Cogí el vestido negro que había seleccionado para justamente esta noche y lo estiré en la cama, para poder ponerme las medias con facilidad.
-Mi amor, ¿Qué me pongo? – me giré a mirarle mientras seguía agarrando la toalla fuertemente a mi cuerpo - ¿esta camisa, o esta? – me levantó las dos opciones. La camisa negra era preciosa, y seguramente le quedaría genial.
-La negra – sonreí – seguro que te queda muy bien – bajé el tono, para que sonara pícaro.
-¿Tú crees? – sonrió de lado dejandome ver a ese Louis pícaro que me encantaba.
-Tampoco te lo creas tanto, que seguro hay chicos que están más buenos que tú en el pub… - me mordi el labio para no reír y lo miré con ojos brillantes.
-Y a lo mejor chicas mas guapas que tu… ¿no crees? – dijo Louis serio, mientras se abrochaba la camisa.
Éramos novios y aún no captaba mi ironía. Y que cuando la hacía servir no era para llegar a estos extremos.
Me coloqué el vestido en silencio y Louis se puso los pantalones. Salí de la habitación cogiendo un pequeño estuche de maquilla y dí un portazo. Me jodía que fuera así de crío.
Entré al baño y me dispuse a pintarme los ojos, con deliniador. Poco a poco se me aguaron por el simple hecho que era verdad lo que había dicho Louis. Yo no sería nada comparado con todas esas chicas con perfectos cuerpos y piernas esbeltas, con pechos grandes y causando tentación por todo el terreno que pisen con sus jodidos tacones… Me sequé una pequeña lágrima que caía de mi mejilla y se me corrió absolutamente todo el maquillaje. Mierda. Cogí un trozito de algodón y eliminé todo rastro de maquillaje que podría haber en mi mejilla, y quedó completamente nueva. Me volví a mirar al espejo y suspiré, tenía que aceptarme tal y como era…
-Cariño… - abrió lentamente la puerta, Louis. Lo miré por el espejo y aún se me notaban los ojos rojos.
-Me estaba maquillando, si no te importa… - deposité el lapiz de ojos sobre el lavamanos y lo miré, seria.
-¿Has llorado? – preguntó aún inmóbil en el marco de la puerta.
-No – le dije e ignoré su mirada, y cogí el colorete para esparcirlo ligeramente por mis mejillas.
-Sabes que tú eres la chica mas perfecta que existe, la que me tiene loco y la más preciosa de todas – se acercó y me alzó la barbilla.
-Tampoco exageres Louis, yo no soy nada comparado con muchísimas chicas que son preciosas – moví la cara y me alejé un paso de él – lo que decías era verdad así que…
-¿Así que, que? – me preguntó.
-Que lo dejamos así.
-Ni de coña – negó con la cabeza - ¿crees que dejaré que mi novia piense que es fea? – pausó – cuando en realidad, es la mujer mas sexy y hermosa que he visto nunca… - sonrió mientras mis ojos volvían a estar ligeramente húmedos – deja de desconfíar en ti, deja de desconfiar en que te amo y que lo eres todo para mí – sin darme cuenta volvía a estar abrazada a su cuerpo y a milímetros de saborear esos finos labios.
-Y-yo no desconfío… - tragué saliva – inseguridad – levanté los hombros.
-Pues que se vaya a la mierda la inseguridad – reí – te amo – no pude aguantar más, y ahora fui yo la que inició el beso.
-¡¡(TN)!! – gritó Mariah desde la otra punta de la calle. Me giré y la abracé como nunca.
Habían pasado dos semanas desde que no nos veíamos y la había extrañado muchísimo. Hablabamos por whatsapp, pero no era lo mismo que estar frente a frente y compartir aquellas noches en vela, que las pasabamos hablando y comiendo chocolate…
-Estas preciosa, tonta – me tocó ligeramente el pelo, que me lo había ondulado hechandole un poco de espuma.
-Sabes que tú mas – la volvi a abrazar - ¿Harry y tú seguís juntos? – pregunté intrigada.
