pude ver sus ojos húmedos.
-Mi amor… - me incorporé en el asiento y lo abracé. Escuché como intentaba calmar su respiración y como un suspiro se escapó de sus labios.
-Estoy bien… - susurró.
-¿Seguro? – lo miré a los ojos. Cerró los ojos un segundo y me cogió de la cara para besarme.
Louis echaba de menos a su madre y a su hermana. Esto estaba más que claro. Y me partió el alma verlo así de mal al despedirse. En ese momento era la cosa más vulnerable que mis ojos pudieran haber visto. Ver esos preciosos ojos verdes, ahora cristalizados, me había roto el corazón. No podía ver a Louis así… no podía ver a Boo Bear de esa forma.
Louis encendió el coche y empezamos a tomar rumbo hacia la casa de mi madre. Louis miraba serio hacia la carretera, y yo me sentía incómoda. Dudosa, coloqué mi mano encima de la suya.
-Estás muy serio… - dije con un hilo de voz.
-Lo siento, no era mi intención, estoy… en mi mundo – levantó los hombros.
-Te entiendo – me cogió la mano y besó mis nudillos. Sonreí.
-Eres preciosa, ¿lo sabías? – mis mejillas ya no podían estar mas rojas – por si no lo sabías ya te lo recuerdo yo – sonreí ampliamente y lo miré dulcemente - ¿Qué? – dijo vergonzoso.
-Tu sonrisa… - pausé – me encanta – mi tono de voz iba bajando a medido que pronunciaba cada palabra.
-Te comeré a besos luego – pausó – por que ahora estoy conduciendo que si no… - acarició mi muslo.