-Boo Bear…- le dije una vez ya separados. Quité las manos de dentro de su chaqueta y mire al suelo.
-Dime.
-¿Por qué has hecho eso?- le pregunte enfadada, no sé por que.
-¿Por qué he hecho el qué?- me respondió con otra pregunta.
-El beso, por que me has dado un beso.- tenía ganas de llorar, ¿raro, verdad?
-Por que quería, ¿o aún eres muy pequeña para entenderlo?- ¿Qué le pasaba? ¿Por qué se volvía tan estúpido de repente?
-No soy pequeña, tengo 8 años.- le repliqué.
-Y yo 13, enana.- me miró a los ojos.- ¿Acaso no sientes nada por mi?- me preguntó mirándome a los ojos.
-Ahora creo que si… Nunca había sentido algo tan raro cómo esto.- volví a mirar al suelo, no tenía valor suficiente para mirarle a sus pequeños ojos.
-Yo si, creo que te quiero (TN).- suspiró y siguió hablando.- ya sé que somos pequeños, pero el amor no tiene edad ¿verdad?- preguntó mientras me acariciaba la mejilla.
-Verdad.- le sonreí tímidamente, y volvió a darme otro pequeño beso apretando sus labios contra los míos.
Nos pasamos toda la tarde, en el salón de su casa, comimos una pequeña tarta de chocolate que arriba habían dos velas, una con un 1, y otra con un 3, los años que Boo Bear había cumplido. Vimos una película, y toda me la pasé abrazada a Louis, bueno, era él quien me abrazaba y yo estaba acurrucada en él cómo un pequeño bebé. La fiesta de cumple años se acabó, y yo estaba sentada en el porche esperando a que llegara mi mamá a recogerme. Se sentó Boo Bear a mi lado, y tenia un trozo de tarta en la nariz, y le costaba respirar.
-¿Por qué estas tan cansado?- le pregunté preocupada.
-Acabo de tener una pelea de pastel con Michael, es un idiota.- rió sin ganas.
-Tienes un trozo de tarta en la nariz.- con mi dedo índice se lo iba a quitar, pero él me agarró la mano y me miró a los ojos.
-Con la boca.- me ordenó.
-¿Qué?- le pregunté desorientada.
-Que me lo quites con la boca, (TN).- me miró a los ojos y sonrió. Poco a poco, me acerqué a él, y besé la punta de su nariz, quitando cualquier rastro de pastel que pudiera haber. Noté su respiración dificultosa y me aparté muy rápidamente.
-¿Mejor?- reí tontamente.
-Sí, enana.- nos fundimos en un abrazo hasta que fuimos interrumpidos por la tos de mi madre.
-Oh, tu madre ya está aquí.- me dijo mientras se separaba de nuestro abrazo y se levantaba y sonreía a mi madre.
-Hola Señora Frederick, ¿cómo está?- le preguntó Louis, nervioso, a mi madre.
-Muy bien.- ella, estaba reprimiendo una risa.- felicidades Louis, espero que te lo hayas pasado muy bien en tu fiesta.- le sonrió y me cogió de la mano.
-Muchas gracias.- se dirigió a mi madre.
-Hasta la próxima, criaturita.- se despidió mamá.
-Adiós Señora Frederick, adiós (TN).- mamá y yo nos giramos y caminamos dándole la espalda, ya era tarde y tenía que irme a casa. Al girar la esquina, volví a mirar su casa por última vez, y vi cómo me lanzaba un beso con su pequeña mano. Aquel gesto, me hizo sonreír todo el camino a casa.
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