Un paso hacia delante

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Lo primero de todo es que ya soy libre de dos exámenes importantes xD solo me faltan dos más y lo segundo es agradecer por vuestra comprensión por lo de la semana pasada :)

Cuadragésimo capítulo

Un paso hacia delante

Mitsuba admiraba los puestos y la alegría de las personas, todos parecían felices con cualquier pequeña cosa y eso era algo que admiraba, como las personas podían mostrar tal fortaleza. La joven no se consideraba alguien fuerte, además de que sentía que muchas personas la protegían como si de un frágil cristal se tratase. Por eso mismo admiraba a las personas que se levantaban por si mismas y se defendían solas.

Lo que la chica no sabía, es que era esa precisa fortaleza que ella creía carecer, lo que a Hijikata le gustaba tanto. El hombre admiraba como a pesar de todo lo malo que había vivido, ella seguía igual de inocente y alegre, tal y como si nada fuese capaz de cambiar eso en ella y eso era algo que le encantaba.

Cuando eran más jóvenes, Hijikata creía que Mitsuba era un hada, lo cual ahora le avergüenza recordar, pues ella parecía emitir un tipo de luz diferente, algo que al hombre le recordaba a un mundo de fantasía. Aunque aquello era ridículo, pero igualmente guardaba esos pensamientos en lo profundo de su corazón.

- Me gustaría saber en que piensas - pidió la joven con una gran sonrisa

- Nada - mintió el hombre mientras desviaba la mirada

- Pues como sigas pensando en "nada" te saldrán arrugas - bromeó la joven

Hijikata solo pudo fruncir aun más el ceño, cada vez que escuchaba la risa de la joven algo dentro suyo parecía cobrar vida y no le gustaba nada esa sensación.

- ¿Y en que piensa usted? - preguntó Hijikata sintiendo curiosidad

Nuevamente Mitsuba se enfadó por la manera respetuosa en la que el joven se refería a ella, pero por más que lo regañaba nada lo hacía cambiar de parecer.

- La verdad es que siento un poco de envidia de los ciudadanos, ellos pueden ser lo que quieren y enamorarse o vivir su vida libremente, es una manera hermosa de vivir ¿No crees? - preguntó la joven con melancolía

- La vida en el palacio es mejor y allí es mucho más seguro que aquí - explicó Hijikata mientras intentaba ignorar la palabra enamorarse

- Pero allí me siento un poco inútil, todos se preocupan por mi y no me permiten hacer nada - se quejó la mujer

- Usted es alguien muy importante y por eso- quiso explicar Hijikata

- ¿Lo soy para ti? - preguntó Mitsuba mientras abandonaba su típica sonrisa

Aquella pregunta lo pilló desprevenido, no la había esperado en ese momento y probablemente tampoco en diez años. No tenía sus defensas puestas y se sintió como un niño pequeño al que sus padres interrogan para saber si rompió su jarrón favorito.

Hijikata suspiró e intentó así tranquilizarse, para después dar una respuesta sincera pero aun así lo suficiente ambigua como para no destrozar su relación.

- Eres la reina, es obvio que eres importante y mi deber es protegerte - explicó el hombre

- No me refiero a eso, llevo años esperando algo, un avance o una señal, algo que me demuestre que no es todo imaginación mía, que realmente hay algo entre nosotros - confesó Mitsuba mientras perdía su aire tranquilo e inocente por unos minutos

Hijikata estaba seguro, da igual lo que sucediese en ese momento ya no habría marcha atrás, su relación jamás volvería a ser la misma. Dispuesto a mentir y rechazar al amor de su vida, recordó las palabras del difunto rey, aquellas en las que le había ofrecido a su hija cuando eran jóvenes. Si el rey estaba de acuerdo y ambos se amaban, ¿Qué era lo que realmente le detenía de ser feliz?, ¿La culpa por lo ocurrido aquella trágica noche?, ¿La diferencia entre sus estatus sociales?, ¿O el miedo de arrebatarle a Sougo lo único que le quedaba de familia?. No estaba seguro de ello, pero al ver los ojos brillantes y expectantes de la joven no pudo evitar sonreír, por un rato podía irse todo a la mierda.

