Asesinato con testigos

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Hola *w* hoy subo el capítulo en viernes porque no tendré tiempo mañana xD así que podéis leerlo un día antes

Vigésimo cuarto capítulo

Asesinato con testigos

- ¡¿Qué le hiciste a mi hermana?! - preguntó Mutsu mientras lo miraba con odio

Y a Sougo no le hizo falta nada más para saber que estaba jodido, nada de lo que hiciese o dijese podría calmar a la furia y los ojos de la chica parecían anunciarle una muerte lenta y dolorosa. Al joven solo le quedaba una opción, correr.

Da igual la situación, Sougo jamás había huido de algo pero siempre hay una primera vez para todo y pensaba utilizarla, así que intentando escapar se dirigió hacia la puerta pero cuando estuvo a punto de atravesarla, chocó con algo o mejor dicho alguien.

- Estas pálido - dijo Sakamoto sin comprender la situación - ¿Estáis jugando al escondite? -

Perdiendo todo su orgullo, Sougo se escondió tras Sakamoto, con la certeza de que mientras la chica estuviese matando al mayor, tendría tiempo para huir.

- Sakamoto, no te metas - ordenó Mutsu de muy mal humor y sin perder de vista a Sougo

El mayor pudo darse cuenta del mal humor de Mutsu y supo con certeza de que si no intervenía Sougo acabaría muerto.

- No se que ocurre, pero podemos buscar una solución a esto - añadió Sakamoto intentando calmar los ánimos

- Yo tengo una solución, voy a matarlo - dijo Mutsu cada vez más enfadada

- Mutsu, se que estas enfadada pero primero deberías oír su versión de los hechos y si en verdad es lo que parece yo mismo te ayudaré a matarlo - prometió Sakamoto

- Creí que no te gustaba la violencia - añadió Mutsu confundida

- Y la odio, pero no pienso dejar que te encargues tu sola del problema, para eso están los amigos - explicó el chico

Mutsu no sabía que decir o hacer, confiar en las personas no era uno de sus puntos fuertes pero el chico las había ayudado en varias ocasiones y parecía ser completamente serio, así que no debería desconfiar ¿No?.

- Tienes un minuto - concedió la joven no muy segura de sus actos

Sougo explicó todo como si la vida le fuese en ello y en cierta parte era verdad, cuando acabó de contarlo tragó saliva y esperó al veredicto de la chica.

A Mutsu el hecho de que Kagura se resbaló le pareció posible, después de todo hacía poco que tenían piernas. Pero cuando estaba a punto de dar su opinión, Kagura despertó con un grito.

- ¿Donde están mis algas? - gritó la chica medio dormida

Sin importarle por primera vez lo que había dicho, Mutsu fue y la abrazó, sorprendiendo así a los presentes e incluso a la chica misma.

- ¿Mucchi? - preguntó Kagura confundida

- No vuelvas a pegarme esos sustos, creí que el idiota te había maltratado - añadió Mutsu preocupada

- Qué va, eso es una historia graciosa, resulta que me resbalé y me hice daño con algo de hierro - explicó la chica sin tomar le importancia

Mutsu aprovechó para mirar su herida, pero a los segundos palideció. Las sirenas se curaban rápidamente de sus heridas, pero la herida de Kagura parecía estar dejando una cicatriz en su brazo. Aquello no sería problemático si no tuviesen un padre loco y sobreprotector que creía erróneamente que sus hijas estaban fuera de peligro en casa de la amiga de la menor. Si Umibozu se enteraba de la cicatriz de Kagura y de lo que estaban haciendo las encerraría de por vida y eso daba bastante miedo.

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