Escapada a la ciudad

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Hola *w* esta semana no pude subir el capítulo el sábado T^T y dudo que pueda tener tiempo entre semana así que aunque sea más corto de lo normal aquí traigo el nuevo capítulo y ya os compensaré la semana que viene :)

Quinto capítulo

Escapada a la ciudad

Era un día soleado, lo cual era bastante normal en la ciudad pero este parecía ser algo prometedor. Hijikata se encontraba revisando una mercancía que acababa de llegar a palacio cuando sintió una extraña presencia a sus espaldas, así que tomando precauciones, decidió dar un paso a la izquierda justo segundos antes de que una flecha pasara rozando su mejilla. Al girarse para descubrir al autor de aquel intento de asesinato, aunque ya imaginaba quien sería, se encontró al príncipe que lo miraba aburrido.

- Lástima, fallé - dijo mientras apoyaba su arco en el hombro

- Es muy temprano para que empieces con tus intentos de asesinato - añadió el hombre mientras desviaba su atención nuevamente a la mercancía

- Es que es lo único divertido en el castillo y por culpa del naufragio no me dejan volver al mar - se quejó Sougo mientras jugaba con el arco estirando y soltando la cuerda

- La verdadera lástima es que no te hundieras con el barco, al menos así tendría tranquilidad - murmuró el mayor logrando que el príncipe no lo escuchara

- Supongo que lo mejor será que salga a mezclarme entre el pueblo - dijo Sougo ignorando al hombre

- Querrás decir ir a dormir la siesta en algún lugar donde no debas hacer papeleo y puedas ligar con alguna mujer - añadió Hijikata

- Lo haces sonar aburrido - se quejó el menor

- No puedo dejarte ir solo y no tengo ni tiempo ni ganas de acompañarte así que te quedarás aquí - sentenció el guardaespaldas

- ¿Desde cuando te hago caso? - preguntó Sougo molesto y desafiándole con la mirada - Haré lo que quiera como siempre -

Hijikata estuvo a punto de replicar cuando una estúpida y a la vez conocida risa les llamó la atención.

- Sougo creo que perdí mi espada ¿Puedo llevarme la tuya? - preguntó Sakamoto sin reconocer el aura de la situación

- Entonces me lo llevaré a él - señaló Sougo creyéndose victorioso

- Cuando me refería a que fueras con alguien, quería decir un adulto responsable y "eso" no es ninguna de ambas, a veces dudo hasta que sea humano por su nivel de estupidez - añadió Hijikata

- Pero si algo sucede pienso abandonarlo y así salvar mi trasero - explicó Sougo orgulloso de su plan maestro

- AHAHA chicos ¿Sabéis que os estoy escuchando? Me siento herido - añadió Sakamoto

Media hora más tarde, Hijikata acabo permitiendo que Sougo hiciera lo que quisiera pues ya no lo soportaba más y Sakamoto fue obligado a acompañar a Sougo contra su propia voluntad.

- Yo solo quería una espada y en su lugar me insultan en mi presencia y después me ignoran - se quejó Sakamoto mientras seguía al príncipe por las calles de la ciudad

- Ya deja de hacer tanto drama , te compraré una estúpida espada si así te callas por un rato - dijo Sougo harto pero al ver la gran sonrisa de Sakamoto se arrepintió

- Que sean diez, ya sabes por las molestias - añadió Sakamoto con una sonrisa de superioridad

- Eres un maldito estafador - dijo Sougo molesto

- AHAHA en eso consisten los negocios amigo mío - añadió Sakamoto mientras comenzaba a buscar alguna tienda interesante que vendiera espadas bastante caras, total Sougo sería el que pagará por ellas

Mientras el par de chicos seguía en la ciudad sin tener ni una idea de las desgracias que se les avecinaban, el par de desgracias también llamadas Kagura y Mutsu se dirigían hacía la ciudad maravilladas por todo lo nuevo que veían.

Todo era tan colorido y alegre que no sabían donde mirar o que hacer primero, parecía haber un mercado y muchas personas ofrecían sus productos pegando gritos, lo cual las confundía un poco pero parecía ser realmente divertido para ellas. Había tantos extraños objetos que nunca antes habían visto, tantas comidas que parecían apetitosas, vegetación que nunca antes habían podido siquiera imaginar o telas de colores tan brillantes que parecían opacar al sol. Era todo tan nuevo que casi se sentían sofocadas ante aquel mundo tan diferente al propio, las personas reían, los niños corrían por las calles y algunos tocaban maravillosas melodías. Las jóvenes querían ver todo con detalle, aprender todo lo posible y así cuando volvieran al océano tener la certeza de que su viaje mereció la pena, que no fue en vano arriesgarse en aquel extraño viaje que probablemente tantos problemas les causaría si llegase a descubrirse.

Continuará

Hasta aquí el capítulo, espero que os gustara :)

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