Capítulo 52

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-Narra Louis-

-Está a punto de sufrir un ataque de ansiedad, y es mejor que se vaya a casa- abrí los ojos sin creerlo y mi mundo se paró. ¿Un ataque de ansiedad?

-Está bien, ahora mismo voy para allá. Gracias- colgué. Salí del gimnasio y me cambié a la velocidad de la luz.

-¿A dónde vas?- me preguntó Will. Mi jefe.

-Me pido el día, una emergencia. Lo siento tío- chocamos los puños y se despidió con un “está bien, tranquilo”.

Encendí el coche y me dirigí a su Universidad superando los límites de velocidad. Ahora solo me importaba ella.
Llegué y aparqué en el enorme parking. Apresuré el paso y toqué el timbre en secretaría.

-Vengo por (TN) (TuApellido)- ella me hizo firmar un papel y miré el lugar desesperado. Allí estaba. Con su mochila en los pies y mirando al suelo.

Me acerqué lentamente y le toqué el hombro. Me miró y se tiró a mis brazos. Apretándome con fuerza.

-Salgamos de aquí- seguía agarrada a mí, y abrazándome. Me puse la mochila en el hombro y le acaricié el pelo. 

Nos alejamos de la Universidad, y ya estábamos en frente del coche. Sentía la rápida respiración de (TN), y eso me dolía. 

-Ya está mi niña, estoy aquí- le acaricié el pelo. Me miró con los ojos rojos y su labio inferior tiritando. Estaba mal… realmente mal.

-No quería llamar a mi padre, ni a Lucy- se restregó sus manos por los ojos para secar las pequeñas lagrimas que se asomaban- lo siento.

-Estoy aquí para lo que necesites, y cuando me necesites- la besé suavemente- ¿Por qué te has puesto así?- entramos en el coche y una vez dentro, se giró para esperar mi respuesta.

-¿Tan mala reputación tienes?- abrí los ojos y fruncí el ceño- ¿en tantas peleas has estado para que ahora me caiga a mi tu mierda?- me preguntó enfadada. El pecho se me hacía pequeño.

-¿De que estas hablando?- pregunté confuso. No quería que le hicieran nada por mi culpa. No. Nunca.

-Casi todo el mundo sabe que estamos saliendo juntos- empezó a hablar- y no tengo ni puta idea de con cuantas personas te has peleado. Pero, estoy harta que la paguen conmigo- me miró, con dolor en sus ojos. No, joder. No podía verla así.

-¿Qué te han hecho?- respiraba lentamente para no alterarme. 

-No tiene importancia que lo vuelva a recordar- me miró.
-¡Si que tiene importancia!- le grite- ¡Joder (TN), dímelo!- mierda. (TN) estaba con los ojos húmedos. ¿Louis eres gilipollas o no puedes controlar tu puto temperamento?

Se bajó del coche, cogiendo su mochila y caminando lejos de mí. Dirigiéndose a la parada de autobuses. No, no, ¡no! 
Encendí el motor del coche y la seguí. Paré justo donde estaba ella y la cogí de los brazos.

-¡No se para que mierda te llamo, si lo que vas a hacer es enfadarte conmigo y gritarme!- apretó los labios para reprimir las lágrimas. Esta sensación es una mierda. Y el causante he sido yo. Por gilipollas.

-Lo-lo siento- miró al suelo. No quería mirarme a los ojos- (TN) mírame- la cogí de la barbilla obligándola a mirarme. Sus ojos estaban a punto de explotar en lágrimas. La había cagado- mi niña, lo siento mucho- le acaricié la mejilla. Pero se alejó. No, por favor.

-Sólo quiero irme a casa- su voz temblaba- lo único que no quiero hacer después de estar al borde de un ataque de ansiedad es discutir contigo- se subió al coche y me giró la cara mirando la ventana.

Me subí al coche seguido de ella, sintiendo un enorme nudo en la garganta y ganas de pegarme una patada en los huevos.

Llegamos a su casa y se bajó.

-Gracias- abrió la puerta- lo siento por molestarte, en serio- se dirigió a su casa mirando el suelo mientras sacaba las llaves. Apagué el motor y caminé detrás de ella. Le rodeé la cintura, hundiendo mi cabeza en su cuello y apretando los labios. Tenía ganas de llorar. ¿Yo? ¿Llorar? Por ella, seguro que tendría ganas.

(TN) me ignoró y abrió la puerta. Tiró la mochila al suelo y se giró. Me miró a los ojos. Yo los tenía húmedos al igual que ella. Escena digna de admirar.

-Lo siento mucho mi niña- no podía reprimir mis sentimientos. Y ella ahora mismo era lo mas preciado que tenía- Estoy aquí para lo que quieras. Por favor. Soy un gilipollas. Perdona me, mi amor.

Me abrazó, apretándome contra ella, casi sin dejarme respirar. 

-Louis eres lo único que tengo, por favor no me dejes- y ahora el dolor en el pecho se hacía mas grande. Ella tenía miedo de que la dejara, tenía miedo de que le fallara.

-No mi amor, no te voy a dejar. Te lo juro- me miró mordiéndose el labio a punto de llorar. ¿Cómo podía haberme enamorado de una persona tan rápido? Ni yo mismo lo sabía

-Te quiero- rodeó mi cuello besándome suavemente. Mi ritmo cardiaco iba demasiado rápido, pensaba que iba a tener un ataque. Acarició mi mejilla y contempló mis ojos esperando una respuesta.

-Y yo, mi amor- rocé su nariz y besé la punta- yo también te quiero- volví a besarla.

Boo Bear... ¿para siempre? (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora