Creo que Louis se había dormido pero yo seguía observando el techo, pensando en lo que acaba de hacer. No me arrepentía ni mucho menos, si no que, cada vez me daba cuenta de lo que Louis significaba para mí y lo mucho que lo amaba. Y eso en cierta parte me asustaba, no quería sufrir, no quería problemas. Hasta ahora no los habíamos tenido y así esperaba que fuera toda nuestra relación.
-¿Por qué no duermes? – me sobresaltó la voz de Louis. La habitación estaba completamente oscura, así que no divisaba su silueta, ni nada.
-Si que estaba durmiendo… - mentí.
-No, yo se que no. Cuando duermes te acurrucas en mí, y tu respiración es muy lenta. En cambio ahora estabas lejos de mí, no lo estabas mas por que la cama no era más grande – noté el tono de risa en su tono pero también molestia.
-No seas tonto Louis – reí. Hubo unos segundos de silencio, y yo apretaba ligeramente el edredón contra mí. Tenía frío.
-Te arrepientes de haberlo hecho… - soltó como una bomba. Abrí los ojos en la oscuridad, sorprendida por lo que había dicho – lo sé, te arrepientes de haberlo hecho conmigo – se sentó en la cama, apoyando sus codos en sus piernas, mientras a mí me daba la espalda. No… él no puede pensar semejante tontería.
-¿Cómo puedes decir eso? – le pregunté – yo no me arrepiento, al contrario, es la mejor decisión que he podido tomar, es solo que estaba pensativa y punto – le aclaré. Le iba a abrazar por la espalda pero se levantó.
-Siempre la cago – se pasó los dedos entre el pelo, frustado – nunca hago nada bien, joder – caminó nervioso por la habitación.
-Deja de decir gilipolleces Louis – le dije seria. Miré el reloj, y eran las 3:00 am.
-Ya es que ni hacerle el amor a mi novia, joder – la voz se le quebraba – no… no vaya mierda – le temblaba la voz. Me levanté rapidamente de la cama, con un nudo en la garganta y corrí a abrazarle. Nunca lo había visto de esa forma. Decepcionado y enfadado consigo mismo.
-Louis – le llamé – mi amor, eres lo mejor que me ha podido pasar en la vida ¿entiendes? Y… entiendeme lo acabo de hacer, no pretenderas que esté como si nada. Solo estaba pensando en ello. No me arrepiento, de nada – le dije mientras le miraba a los ojos. Louis había encendido la luz de la habitación, y ahora si podía verlo con claridad.
-Te amo, mi vida – me cogió las mejillas – no quiero perderte – pegó su frente a la mia – nunca. Por que si eso sucede, te lo juro que no podré vivir. En serio – instantaneamente mis ojos se humedecieron y empezaron a picar. Mi labio inferior empezó a tiritar ligeramente y entrelacé mis manos rodeando su cuello – no me llores eh princesita mía – sonrió. Cerré los ojos y junté mis labios con los suyos.
Esto debía ser un sueño. En la vida real no existen chicos así. Que alguien me despierte, por favor. A veces he pensado si en todo esto, hay alguna trampa, pero nunca he podido hayarla. Le amo, como a nadie, y como nunca amaré a nadie.
-Te amo, preciosa – susurró en mis labios.
-Y yo, lo sabes de sobra… - hice un puchero y lo abracé.
-Es que… no sé, me rayé mucho… - me acarició la espalda. No me había dado cuenta pero yo solo estaba rodeada con la sabana, mientras Louis solamente estaba con sus boxers, dios mio…
-No dudes nunca ¿vale? – lo miré. Asintió sonriendo. Se acercó y me besó lentamente.
Me desperté y lo primero que vi fue a Louis estirado a mi lado, roncando ligeramente y rodeandome con su brazo. Sonreí atontada mientras le daba un beso en el antebrazo, que me rodeaba. Entrelacé su mano con la mía y le besé los nudillos. Este hombre era perfecto, no le encontraba ningun defecto. Solamente sabía que él me hacía feliz, yq que nadie en el mundo podría sacarme una sonrisa tan verdadera como él, que nadie podría hacer que mi corazón se acelerase tanto como cuando lo veo, y se perfectamente que nadie besa como él…
-Buenos días cielo – dijo con la voz ronca y medio adormilada. Sonreí por lo sexy que le hbaía salido, y me excitó al instante.
-Hola mi amor – le di un beso en los labios.
-Tengo mucha hambre… - me miró - ¿vamos a desyunar? – asentí. Me incorporé en la cama y Louis copió mi acción.
Me levanté y me puse una camiseta suya, y mi ropa interior. Su ropa era la más cómoda del mundo.
-Mhhmmm ese culito… - dio una palmada a mi trasero y yo ahogué un grito – es mío, solamente mío. Por que tú eres mía y de nadie mas, ¿vale? – se levantó y de un tirón me cogió de la icntura para atraerme hacia él. Lo miré embobada.
Era precioso, hermoso, de otro mundo. Esos ojos verdes me hipnotizaban. Asentí distraida, y volví a saborear esos labios carnosos y rosas a los que Louis me tenía tan mal acostumbrada.
-He encargado esta caja de donuts, por que me daba mucha pereza cocinar – sonrió como un niño pequeño.
-Louis podría habre preparado el desayuno yo… - dije mientras abría, despacio, la caja. Quedé asombrada por la cantidad de donuts que había. Eran 12, y todos y cada uno de distintos colores y con toppings diferentes…
-Se que te han gustado, no me engañes – me rodeó la cintura – feliz aniversario mi amor – me besó en el oído – se que nuestra fecha oficial fue esta semana, pero ahora que te tengo para mí solito, quiero dartelo todo – me giré y apoyé mis manos en su pecho mientras él me rodeaba la cintura – se que solo llevamos un mes, pero es uno de los mejores meses de mi vida – pego su frente a la mía.
-Boo Bear me harás llorar otra vez… - le dije con un hilo de voz mientras mis ojos se humedecían – espero que este mes no sea el último – dije sonriendo.
-No lo será – dijo Louis serio – te lo juro – me apretó contra él.
Nos sentamos en el sofá, el uno pegadito al otro, tapados con una manta gruesa y comiendo los donuts mientras veíamos la televisión.
-¿Has probado este, (TN)? – me dijo señalando el donut que tenía entre sus manos.
-No, ¿a que sabe? – pregunté.
-Está delicioso, toma – me lo acercó y le di un mordisco. Mhhmm. Delicioso. Louis tenía razón, como siempre. Sabía a chocolate con una mezcla de vainilla… oh dios mío era el paraíso.
-Esta riquísimo – me brillaron los ojos.
-Toma – me lo dio.
-Te lo estabas comiendo tú, Louis – reí.
-¿Y? Ahora te lo doy a ti, mi amor – lo cogí ruborizada y le sonreí mientras apoyaba mi cabeza en su hombro.
Dejé la caja de donuts en la mesita y agarré del pelo a Louis, para que me besara. Le mordí el labio y sentí su respiración chocando en mi boca. Su aliento mexclandose con el mío… hasta que algo vibró.
-Joder… - murmuró mientras se sacaba el móvil del bolsillo de mala gana.
Yo me lamí los labios y Louis se levantó del sofá.
-Harry, mira que eres inoportuno joder… - se quejó Louis mientras caminaba hacia la terraza.