-Sí… - se sonrojó – míralo, está ahí, con todos los demás tontos – reímos.
Nos dirigimos al grupo de chicos, Harry, Niall, Liam y Louis. Estaban todo a punto de entrar en el pub.
-¿Habéis felicitado al cumpleañero? – pregunté mientras rodeaba la cintura de Louis y me pegaba a él.
-Pues claro – dijo Niall con tono obvio – somos sus mejores amigos, ¿Qué crees? – sonrió y yo rodeé los ojos esbozando una sonrisa.
Entramos al pub y teníamos una zona chill out, que yo personalmente, había alquilado.
-¡Que pasa tío! – Liam le dio una palmada en la espalda a Louis.
-Yo no tenía ni idea de esto… - observó el lugar, asombrado.
-Y esto solo acaba de empezar – sonreí coqueta.
-Gracias mi amor, de verdad – Louis me cogió la cintura con una mano y me besó cortamente.
-¡Otra ronda! – gritó Harry, que tenía su brazo rodeando los hombros de Mariah. Ella lo miró y él le guiñó un ojo mientras enrojecía ligeramente.
-Se parecen a nosotros… - susurró Louis cerca de mi oído.
-¿Así de tontos nos vemos? – lo miré a los ojos mientras guardaba una sonrisa.
-Tontos no – rió – enamorados – me corrigió.
Todos nos encontrabamos sentados en la zona chill out bebiendo diferentes cokteles que ofrecía el pack que había pagado para la fiesta de Louis, cuando a continuación trajeron el pastel. Enorme y cuadrado pastel con muchas velas de distintos colores.
Empezamos a cantarle la típica canción y pude apreciar como Louis se volvía completamente rojo como un tomate. Oh dios que ricura.
-Felicidades hermano – lo abrazó Harry.
-Gracias tío, en serio – seguidamente Niall también lo abrazó.
-Muchas felicidades Tomlinson – chocaron puños con Liam.
-Gracias colega – sonrió.
-Felicidades mi amor – lo besé.
-Te lo juro que no puedo estar mas agradecido por como te has esforzado en todo esto – hizo un gesto con las manos generalizando todo el pub.
-Por ti, lo que sea Boo Bear – se asomó una pequeña sonrisa y besé rapidamente sus labios.
-Este regalito es de parte de Harry y mía – sonrió Mariah.
-No tenías por que regalarme nada…
-Claro que sí hermano, ¡abrelo! – le dijo Harry emocionado.
Desenvolvió el paquete rompiendo el papel y yo reí al ver que no tuvo la misma delicadeza al abrir los míos. Abrió la pequeña cajita y salió una pulsera de plata, que la encontraba jodidamente sexy.
-Me encanta – dijo Louis mientras se la colocaba.
-Este es de mi parte – dijo Niall mientras le pasaba una bolsa grande.
-Joder Horan, ¿Qué es esto? – rió Louis.
De la bolsa sacó unos calzonzillos, gorro y abrigo Kalvin Clein. Oh por dios, mi imaginación tenía vida propia…
-Bueno bueno que sexy… - soltó Harry.
-Este es mío – sonrió Liam.
-Ey tío, no tenías que molestarte – le palmeó la espalda. Del pequeño emboltorio sacó unas zapatillas, realmente bonitas.
-Hostia puta, que pasada de bambas – le brillaron los ojos – joder, en serio, no tendríais por que haberme regalado nada – bajó el tono de voz, a causa de su timidez.
-Por un hermano lo que haga falta – se abrazó con Niall.
-¿Y tu (TN)? – me preguntó Mariah.
-¿No le regalas nada a Louis? – arqueó una ceja, Harry.
-Ya se los di en casa – dije sin saber la consequencia de bromas que vendrían despues.
-¡uuuuuh! – gritaron los chicos y empezaron a hacer movimientos.
-¡Oh si Louis! ¡Este es tu regalo! – agudizó la voz Niall mientras Harry casi lloraba de la risa.
-No seais críos – reí avergonzada. Muy avergonzada.