- No son imaginaciones tuyas, te protegeré arriesgando mi vida si hace falta y eso es no es por obligación, te amo y se que eso está mal, que mis sentimientos no valen nada y no tengo nada además de mi vida para ofrecerte - confesó finalmente Hijikata todos esos sentimientos que le preocupaban desde hace años

Mitsuba no pudo más y dejó salir todo, sus lágrimas bajaban por sus mejillas sin poderlo controlar, pero para Hijikata eso no parecía una buena señal.

- Lo siento, siento haberte hecho llorar - se disculpó el hombre mientras limpiaba las lágrimas con su mano derecha

Y al ver que Hijikata no comprendía la situación, Mitsuba se vio obligada a ponerse de puntillas y besarlo, demostrándole así que todo estaba bien y que sus sentimientos eran recíprocos.

- Te amo - susurró la joven cuando sus labios se separaron

Hijikata podía competir con un tomate y no sabía que hacer en ese tipo de situación, se sentía un pez fuera del agua, pero por suerte su salvavidas era cierta joven que jamás lo dejaría ahogarse.

- ¿Estas segura de esto? - preguntó el hombre mientras intentaba juntar todo su autocontrol restante - Soy un completo imbécil, tu hermano me odia y prefiero pasar el rato entrenando o con mi espada -

En lugar de sorprenderse ante aquella confesión, Mitsuba solo pudo sonreír aun más feliz, aquello solo sonaba como puntos positivos para ella.

- Te conozco desde que eramos niños, ¿Realmente crees que no sabía todo eso? Además de que no me importa, yo te quiero tal y como eres y sé que incluso tus pequeños defectos forman parte de lo que eres y por eso te amo - confesó la mujer

- No estoy seguro de que hice para merecerte, pero probablemente haya gastado toda mi suerte en esta vida así que pienso disfrutarla hasta el final - añadió Hijikata con una sonrisa mientras sujetaba a la joven de la cintura y la atraía hacía su cuerpo

Sougo lo mataría, de eso estaba seguro pero no pensaba dejar escapar más su felicidad, nunca más. Ya había tenido suficiente de contener sus sentimientos, de sentir que no merecía ser feliz, que su felicidad no era algo que fuese a obtener fácilmente.

Sin querer pensar más en ello, besó a su amada, cerrando los ojos y dejándose llevar por aquellos sentimientos.

Si hubiese mantenido los ojos abiertos probablemente hubiese visto la figura de ojos rojos que los observaba con una gran sonrisa justo antes de poder desvanecerse en la luz para poder descansar por fin en paz. Sus hijos finalmente eran felices.

En algún lugar bastante alejado, una joven sirena estornudó.

- ¿Estas resfriada? - preguntó Mutsu preocupada

- No, creo que estaban hablando de mi y de emparejarme - explicó Kagura

- ¿De que tonterías hablas? - preguntó la mayor confundida

- No digo tonterías, lo único raro aquí es que una pareja secundaria avance en apenas un capítulo y eso que se supone que yo so la protagonista de todo esto - se quejó la joven

- Kagura, creo que el sol te está afectando, lo mejor será que busquemos un lugar para resguardarnos antes de que te dé una insolación o algo peor - sugirió Mutsu

- No es una insolación, solo digo la verdad - intentó explicarse la joven pero fue ignorada

Kagura estaba comenzando a hartarse de ser tratada como una loca por todos, incluso su querida hermana no creía en sus sabias palabras. Pero todo cambiaría una vez que encontrasen a la bestia, todos se inclinarían ante ella y su gran sabiduría, quién sabe, probablemente hasta la nombraban reina de todo y le ofrecían comida día y noche. No sonaba nada mal.

Y de esa manera Kagura era arrastrada todo el camino mientras pensaba en la comida que se comería y las primeras órdenes que pensaba dar como reina y señora de todo. Era un buen sueño.

Continuará

Espero que os haya gustado :) quería hacer algo bonito y de paso recompensar por lo de la semana pasada :( la verdad es que estaba bastante estresada pero por suerte ya pude escribir un capítulo de verdad xD

Perlas del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora