-Gracias, tío – le dijo Harry a Louis.
-De nada, hermano – sonrió.
Los tres seguíamos en casa de Louis. Ya había oscurecido, a causa de que era pleno invierno, y hacía muchísimo frío.
-¿Diga? - contestó su móvil, Harry –sí, estoy bien, no te preocupes – se estiró en el sofá – tranquila… en serio – me miró y sonrió – tranquila cariño, mañana nos vemos y así podrás ver que estoy de una pieza ¿vale? – Rió negando con la cabeza – adiós princesa – colgó.
Yo lo miraba expectante al igual que Louis.
-¿Qué miráis? – dijo mientras se sonrojaba ligeramente.
-“Adiós princesa” – Louis imitó la voz de Harry.
-Cállate – le dio en el hombro – ya sabéis quien es… - me miró.
-¿Mariah? – levanté una ceja.
-Exactamente – sonrió.
-Uuuuh – Louis le dio un codazo. Harry negó con la cabeza mientras se levantaba.
-Bueno, tío, me voy – chocaron los puños y Harry se puso la chaqueta – tengo que estudiar para los exámenes que quedan…
-¿Quieres que te lleve en coche? – preguntó Louis una vez que ya estaban en la puerta.
-No tranquilo, estaré bien – salió de casa – además, vivo muy cerca, ya lo sabes – sonrió – adiós (TN) – caminé hacia él y lo abracé.
-Cuídate… - le sonreí y él asintió.
Louis cerró la puerta y me miró.
-¿Tienes que irte tu también? – me preguntó.
-Si te pillo en mal momento… mejor nos vemos mañana – dije tímida.
-No estaba haciendo nada interesante – me dijo seco. Lo sabía, se había puesto celoso… otra vez.
-Bonito – le rodeé la cintura y lo miré sonriendo – tenía que abrazar a Harry, era para despedirme… - le di un pico.
-¿Por qué me das explicaciones? – Se deshizo de mi agarre – yo no te he dicho que me digas nada – bufé y rodeé los ojos.
Cogí mi chaqueta y mi bufanda. Me enrollé la bufanda en el cuello y me apoyé en el marco de la puerta de su habitación.
-Me voy, Louis – me miró – no quiero estar aquí, si vas a estar así… - pausé - ¿nos vemos mañana?
-No, no, no – se acercó – perdona princesa – me rodeó la cintura – quédate – sonrió y yo copié su acción. No estaba enfadada, ni mucho menos… pero sabía que Louis se ponía así y era difícil de tratar.
-Eres muy tonto, Louis – rodeé su cuello.
-Ya lo sabes, tú tonto – me besó y me apretó contra él – estos pantalones te quedan genial – me dio una palmada en el trasero y yo reí – te hacen un culo…
-Tú no te quedas corto… - metí mis manos frías por dentro de su camiseta, notando su piel tibia y acariciando su espalda.
-Mmmhm – gimió Louis en mi cuello mientras hacía formas amorfas en su espalda – me relaja mucho, que me hagas eso – me besó.
-Pues te lo haré siempre que me lo pidas – le sonreí.
-Eres perfecta – me miró a los ojos, y yo comencé a ponerme nerviosa – que ricura, ¿estás nerviosa? – torció la cabeza.
-¡Para! – Le golpeé ligeramente el pecho - ¡no estoy nerviosa! – reí.
-Eres preciosa, madre mía – me acarició la mejilla - ¿sabías que me tienes locamente enamorado, verdad? – Negué con la cabeza mientras me mordía el labio inferior para evitar reír, de lo nerviosa que estaba - ¿ah no? – levantó una ceja, y yo rodeé mas su cuello, para quedar más cerca el uno del otro – yo creo que sí que lo sabías eh – besó mi nariz.
Llegué a casa, y me puse el pijama. Me senté en la cama con mis apuntes de derecho y empecé a repasar, para el último examen, antes de las vacaciones de Navidad.
Unos pequeños pasos al otro lado de la puerta, me desconcentraron.
-¿(TN)? ¿Estás despierta? – miré el reloj y eran las 3:00. Me levanté y abrí la puerta. Mike estaba con su pijama ya puesto, y un vaso de leche caliente.
-¿Qué haces despierto a estas horas? – fruncí el ceño.
-No puedo dormir… - bufé y lo cogí en brazos. Aparté los apuntes y lo metí en mi cama.
-¿Quieres dormir conmigo? – lo tapé. Él, asintió sonriendo – vale, pero primero bébete la leche – se incorporó en la cama, y de un trago, se acabó su leche. Sonreí.
Ya había estudiado suficiente. Llevaba tres semanas preparándome para estos exámenes finales, y la mayoría me habían ido bastante bien. Mañana era el último y el más importante. Así que necesitaba descansar.
Me estiré al lado de Mike, abrazándolo.
-¿Cómo te va en el colegeio? – le pregunté.
-Ya he salido de vacaciones – dijo contento – pero como ahora siempre estás con Louis y ocupada con la Universidad… no he tenido tiempo de contártelo – note pena en su voz, y eso no me gustó.
-Cariño, pero casi siempre estoy en casa, cada día, solo que soy mayor, y tengo otras responsabilidades… ¿entiendes? – besé su frente.
-Ya lo sé…
-¿Quieres que mañana por la tarde te lleve a la montaña? A lo mejor hay nieve… - sabía que Mike adoraba la nieve, y últimamente hacía muchísimo frío, así que seguramente, nevaría.
-¿En serio? – su tono de voz cambió a felicidad.
-En serio – le acaricié el pelo – ahora duérmete, los dos necesitamos descansar – le dije mientras me tapaba, aún más, con el edredón.
-Está bien – Mike se giró, pero aún seguía pegadito a mi – buenas noches, (TN).
-Buenos noches, pequeño – apagué la luz y cerré los ojos. Estaba muy cansada y había sido un día con muchísimo estrés.