Hoy era martes, quedeba un día para la pelea y estaría entrenando con Harry, por si sucedía algo.
-Hola mi amor – escuché la voz dulce de (TN).
-Cielo, ¿Cómo estas? – le pregunté.
-Estoy nerviosa, cada vez falta poco para que me saque la carrera y pueda hacer la ceremonía de graduación – notaba el tono excitante de su voz – estarás ahí… ¿verdad? – dudó.
-¡Pues claro! ¿Acaso, piensas que me lo perdería? – levanté una ceja, como si ella pudiera verme.
-Eso espero, Louis…
-Ahí estaré mi amor.
-¿Nos vemos mañana? – preguntó.
-No…no puedo – las manos me empezeron a sudar.
-¿Por qué?
-Tengo que ir a Doncaster, a cuidar a mi hermana y he quedado con los chicos… ¿te parece quedar el jueves o… viernes? – esquivé el tema rapidamente. Me sentía como una verdadera mierda al haberle mentido, pero no me quedaba otro remedio…
-Oh… - sentí el tono de desilusión – por mi genial, cuando tu puedas mi amor – cerré los ojos apretandolos con fuerza. Era un inútil por mentirle, lo era…
-Lo siento, ya sabes que yo quiero estar contigo las 24 horas de día pero…
-Tranquilo – escuché su risita – he quedado con Mariah – me informó – te llamo mañana, ¿vale, Boo Bear? – sonreí bobamente.
-Vale, mi amor – pausé – te amo.
-Yo también – y colgamos.
Me sentía culpable por mentirle. Era una gilipollez lo que haría mañana, pero algo dentro de mí me pedía a gritos que asistiera.
-¿Qué tal, tío? – Harry me abrazó.
-Aquí estamos – sonreí debilmente - ¿y tu? – pregunté.
-Mejor que ayer… - bajó la mirada.
-No lo has vuelto a hacer… ¿verdad? – levanté una ceja y me tensé.
-No, no – me miró nervioso – no lo voy hacer nunca más, definitivamente – hizo gestos con las manos.
-Me alegro, hermano.
Toda la tarde la malgastamos en el gimnasio donde yo trabajaba así nos salía gratis la estancia ya que todo el mundo me conocía, y nos sería mas fácil a Harry a mi utilizar las máquinas. Después de una ducha rapida y arreglarnos cada uno se dirigió a su casa.
Me estiré en el sofá y la sensación de arrepentimiento volvía a mí. Yo la quería mucho y mentirle me había sentado mal…
Y… ¿y si se enteraba? ¿Cómo reaccionaría? No pude dormir durante toda la noche por la preocupación que rondaba mi cabeza y no hacía nada más que invertarme casos hipoteticos, si (TN) se entaraba de la verdad.
***
-Dios mio… - dijo Harry mirando por la ventana a medida que nos adentrabamos en ese antro.
Habíamos llegado al sitio de las peleas, donde antes esto era mi antigua casa. Me daba asco el recordar que hace tiempo, no mucho, yo formé parte de todo esto y mi “vida” dependía solamente si ganaba o no, en las peleas.
-Menos mal que he salido de esta mierda… - agarré el volante con fuerza y me tensé al ver que las peleas ya habían empezado.
Aparqué cuidadosamente el coche y nos bajamos de el.
-¿Estás nervioso? – me preguntó Harry palmeandome la espalda. Dándome su apoyo.
-Mucho… - a él no podía ocultarle absolutamente nada.
-No pasa nada hermano – lo miré fijamente y me dio un abrazo.
Nos acercamos al centro de la muchedumbre y ya había dos chicos partiendose la cara, literalmente. Me tensé y me entraron nauseas al ver tanta sangre y como de agresivos podían llegar a ser.
-Pero mira a quien tenemos aquí… - sentí una mano femenina apretar mi brazo. Me giré y era Carly. Lo que faltaba…
-Hola Carly – dije con asco.
-Cariño no pretendas que te doy asco, por que sabes que no es verdad – me guiñó un ojo y se acercó peligrosamente. Retrocedí bruscamente y me solté de su agarre.
-No me toques los cojones, Carly – le advertí, y ella solo pudo sonreír pícaramente mientras se mordía el labio.
-¡Louis Tomlinson! – gritó un nuevo “presentador” y bastantes chicos se giraron a mirarme – sí, tú, una leyenda – rodeó mis hombros con su brazo. Me sentía íncomodo, realmente la había cagado viniendo a este sitio.
-¿Qué pasa? – le pregunté sin entender nada.
-Te toca tío, demuestra que aún estás en forma – me palmeó la espalda y todos los chicos de mi alrededor empezaron a gritar mi nombre.
La adrenalina se apoderó de mi, y sentía como la sangre me hervía.
-Tu adversario sera… - miró a los alrededores.
-Frank – abrí los ojos y pude ver a Frank hacerse paso entre la multitud. El odio se apoderó de mi cuerpo y apreté los puños con fuerza. Noté la presencia de Harry y como me susurró “tranquilo, Louis…” pero no le hice el menor caso.
-¡Louis contra Frank, señores! – gritó aquel chico que me estaba poniendo de los nervios. Todos los imbéciles comenzaron a gritar y alguien me empujó al centro.
-Venga gilipollas, pelea por tu novia – apreté los puños y me saqué rapidamente la chaqueta tirandosela a Harry.
-Nombrala, y te mato, gilipollas – le grité.
-(TN) es una zorra, ya lo sabes – lo cogí del cuello de la chaqueta y le di el primer puñetazo bien dado. En toda la nariz.
